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Apocalipsis 2:23 - Palabra de Dios para ti 2022

23 A sus hijos mataré con pestilencia. Todas las iglesias sabrán que Yo soy el que escudriña el aspecto más íntimo de la personalidad y los corazones, y les daré a cada uno de ustedes según sus obras.

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Biblia Reina Valera 1960

23 Y a sus hijos heriré de muerte, y todas las iglesias sabrán que yo soy el que escudriña la mente y el corazón; y os daré a cada uno según vuestras obras.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

23 Heriré de muerte a sus hijos. Entonces todas las iglesias sabrán que yo soy el que examina los pensamientos y las intenciones de cada persona. Y le daré a cada uno de ustedes lo que se merezca.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

23 A sus hijos los heriré de muerte; así entenderán todas las Iglesias que yo soy el que escudriña el corazón y la mente, dando a cada uno según sus obras.

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La Biblia Textual 3a Edicion

23 y a sus hijos mataré con mala muerte,° y todas las iglesias conocerán que Yo soy el que escudriña riñones y corazones,° y os daré a cada uno de vosotros conforme a vuestras obras.°

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

23 A sus hijos los mataré sin remisión, y conocerán todas las Iglesias que soy yo quien escruta los corazones y las entrañas. Yo os daré a cada uno de vosotros según sus obras.

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Apocalipsis 2:23
39 Referans Kwoze  

¿Qué más puede David decirte por honrar a tu esclavo? Pues Tú conoces a tu esclavo.


Y tú, hijo mío Salomón, reconoce al ʼElohim de tu padre y sírvele con corazón perfecto y ánimo voluntario. Porque Yavé escudriña los corazones de todos y conoce toda intención de los pensamientos. Si lo buscas, Él te dejará hallarlo. Si lo abandonas, te rechazará para siempre.


Yo sé, ʼElohim mío, que Tú escudriñas los corazones. Te complaces en la rectitud. Por eso yo, con rectitud de mi corazón, te ofrecí voluntariamente todo esto. Ahora veo con regocijo que tu pueblo reunido aquí ofreció para ti espontáneamente.


escucha Tú desde el cielo, el lugar de tu morada, y perdona. Retribuye conforme a todos sus procedimientos a cada uno cuyo corazón Tú conoces, porque solo Tú conoces el corazón de los hijos de hombres,


ʼElohim les da seguridad, y ellos confían en ella. Los ojos de Él observan sus caminos.


Oh Yavé, Tú me escudriñaste y conociste.


Examíname, oh Yavé, y pruébame. Escudriña lo más íntimo de mi personalidad y mi corazón,


¿ʼElohim no demandaría esto? Porque Él conoce los secretos del corazón.


La misericordia es tuya, oh ʼAdonay, Porque Tú pagas a cada uno según su obra.


¡Acábese la perversidad de los perversos, Y sea el justo firmemente establecido! Porque es justo el ʼElohim que prueba el corazón Y lo más íntimo de mi personalidad.


¡Oh Yavé de las huestes! Tú, Quien juzgas con justicia y escudriñas la mente y el corazón: Vea yo tu venganza de ellos, porque ante Ti expongo mi causa.


Yo, Yavé, escudriño el corazón y pruebo la mente para dar a cada uno conforme a sus caminos, conforme al fruto de sus obras.


Oh Yavé de las huestes. Tú escudriñas al justo y ves la mente y el corazón. Permite que yo vea tu venganza de ellos, pues a Ti expuse mi causa.


¡Giman, habitantes de Mactes, porque todo el pueblo de mercaderes está arruinado! Todos los que iban cargados de plata son exterminados.


Porque el Hijo del Hombre vendrá en la gloria de su Padre con sus ángeles, y entonces recompensará a cada uno según sus obras.


Entonces les dijo: Ustedes se declaran justos delante de los hombres, pero Dios conoce sus corazones, porque lo sublime entre hombres, delante de Dios es repugnancia.


Le preguntó la tercera vez: Simón, hijo de Juan, ¿me tienes afecto? Pedro se entristeció porque le preguntó la tercera vez: ¿me tienes afecto? Y le respondió: Señor, Tú sabes que te tengo afecto. Tú conoces todas las cosas. Le dijo: Apacienta mis ovejas.


Le dijo: Vé, llama a tu marido y vuelve acá.


Después de hablar con Dios, dijeron: Tú, Señor, conocedor de los corazones de todos, muestra a quién de estos dos te escogiste


Así que cada uno de nosotros dará cuenta a Dios.


El que escudriña los corazones sabe cuál es la aspiración del Espíritu, porque intercede por los santos según Dios.


Es necesario que todos nosotros comparezcamos ante el tribunal de Cristo, para que cada uno reciba según lo que hizo mientras estuvo en el cuerpo, sea bueno o malo.


porque cada cual llevará su propia carga.


Entonces todo Israel oirá y temerá, y nunca se repetirá semejante maldad en medio de ti.


Todo el pueblo oirá y temerá, y ya no actuará con soberbia.


Los demás escucharán y temerán, y nunca se volverá a cometer tal maldad entre ustedes.


Entonces todos los hombres de su ciudad lo apedrearán hasta que muera. Así quitarás el mal de en medio de ti, y todo Israel oirá y temerá.


No hay criatura que se oculte en su presencia, sino todas las cosas están desnudas y expuestas ante los ojos de Aquél a Quien tendremos que rendir cuenta.


Si invocan como Padre al que juzga con imparcialidad según la obra de cada uno, pórtense con temor todo el tiempo de su peregrinación.


El que tiene oído, escuche lo que dice el Espíritu a las iglesias. El que vence, que de ningún modo sufra la muerte segunda.


El que tiene oído, escuche lo que dice el Espíritu a las iglesias. Al que vence le concederé que coma del árbol de la vida que está en el paraíso de Dios.


Vi a los muertos, los grandes y los pequeños, en pie delante del trono. Y unos rollos fueron abiertos. También fue abierto el rollo de la vida. Los muertos fueron juzgados por las cosas escritas en los rollos, según sus obras.


El mar entregó a los muertos que había en él, y la muerte y el Hades entregaron los que había en ellos. Fueron juzgados, cada uno según sus obras.


¡Ten presente, vengo con prontitud, y traigo mi galardón conmigo para recompensar a cada uno según su obra!


Miré, y ahí estaba un caballo pálido. Su jinete se llamaba Muerte, y el Hades seguía con él. Y le fue concedida autoridad sobre la cuarta parte de la tierra para matar con espada, hambre, pestilencia y las fieras de la tierra.


Pero Yavé dijo a Samuel: No mires su apariencia, ni a lo grande de su estatura, pues Yo lo desecho, porque Yavé no mira lo que mira el hombre. El hombre mira lo que está delante de sus ojos, pero Yavé mira el corazón.


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