Entonces el rey le preguntó: ¿Está la mano de Joab contigo en todo esto? Y la mujer respondió: ¡Vive tu alma, oh mi ʼadón el rey! Nadie se puede apartar a la derecha ni a la izquierda de todo lo que mi ʼadón el rey habló. Ciertamente fue tu esclavo Joab quien me ordenó, y él colocó todas estas palabras en boca de tu esclava.
Les di instrucciones para Iddo, jefe en la localidad de Casifia. Les dije lo que debían hablar a Iddo y a su hermano, quienes estaban a cargo de Casifia, para que nos trajeran ayudantes para el Templo de nuestro ʼElohim.
Este será mi Pacto con ellos, dice Yavé: Mi Espíritu que derramé sobre ti. Mis Palabras que puse en tu boca no se apartarán jamás de tu boca, ni de la boca de tus descendientes, ni de la boca de los descendientes de ellos desde ahora y para siempre, dice Yavé.