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Salmos 25:3 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

3 Nadie que tenga fe en ti, Dios mío, se avergonzará de haber puesto su confianza en ti. Pero los que engañan a otros serán avergonzados.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

3 Ciertamente ninguno de cuantos esperan en ti será confundido; Serán avergonzados los que se rebelan sin causa.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

3 Nadie que confíe en ti será jamás avergonzado, pero la deshonra les llega a los que tratan de engañar a otros.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

3 Los que esperan en ti no serán confundidos, pero sí lo serán quienes te mienten.

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La Biblia Textual 3a Edicion

3 g Ciertamente ninguno de los que confían en ti será defraudado. Serán avergonzados los que se rebelan sin causa.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

3 Nadie que en ti espere tendrá que avergonzarse: la vergüenza será para los traidores sin motivo.

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Salmos 25:3
32 Referans Kwoze  

»Zabulón habitará en las costas del mar, servirá de puerto para los navíos, y sus fronteras se extenderán hasta Sidón.


Saúl murió porque se rebeló contra el Señor, pues no estuvo dispuesto a obedecer su palabra. Además, en vez de consultar al Señor, fue a consultar a una adivina.


Con sus palabras de odio me inquietan, y sin razón alguna me buscan pleito.


Que sean avergonzados los orgullosos, porque mienten acerca de mí. Pero yo meditaré en tus mandamientos.


Como el siervo mantiene la mirada en su amo, como la esclava observa la mínima señal de su ama, así dirigimos la mirada al Señor nuestro Dios, esperando su misericordia.


Vestiré de vergüenza a sus enemigos, pero él será un rey glorioso».


Pero yo sólo soy un gusano y no un ser humano; la gente se burla de mí, el pueblo me desprecia.


Espera al Señor; él acudirá. Sé valiente, resuelto y animoso. Sí; espera, y él te ayudará.


Señor, no permitas que me avergüencen, porque a ti he clamado. Que sean avergonzados los malvados, y acallados en el sepulcro.


Que sean silenciados sus labios mentirosos, porque hablan contra los justos con orgullo, desdén e insolencia.


Sólo en el Señor confiamos para que nos salve. Sólo él puede ayudarnos; nos protege como escudo.


Avergüénzalos; haz que quienes alardean a costa mía y se gozan de mis tribulaciones sean agobiados por la desgracia. Despoja hasta la deshonra a todos los que se creen más que yo.


No seas impaciente esperando que el Señor se manifieste. Continúa tu marcha firme por su senda, y a su tiempo él te honrará para que heredes la tierra, y verás destruidos a los malvados.


Todos mis enemigos quedarán repentinamente en ridículo, aterrorizados y avergonzados. Serán rechazados afrentosamente.


Silencioso estoy ante el Señor, esperando que él me libre. Porque sólo de él procede la salvación.


Pero yo callo ante el Señor, porque en él está mi esperanza.


No puedo contar a todos los que me detestan sin causa pues son más que los cabellos de mi cabeza. Los enemigos que procuran destruirme, no tienen ninguna razón para hacerlo. Me atacan con mentiras demandando que les devuelva lo que nunca les robé.


¡Señor soberano, Todopoderoso, no permitas que yo sirva de tropiezo para quienes en ti confían! Oh Dios de Israel, no permitas que yo sea la causa que los humillen,


Destruye y avergüenza a todos los que me acusan. Que se cubran de humillación y deshonra todos aquellos que quieren hacerme daño.


En aquel día proclamará el pueblo: «Este es nuestro Dios, en quien confiamos, a quien hemos esperado. Ahora por fin está aquí». ¡Qué día de regocijo!


Pero los que esperan en el Señor renovarán sus fuerzas: emprenderán vuelo como si tuvieran alas de águilas, correrán y no se cansarán, caminarán y no desfallecerán.


Reyes y reinas les servirán, atenderán a todas sus necesidades. Ante ustedes se inclinarán hasta el suelo y lamerán el polvo de sus pies; entonces sabrán que yo soy el Señor. Los que en mí esperan no serán avergonzados jamás.


Pero el Señor está junto a mí como gran guerrero, y delante de él, el Poderoso, el Terrible, ellos no pueden hacer nada. No pueden derrotarme; serán avergonzados y completamente humillados, y sobre ellos caerá un castigo muy duro.


El Señor es maravillosamente bueno con aquellos quienes en él confían, con aquellos que buscan seguir sus instrucciones.


Pero yo he puesto toda mi confianza en el Señor; yo confío en que Dios me salvará de cualquier peligro, y estoy seguro que siempre escucha mis ruegos.


Pero esto pasa así, para que se cumpla lo que está escrito en la ley de ellos: “Me odiaron sin motivo”.


Pero mantenernos esperando de Dios lo que todavía no se ha manifestado nos enseña a tener paciencia.


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