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1 Samuel 7:6 - Palabra de Dios para ti 2022

6 Se reunieron en Mizpa. Sacaron agua y la derramaron delante de Yavé. Ayunaron aquel día allí y dijeron: ¡Pecamos contra Yavé! Y Samuel juzgó a los hijos de Israel en Mizpa.

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Biblia Reina Valera 1960

6 Y se reunieron en Mizpa, y sacaron agua, y la derramaron delante de Jehová, y ayunaron aquel día, y dijeron allí: Contra Jehová hemos pecado. Y juzgó Samuel a los hijos de Israel en Mizpa.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

6 De manera que se reunieron en Mizpa y, en una gran ceremonia, sacaron agua de un pozo y la derramaron delante del Señor. Asimismo no comieron durante todo el día y confesaron que habían pecado contra el Señor. (Fue en Mizpa donde Samuel se convirtió en juez de Israel).

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Biblia Católica (Latinoamericana)

6 Se reunieron en Mispá. Sacaron agua la que derramaron delante de Yavé, y ayunaron todo el día, porque reconocían que habían pecado contra Yavé. Y allí, en Mispá, Samuel actuó como jefe de los israelitas.

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La Biblia Textual 3a Edicion

6 Y se reunieron en Mizpa, y sacaron agua y la derramaron delante de YHVH, y ayunaron aquel día allí, y dijeron: ¡Hemos pecado contra YHVH! Y Samuel juzgó a los hijos de Israel en Mizpa.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

6 Congregáronse, pues, en Mispá y sacaron agua, que derramaron delante de Yahveh; ayunaron aquel día y dijeron: 'Hemos pecado contra Yahveh'. Y Samuel administró justicia a los israelitas en Mispá.

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1 Samuel 7:6
47 Referans Kwoze  

y Mizpa, por cuanto dijo: Vigile Yavé entre tú y yo cuando nos apartemos el uno del otro.


Porque ciertamente moriremos y somos como agua derramada en la tierra que no puede ser recogida, pero ʼElohim no quita la vida, sino provee medios para que el desterrado no siga alejado de Él.


si en la tierra a donde fueron llevados cautivos, ellos reflexionan, se vuelven y te suplican: Pecamos, cometimos iniquidad, actuamos impíamente;


Entonces los tres irrumpieron en el campamento de los filisteos, sacaron agua del pozo de Belén que está junto a la puerta y se la llevaron a David. Pero David no la quiso beber, sino la derramó ante Yavé y dijo:


Josafat tuvo temor, humilló su semblante para buscar a Yavé y proclamó un ayuno en todo Judá.


Por eso Tú los entregaste en mano de sus enemigos, Quienes los afligieron. Pero en el tiempo de su aflicción Clamaron a Ti, Tú los escuchaste desde el cielo. Según tus numerosas misericordias Les diste libertadores Para que los libraran de la mano de sus enemigos.


Mis amigos son mis burladores. Mis ojos lloran ante ʼElohim.


Porque en lugar de mi pan viene mi suspiro, y mis gemidos corren como aguas,


Él mira a los hombres y al que dice: Pequé y pervertí lo recto, pero nada me aprovechó,


Ciertamente, soy insignificante. ¿Qué puedo responderte? Pongo mi mano sobre mi boca.


me aborrezco, me arrepiento y me echo en polvo y ceniza.


Como nuestros antepasados pecamos. Cometimos iniquidad. Nos portamos perversamente.


Manantiales de agua bajarán de mis ojos, Porque ellos no observan tu Ley.


Mis lágrimas fueron mi alimento día y noche, Mientras me dicen todos los días: ¿Dónde está tu ʼElohim?


Estoy agotado de tanto gemir. Todas las noches inundo de lágrimas mi almohada. Con mis lágrimas empapo mi cama.


Oh pueblo, confíen en Él en todo tiempo. Derramen su corazón ante Él. ʼElohim es nuestro Refugio. Selah


Porque después que me desvié, me arrepentí. Y después de ser instruido, me di un golpe en el muslo. Me avergoncé y también me humillé a causa de la afrenta de mi juventud.


El año quinto de Joacim, hijo de Josías, rey de Judá, el mes noveno, aconteció que se proclamó un ayuno en la Presencia de Yavé para todo el pueblo de Jerusalén y todos los del pueblo que llegaban de las ciudades de Judá a Jerusalén.


¡Oh, que mi cabeza fuera agua y mis ojos fuentes de lágrimas para llorar de día y de noche por los asesinados de la hija de mi pueblo!


Mis ojos desfallecen a causa de las lágrimas. Se conmueven mis órganos internos. Mi corazón está profundamente perturbado Y mi hiel se derrama a tierra A causa de la destrucción de la hija de mi pueblo. Porque los niños y los bebés Desfallecen en las calles de la ciudad.


Mis ojos manan sin cesar, sin alguna tregua.


La corona cayó de nuestra cabeza. ¡Ay de nosotros, porque pecamos!


Júzgalos tú, hijo de hombre, júzgalos tú. Recuérdales las repugnancias de sus antepasados.


¡Oigan esto, sacerdotes! ¡Atiendan, oh Casa de Israel! Presten atención, oh casa real. A ustedes afecta esta sentencia, porque fueron trampa en Mizpa, red tendida en la montaña Tabor,


Pero aun ahora, Yavé dice: ¡Regresen a Mí de todo corazón, con ayuno, llanto y lamento!


Esto tendrán ustedes como estatuto perpetuo: El séptimo mes, el décimo día del mes, humillarán sus almas y no harán ninguna obra, ni el nativo ni el extranjero que vive entre ustedes.


Pero si ellos confiesan sus iniquidades, las iniquidades de sus antepasados, su infidelidad que cometieron contra Mí, y también confiesan que anduvieron en oposición contra Mí,


Me levantaré, iré a mi padre y le diré: Padre, pequé contra el cielo y contra ti.


Entonces los hijos de Israel clamaron a Yavé: ¡Pecamos contra ti, porque abandonamos a nuestro ʼElohim para servir a los baales!


Entonces los hijos de Israel respondieron a Yavé: ¡Pecamos! Haz con nosotros lo que te parezca bien. Solo te rogamos que nos libres hoy.


Cuando el Ángel de Yavé habló estas Palabras a todos los hijos de Israel, el pueblo alzó su voz y lloró.


Pues los hijos de Israel subieron y lloraron delante de Yavé hasta llegar la noche. Consultaron a Yavé: ¿Nos acercaremos otra vez a pelear contra los hijos de nuestro hermano Benjamín? Yavé dijo: Suban contra él.


Entonces todo el pueblo de los hijos de Israel subió, fueron a Bet-ʼEl y lloraron. Permanecieron allí delante de Yavé y ayunaron aquel día hasta llegar la noche. Sacrificaron holocaustos y ofrendas de paz delante de Yavé.


El Espíritu de Yavé vino sobre él, y juzgó a Israel. Salió a la guerra, y Yavé entregó en su mano a Cusán-risataim, rey de Mesopotamia. Su mano prevaleció contra Cusán-risataim.


Pero Ana respondió: No, ʼadón mío. Yo soy una mujer de espíritu afligido. No bebí vino ni licor fuerte, sino derramo mi alma delante de Yavé.


Entonces Samuel convocó al pueblo a reunirse ante Yavé en Mizpa


Entonces ellos clamaron a Yavé: Pecamos, abandonamos a Yavé y servimos a los baales y a Astarot. ¡Líbranos ahora de la mano de nuestros enemigos, y te serviremos!


Samuel juzgó a Israel todos los días de su vida.


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