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Daniel 10:8 - Palabra de Dios para ti 2022

8 Yo quedé solo y vi esta gran visión. No quedó fuerza en mí, porque mi vigor se cambió en fragilidad. Me quedé sin vigor.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

8 Quedé, pues, yo solo, y vi esta gran visión, y no quedó fuerza en mí, antes mi fuerza se cambió en desfallecimiento, y no tuve vigor alguno.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

8 De modo que quedé allí solo para contemplar tan sorprendente visión. Las fuerzas me abandonaron, mi rostro se volvió mortalmente pálido y me sentí muy débil.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

8 Seguí contemplando solo esa gran visión. Estaba sin fuerzas, mi rostro había cambiado de color y perdí el control de todos mis sentidos.

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La Biblia Textual 3a Edicion

8 Quedé, pues, yo solo, y vi esta gran visión, y no quedó fuerza en mí, antes mi fuerza se cambió en abatimiento, y no tuve vigor alguno.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

8 Me quedé yo solo contemplando esta gran visión; pero me fallaron las fuerzas, se me desfiguró el rostro y perdí el vigor.

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Daniel 10:8
15 Referans Kwoze  

Cuando pasó Peni-ʼEl, salió el sol, y cojeaba por causa de su muslo.


Y Moisés dijo: Me desviaré y observaré esta gran aparición. Por qué no se consume la zarza.


Pero ciertamente uno que parecía un ser humano tocó mis labios. Entonces abrí mi boca y hablé, y dije al que estaba delante de mí: ʼadón mío, a causa de la visión me vinieron dolores y no retuve fuerza.


¿Cómo puede el esclavo de mi ʼadón hablar con mi ʼadón? Porque en cuanto a mí, ahora mismo no me queda fuerza ni aliento.


En este punto terminó la revelación. En cuanto a mí, Daniel, mis pensamientos me alarmaron muchísimo y mi semblante palideció, pero guardé el asunto en mi corazón.


Y yo, Daniel, quedé quebrantado y estuve enfermo algunos días. Luego me levanté y atendí los negocios del rey, pero estaba espantado a causa de la visión. No la entendía.


Lo vi encendido en cólera. Fue hasta el carnero, lo acometió y rompió sus dos cuernos. El carnero no tuvo fuerzas para enfrentarse a él. Por tanto lo derribó a tierra, lo pisoteó, y no hubo quien librara al carnero de su poder.


Escuché y se conmovieron mis órganos internos. A su voz temblaron mis labios. Pudrición entró en mis huesos Y dentro de mí me estremezco. Pero debo estar tranquilo el día de la adversidad, Cuando suba el pueblo que nos invadirá con sus tropas.


Los discípulos, al oír esto, cayeron sobre sus rostros y se atemorizaron muchísimo.


Porque no sabía qué decir, pues estaban aterrorizados.


Ciertamente llegó la hora cuando serán esparcidos cada uno por su lado y me dejarán solo. Aunque no estoy solo, porque el Padre está conmigo.


y de la extraordinaria índole de las revelaciones. Por tanto, para que no me enaltezca, me fue dado un aguijón en el cuerpo, un mensajero de Satanás que me golpea la cara, a fin de que no me enaltezca.


Cuando lo vi, caí como muerto a sus pies. Pero Él colocó su mano derecha sobre mí y dijo: No temas. Yo soy el Primero y el Último,


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