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Salmos 30:1 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

1 Te exaltaré, Señor, porque me has salvado de mis enemigos. No dejas que me derroten:

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

1 Te glorificaré, oh Jehová, porque me has exaltado, Y no permitiste que mis enemigos se alegraran de mí.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

1 Te exaltaré, Señor, porque me rescataste; no permitiste que mis enemigos triunfaran sobre mí.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

1 Te alabaré, Señor, porque me has levantado y muy poco se han reído mis contrarios.

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La Biblia Textual 3a Edicion

1 Cántico para la dedicación de la Casa.° Salmo de David. Te glorifico oh YHVH, porque me has levantado, Y no has dejado que mis enemigos se alegren de mí.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

1 Salmo; canto de la dedicación del templo. De David.

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Salmos 30:1
24 Referans Kwoze  

Cuando llegó a su palacio, David ordenó que las diez esposas que había dejado para que cuidaran la casa fueran puestas en reclusión. Siguió dándoles su sustento, pero no volvió a dormir con ellas. Así fue que, hasta el día de su muerte, esas mujeres vivieron encerradas y como si fueran viudas.


Allí David edificó un altar al Señor y ofreció holocaustos y ofrendas de paz. Y el Señor respondió a su oración, y la plaga se detuvo.


El rey Hiram de Tiro envió cedro, carpinteros y albañiles para edificarle un palacio a David.


David también regresó a su casa para bendecir a su familia. Pero Mical salió a su encuentro y le dijo con intenso disgusto: ―¡Hoy no te has comportado como un rey! ¡Hiciste el ridículo delante de todos! ¡Te descubriste delante de las criadas como un cualquiera!


David le dijo al profeta Natán: ―Mira, yo estoy viviendo en este hermoso palacio de cedro, mientras que el cofre de Dios está en una carpa.


Pero no incluyó las tribus de Leví ni de Benjamín en el censo, porque no estaba de acuerdo con la orden del rey.


No permitas que mis enemigos digan: «Lo hemos vencido». No los dejes gozarse por mi derrota.


No cumplas, Señor, sus perversos caprichos; no permitas que sus planes prosperen, para que no se llenen de orgullo.


Te alabaré, Dios y rey mío,


En ti confío, mi Dios. No permitas que me humillen. No dejes a mis enemigos que se alegren en mi derrota.


Entonces alzaré mi cabeza, sobre todos mis enemigos que me rodean. Entonces le llevaré sacrificios y con gran gozo entonaré sus alabanzas.


Defiende a tu pueblo, Señor; defiende y bendice a tus elegidos, condúcelos como pastor y llévalos por siempre en tus brazos.


¡No permitas a mis enemigos gozarse sobre mi derrota! No dejes que se sonrían burlonamente los que me odian sin motivo,


Veo que estás contento de mí porque no has permitido que mis enemigos me derroten.


Pues clamé pidiéndole ayuda, y tenía las alabanzas listas en mi lengua.


¿Por qué permitir a las naciones paganas que digan burlonas: «¿Dónde está el Dios de ellos?». ¡Muéstranos tu venganza en contra de las naciones que han derramado la sangre de tus siervos!


Nuestros vecinos se mofan de nosotros; somos el centro de las burlas de quienes nos rodean.


Todos los que pasan por el camino al verte aplauden en son de burla; entre silbido y muecas, dicen: «¿Es esta la ciudad a la que llaman Hermosa, supuestamente la alegría de toda la tierra?».


»Ahora yo, Nabucodonosor, elogio y reconozco y respeto al Rey del cielo porque todas sus obras son rectas y buenas. Él es capaz de humillar a los orgullosos».


»Enseguida los oficiales del ejército se dirigirán a sus hombres de esta manera: “¿Ha edificado alguno una casa nueva y no la ha estrenado? Si hay alguno en esta situación, váyase a su casa, no sea que muera en la batalla y otro la estrene.


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