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Salmos 42:9 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

9 «¡Oh Dios, Roca mía!», clamo, «¿por qué me has abandonado? ¿Por qué tengo que sufrir estos ataques de mis enemigos?».

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

9 Diré a Dios: Roca mía, ¿por qué te has olvidado de mí? ¿Por qué andaré yo enlutado por la opresión del enemigo?

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Biblia Nueva Traducción Viviente

9 «¡Oh Dios, roca mía! —clamo—, ¿por qué me has olvidado? ¿Por qué tengo que andar angustiado, oprimido por mis enemigos?».

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Biblia Católica (Latinoamericana)

9 A Dios, mi Roca, le hablo: ¿Por qué me has olvidado? ¿Por qué debo andar triste, bajo la opresión del enemigo?

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La Biblia Textual 3a Edicion

9 Digo a ’El: Roca mía, ¿por qué te has olvidado de mí? ¿Por qué ando enlutado por la opresión del enemigo?

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

9 De día el Señor manda sus favores; por la noche su canto está conmigo: mi corazón hacia el Dios de mi vida.

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Salmos 42:9
19 Referans Kwoze  

¿Hasta cuándo me tendrás en el olvido, Señor? ¿Para siempre? ¿Hasta cuándo esconderás de mí tu rostro?


El Señor es mi fortaleza, mi roca y mi salvación; mi Dios es la roca en la que me refugio. Él es mi escudo, el poder que me salva.


Te imploro que me ayudes, Señor, porque tú eres mi roca de salvación. Si no quieres responderme y guardas silencio, ¡prefiero mejor la muerte que la vida!


Estoy encorvado y corroído de dolores. Mis días están llenos de angustia.


Porque tú eres Dios, mi único refugio. ¿Por qué me has echado a un lado? ¿Por qué tengo que llorar oprimido por mis enemigos?


Mis enemigos gritan contra mí y me amenazan. Me traen problemas derribándome en su enojo.


Sí; sólo él es mi roca y mi salvación; él es mi refugio. ¡Jamás habré de caer!


¿Ha olvidado mostrarse bondadoso? ¿Ha cerrado la puerta de su amor?


Entonces, recordaron que Dios era su roca; que su redentor era el Dios Altísimo.


Los ojos se me nublan de llorar. Cada día te suplico que me ayudes; oh Señor, extiendo mis manos suplicantes pidiendo misericordia.


acompañados por la música del arpa, el laúd y la lira.


Luego observé opresión y tristeza por toda la tierra: lloraban los oprimidos y nadie les ayudaba, mientras sus opresores contaban con poderosos aliados.


¡Oh Jacob, oh Israel! ¿Cómo pueden decir que el Señor no ve sus tribulaciones y no procede con justicia?


¡Jamás! ¿Podrá la madre olvidar a su criaturita y no amar a su propio hijo? Pues aunque eso fuera posible, yo no los olvidaré.


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