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Apocalipsis 19:12 - Palabra de Dios para ti 2022

12 Sus ojos son llama de fuego. Hay muchas diademas en su cabeza. Tenía un Nombre escrito, el cual nadie conoció sino Él.

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Biblia Reina Valera 1960

12 Sus ojos eran como llama de fuego, y había en su cabeza muchas diademas; y tenía un nombre escrito que ninguno conocía sino él mismo.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

12 Sus ojos eran como llamas de fuego, y llevaba muchas coronas en la cabeza. Tenía escrito un nombre que nadie entendía excepto él mismo.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

12 Sus ojos son llamas de fuego, tiene en la cabeza muchas coronas y lleva escrito un nombre que sólo él entiende.

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La Biblia Textual 3a Edicion

12 Sus ojos son llama de fuego,° y hay muchas diademas sobre su cabeza, donde tiene un nombre escrito el cual nadie conoce, sino Él mismo.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

12 Sus ojos son llama de fuego. Lleva en la cabeza muchas diademas y tiene un nombre escrito que nadie conoce sino él.

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Apocalipsis 19:12
25 Referans Kwoze  

Entonces Jacob le dijo: Te ruego que me declares tu Nombre. Y Él respondió: ¿Por qué preguntas por mi Nombre? Y lo bendijo allí.


Lo hiciste un poco menor que los ángeles. Lo coronaste de gloria y honor.


Cuídate delante de Él y escucha su voz. No te rebeles en contra de Él, porque Él no perdonará tu transgresión, puesto que mi Nombre está en Él.


¿Quién subió a los cielos, y descendió? ¿Quién encerró los vientos en sus puños? ¿Quién ató las aguas en un paño? ¿Quién afirmó todos los términos de la tierra? ¿Cuál es su Nombre, y el nombre de su Hijo, si sabes?


¡Salgan, oh hijas de Sion, Y contemplen al rey Salomón, Con la diadema que le colocó su madre el día de su boda, El día del gozo de su corazón!


Serás corona de esplendor en la mano de Yavé y diadema real en la palma de la mano de tu ʼElohim.


Porque un Niño nos nacerá. Un Hijo nos será dado. El gobierno estará sobre su hombro, y será llamado: Admirable Consejero, ʼElohim Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz.


Su cuerpo era como crisólito, su rostro como un relámpago y sus ojos como antorchas de fuego. Sus brazos y pies tenían la refulgencia del bronce incandescente, y el sonido de sus palabras era como el estruendo de una multitud.


En aquel día Yavé su ʼElohim los salvará, como el rebaño de su pueblo, porque son como piedras preciosas de una corona que brillan en su tierra.


Mi Padre me entregó todas las cosas. Nadie conoce plenamente al Hijo sino el Padre. Nadie conoce plenamente al Padre sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo lo quiera revelar.


Digan a la hija de Sion: Mira, tu Rey viene a ti manso y sentado sobre una asna, y sobre un pollino, hijo de bestia de carga.


Entonces Jesús les habló: Toda potestad me fue dada en el cielo y sobre la tierra.


Todas las cosas me fueron entregadas por mi Padre. Nadie conoce quién es el Hijo sino el Padre, ni quién es el Padre sino el Hijo y aquel a quien el Hijo quiera revelarse.


Ya no estoy en el mundo, pero ellos están en el mundo, y Yo voy a Ti. Padre Santo, guárdalos en tu Nombre, el cual me diste, para que sean uno como Nosotros.


Mientras estaba con ellos, Yo los guardaba en tu Nombre que me diste, y los cuidé. Ninguno de ellos se perdió sino el hijo de perdición, para que se cumpliera la Escritura.


sobre todo principado, autoridad, poder, señorío y todo nombre que se pronuncie, no solo en esta era sino también en la que viene.


Pero vemos a Jesús, Quien fue un poco menor que los ángeles, coronado de gloria y honor por cuanto padeció la muerte, para que por la gracia de Dios se sometiera a la muerte por todos.


Su cabeza y los cabellos eran blancos como lana blanca, como nieve, y sus ojos, como llama de fuego.


También se vio otra señal en el cielo: Ahí estaba un gran dragón rojo como fuego que tenía siete cabezas, diez cuernos, y siete diademas en sus cabezas.


Me paré sobre la arena del mar y vi que subía del mar una bestia que tenía siete cabezas y diez cuernos, y diez diademas en sus cuernos, y un nombre blasfemo sobre sus cabezas.


En la vestidura y en su muslo tiene un Nombre escrito: Rey de reyes Y Señor de señores.


Al que vence lo estableceré como columna en el Santuario de mi Dios, y que ya nunca jamás salga afuera. Y escribiré sobre él el Nombre de mi Dios y el nombre de la ciudad de mi Dios, la Nueva Jerusalén, la cual desciende del cielo de mi Dios, y mi Nombre nuevo.


Miré, y ahí estaba un caballo blanco. Su jinete tenía un arco. Se le dio una corona. Salió venciendo y para vencer.


El Ángel de Yavé respondió a Manoa: ¿Por qué preguntas mi Nombre si ves que es Admirable?


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