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Apocalipsis 14:1 - Palabra de Dios para ti 2022

1 Miré, y ahí estaba el Cordero en pie sobre la Montaña Sion, y con Él 144.000 que tenían el Nombre de Él y el Nombre de su Padre escrito en sus frentes.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

1 Después miré, y he aquí el Cordero estaba en pie sobre el monte de Sion, y con él ciento cuarenta y cuatro mil, que tenían el nombre de él y el de su Padre escrito en la frente.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

1 Luego vi al Cordero de pie sobre el monte Sion, y con él había 144.000 que tenían el nombre del Cordero y el de su Padre escrito en la frente.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

1 Tuve otra visión: el Cordero estaba de pie sobre el monte Sión y lo rodeaban ciento cuarenta y cuatro mil personas que llevaban escrito en la frente el nombre del Cordero y el nombre de su Padre.

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La Biblia Textual 3a Edicion

1 Y miré, y he aquí el Cordero en pie sobre el monte Sión, y con Él ciento cuarenta y cuatro mil, que tienen su nombre y el nombre de su Padre escrito en sus frentes.°

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

1 Miré y apareció el Cordero, de pie sobre el monte Sión, y con él ciento cuarenta y cuatro mil que tenían su nombre y el nombre de su Padre escrito en la frente.

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Apocalipsis 14:1
30 Referans Kwoze  

Yo mismo consagré a mi Rey sobre Sion, Mi Montaña Santa.


Sion decía: Yavé me abandonó. ʼAdonay se olvidó de mí.


La Palabra de Yavé vino a mí: ¿Qué ves, Jeremías? Y dije: Veo una vara de almendro.


Cuando miré, ciertamente venía una tempestad del norte, una gran nube con fuego y resplandor alrededor de ella. En su interior, en medio del fuego, había algo como metal resplandeciente.


Entonces miré. Encima de la expansión que había sobre la cabeza de los querubines, vi una apariencia de piedra de zafiro que parecía un trono.


Miré y vi que había cuatro ruedas junto a los querubines, una rueda junto a cada querubín. La apariencia de las ruedas era como el resplandor del crisólito.


Cuando miré, había una mano extendida hacia mí y vi que un rollo estaba en ella.


Me llevó por delante del Templo hacia la puerta del norte. Vi que la gloria de Yavé llenó la Casa de Yavé, y caí sobre mi rostro.


Entonces me llevó a la entrada del patio. Cuando miré, había un hueco en la pared.


Yavé le dijo: Pasa por en medio de la ciudad, por en medio de Jerusalén. Pon una señal en las frentes de los hombres que gimen y se angustian a causa de todas las repugnancias que se cometen en medio de ella.


Entonces yo, Daniel, observé y vi que dos estaban en pie, uno a cada lado del río.


Sucederá que todo el que invoque el nombre de Yavé será salvo, porque en la Montaña Sion y en Jerusalén quedará un remanente, según dijo Yavé. Y entre los supervivientes estarán los que Yavé llamó.


Y dijo: ¿Qué ves, Amós? Y respondí: Una cesta con frutas de verano. Entonces Yavé me dijo: Mi pueblo Israel está maduro. No lo toleraré más.


Haré un remanente con las que cojean, y una nación poderosa con las descarriadas. Yavé reinará sobre ellas en la Montaña Sion desde entonces y para siempre.


Y me preguntó: ¿Qué miras? Respondí: Ciertamente, miro un candelabro todo de oro, con su tazón encima, y sus siete lámparas sobre él, con siete canales para cada una de las lámparas que están encima.


Les digo: Todo aquel que me confiese delante de los hombres, el Hijo del Hombre lo confesará delante de los ángeles de Dios,


Como está escrito: Ciertamente pongo en Sion una Piedra de tropiezo y Roca de caída: El que crea en Él no será defraudado.


Miré, y ahí estaba una nube blanca, y sobre la nube estaba sentado uno semejante al Hijo del Hombre, Quien tenía en su cabeza una corona de oro y en su mano una hoz afilada.


Cantaban un cántico nuevo delante del trono, de los cuatro seres vivientes y de los ancianos. Nadie se podía aprender el cántico, sino los 144.000 redimidos de la tierra.


Después de estas cosas miré, y se abrió el Santuario del Tabernáculo del Testimonio en el cielo.


y verán su rostro. El Nombre de Él estará en sus frentes.


Al que vence lo estableceré como columna en el Santuario de mi Dios, y que ya nunca jamás salga afuera. Y escribiré sobre él el Nombre de mi Dios y el nombre de la ciudad de mi Dios, la Nueva Jerusalén, la cual desciende del cielo de mi Dios, y mi Nombre nuevo.


Después de estas cosas miré, y vi una puerta abierta en el cielo. La primera voz que oí, como de trompeta, al hablar conmigo, dijo: Sube acá y te mostraré las cosas que sucederán después de éstas.


Miré, y ahí estaba un caballo pálido. Su jinete se llamaba Muerte, y el Hades seguía con él. Y le fue concedida autoridad sobre la cuarta parte de la tierra para matar con espada, hambre, pestilencia y las fieras de la tierra.


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