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Apocalipsis 12:10 - Palabra de Dios para ti 2022

10 Entonces escuché una gran voz en el cielo que decía: ¡Ahora llegó la salvación, el poder y el reino de nuestro Dios, y la soberanía de su Cristo, porque fue echado el acusador de nuestros hermanos, el que los acusaba de día y de noche delante de nuestro Dios!

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Biblia Reina Valera 1960

10 Entonces oí una gran voz en el cielo, que decía: Ahora ha venido la salvación, el poder, y el reino de nuestro Dios, y la autoridad de su Cristo; porque ha sido lanzado fuera el acusador de nuestros hermanos, el que los acusaba delante de nuestro Dios día y noche.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

10 Luego oí una fuerte voz que resonaba por todo el cielo: «Por fin han llegado la salvación y el poder, el reino de nuestro Dios, y la autoridad de su Cristo. Pues el acusador de nuestros hermanos —el que los acusa delante de nuestro Dios día y noche— ha sido lanzado a la tierra.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

10 Oí entonces una fuerte voz en el cielo que decía: Por fin ha llegado la salvación, el poder y el reinado de nuestro Dios, y la soberanía de su Ungido. Pues echaron al acusador de nuestros hermanos, el que los acusaba día y noche ante nuestro Dios.

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La Biblia Textual 3a Edicion

10 Entonces oí una gran voz en el cielo, que decía: ¡Ahora han venido° la salvación y el poder y el reino de nuestro Dios, y la soberanía de su Ungido, porque fue arrojado el acusador de nuestros hermanos,° el que los acusaba día y noche delante de nuestro Dios!

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

10 Y oí una gran voz en el cielo que decía: 'Ahora ya ha llegado la salvación, el poder y el reino de nuestro Dios y el imperio de su Cristo. Porque ha sido arrojado el acusador de nuestros hermanos, el que día y noche los acusaba ante nuestro Dios.

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Apocalipsis 12:10
24 Referans Kwoze  

¡Tuya, oh Yavé, es la grandeza, el poder, la gloria, la victoria y el honor! ¡Porque todo cuanto existe en el cielo y en la tierra es tuyo! ¡Tuyo, oh Yavé, es el reino, y Tú te exaltas como soberano de todo!


Pero extiende ahora tu mano y toca todo lo que tiene y verás si no te maldice en tu propia Presencia.


Entonces Satán respondió a Yavé: ¿Teme Job a ʼElohim sin interés?


Pero extiende ahora tu mano y toca sus huesos y su carne, y verás cómo te maldice en tu propia Presencia.


Porque de Yavé es el reino, Y Él gobierna las naciones.


Tu trono, oh ʼElohim, es eterno y para siempre. Cetro de justicia es el cetro de tu reino.


En los días de estos reyes, el ʼElah del cielo establecerá un reino que jamás será destruido, ni será dejado a otro pueblo, sino que desmenuzará y consumirá a todos estos reinos. Pero él permanecerá para siempre,


Jesús le contestó: Tú mismo lo dijiste. Y además les digo: Desde ahora verán ustedes al Hijo del Hombre sentado a la mano derecha del Poder, y que viene sobre las nubes del cielo.


Entonces Jesús les habló: Toda potestad me fue dada en el cielo y sobre la tierra.


Venga tu reino. Que se haga tu voluntad en la tierra, como en el cielo.


Les contestó: Cuando hablen con Dios, digan: Padre, santificado sea tu Nombre. Venga tu reino.


Simón, Simón, piensa esto: Satanás te reclamó para zarandearte como el trigo.


En el Nombre del Señor Jesús, reunidos ustedes y mi espíritu, con el poder de nuestro Señor Jesús,


Y me dijo: Te basta mi gracia, porque el poder se perfecciona en la debilidad. Por tanto, con muchísimo gusto me enalteceré más bien en mis debilidades, para que el poder de Cristo more en mí.


Asimismo, que las mujeres mayores sean dignas de reverencia por su conducta, no calumniadoras, no esclavizadas a mucho vino, maestras de cosas buenas,


Sean sobrios y velen. Su enemigo el diablo anda alrededor como león que ruge y busca a quien devorar,


El séptimo ángel tocó la trompeta, y se produjeron grandes voces en el cielo, que decían: ¡El reino del mundo es de nuestro Señor y de su Cristo, y reinará por los siglos de los siglos!


Al que vence y al que guarda mis obras hasta el fin, le daré autoridad sobre las naciones


clamaban a gran voz: ¡La salvación sea atribuida a nuestro Dios, Quien está sentado en el trono, y al Cordero!


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