Salmos 119:11 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

¹¹ He atesorado tu palabra en mi corazón, para no pecar contra ti.

Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

¹¹ En mi corazón he guardado tus dichos, Para no pecar contra ti.

Biblia Nueva Traducción Viviente

¹¹ He guardado tu palabra en mi corazón, para no pecar contra ti.

Biblia Católica (Latinoamericana)

¹¹ En mi corazón escondí tu palabra para no pecar contra ti.

La Biblia Textual 3a Edicion

¹¹ En mi corazón he guardado tus dichos,° Para no pecar contra ti.

Biblia Serafín de Ausejo 1975

¹¹ en mi interior escondo tus palabras, a fin de no pecar en tu presencia.

Salmos 119:11 Referans Kwoze

Job 22:22

Escucha sus instrucciones y guárdalas en tu corazón.

Salmos 1:2

sino que se deleitan en la ley del Señor, la meditan día y noche.

Salmos 119:97

¡Oh, cuánto amo tu ley! Pienso en ella todo el día.

Salmos 19:13

Purifícame de esas faltas que me son ocultas, y líbrame de cometer maldades voluntariamente; ayúdame para que ellas no me dominen. Sólo así podré estar libre de culpa y de multiplicar mis pecados.

Salmos 37:31

La ley de Dios está en su corazón, y jamás resbalan sus pies.

Salmos 40:8

Me deleito en hacer tu voluntad, Dios mío, tu ley la llevo dentro de mí».

Proverbios 2:1

Hijo mío, si haces tuyas mis palabras y atesoras mis mandamientos;

Isaías 51:7

¡Escúchenme, los que disciernen entre el bien y el mal y en su corazón aman mis leyes: no teman a las mofas ni calumnias del populacho!

Jeremías 15:16

Son tus palabras las que me dan ánimo y consuelo; ellas son como alimento para mi vida desesperada, traen alegría a mi corazón triste y me deleitan. ¡Qué orgulloso estoy de contribuir para que tu nombre se vuelva más famoso, oh Señor de los ejércitos!

Lucas 2:19

Pero María guardaba todas estas cosas en su corazón y no dejaba de pensar en ellas.

Lucas 2:51

Entonces Jesús volvió con sus padres a Nazaret y los obedecía en todo. Pero su madre guardaba todas estas cosas en el corazón.

Colosenses 3:16

Mantengan vívidas en su memoria las enseñanzas de Cristo en toda su abundancia, y enséñense y aconséjense unos a otros con toda sabiduría. Transmítanlas a otros, con salmos, himnos y cánticos espirituales elevados al Señor con corazones agradecidos.