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Nehemías 12:43 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

43 En aquel día de gozo se ofrecieron muchos sacrificios, porque el Señor les había dado motivos para estar muy gozosos. Las mujeres y los niños también se alegraron, y el regocijo del pueblo de Jerusalén se oía desde lejos.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

43 Y sacrificaron aquel día numerosas víctimas, y se regocijaron, porque Dios los había recreado con grande contentamiento; se alegraron también las mujeres y los niños; y el alborozo de Jerusalén fue oído desde lejos.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

43 Se ofrecieron muchos sacrificios durante aquel día de gozo porque Dios había dado al pueblo razón de alegrarse. También las mujeres y los niños participaron en la celebración, y la alegría del pueblo de Jerusalén podía oírse a gran distancia.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

43 Ese día ofrecieron muchos sacrificios y el pueblo estalló de alegría porque Dios le había dado un gran motivo para ello; las mujeres y los niños participaban de la fiesta, y la alegría de Jerusalén se oía a lo lejos.

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La Biblia Textual 3a Edicion

43 Y aquel día inmolaron grandes sacrificios y se alegraron, porque Dios los había deleitado con gran regocijo, del que participaban también las mujeres y los niños. Y la alegría de Jerusalem se oía desde lejos.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

43 Aquel día se ofrecieron grandes sacrificios y hubo gran regocijo, porque Dios les había deparado una gran alegría. También las mujeres y los niños se regocijaron y el alborozo de Jerusalén se oía desde lejos.

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Nehemías 12:43
29 Referans Kwoze  

Todo Judá estaba delante del Señor con sus hijo pequeños y esposas.


Luego regresaron a Jerusalén, con Josafat al frente, llenos de gozo porque el Señor los había salvado de sus enemigos.


El día veintitrés del mes séptimo, el rey despidió a toda la gente. Así que todos regresaron a sus pueblos y a sus casas, muy alegres por lo bueno que el Señor había sido con David, con Salomón y con su pueblo Israel.


Los gritos de alegría y los llantos se confundían, y se oían desde muy lejos.


Próxima ya la dedicación de la nueva muralla de Jerusalén, se pidió a todos los levitas de la tierra que vinieran a Jerusalén a presenciar la ceremonia y a participar en la feliz ocasión con sus acciones de gracias, acompañados de címbalos, salterios y arpas.


Maseías, Semaías, Eleazar, Uzi, Johanán, Malquías, Elam y Ezer. Luego los cantores empezaron a cantar en alta voz y con claridad, bajo la dirección de Izraías.


Pero si él prefiere no hablar, ¿quién podrá censurarlo? También él puede impedir que un hombre indigno llegue a gobernar, evitándole ruina a una nación; y puede con igual facilidad echar por tierra a una nación entera.


Entonces alzaré mi cabeza, sobre todos mis enemigos que me rodean. Entonces le llevaré sacrificios y con gran gozo entonaré sus alabanzas.


Él es mi fuerza, el escudo que me protege de todo peligro. En él confié y él me ayudó. En mi corazón hay tanto gozo que prorrumpo en un cántico de alabanza a él.


Me alegraré, sí; por ti estaré lleno de gozo. Cantaré tus alabanzas, oh Altísimo.


¡Me maravilla, oh Señor, lo que tu has hecho por mí! Canto de puro júbilo por las obras que haces.


A todos los que guardan luto en Israel les dará: belleza en vez de cenizas, júbilo en vez de llanto, y alabanza en vez de abatimiento. Porque para gloria de Dios, él mismo los ha plantado como vigorosos y esbeltos robles.


Las doncellas danzarán de gozo y los hombres —viejos y jóvenes— participarán en la alegría; porque transformaré su aflicción en gozo, los confortaré y los haré alegrarse, porque el cautiverio con todos sus dolores quedará atrás.


Usen las trompetas en tiempo de alegría también, haciéndolas sonar en las fiestas anuales y al comienzo de cada mes, para alegrarse en las ofrendas totalmente ofrecidas a Dios y en las ofrendas de paz. Y yo me acordaré de ustedes. Pues yo soy el Señor, su Dios».


Los principales sacerdotes y los demás jefes judíos vieron aquellos sorprendentes milagros; y cuando escucharon a los niños que gritaban en el templo: «¡Viva el Hijo de David!», se perturbaron y se llenaron de indignación. Entonces le dijeron a Jesús:


Y delante y detrás del cortejo, el pueblo lo aclamaba: ―¡Viva el Hijo del rey David! ¡Alábenlo! ¡Bendito el que viene en el nombre del Señor! ¡Gloria a Dios!


Eso mismo les pasa a ustedes, ahora están tristes, pero cuando vuelva a verlos se alegrarán y nadie podrá quitarles esa alegría.


Así hablarán entre ustedes con salmos e himnos y cantos espirituales, y elevarán al Señor alabanzas y cantos de todo corazón.


Si alguno de ustedes está angustiado, que ore. Si alguno está alegre, que cante alabanzas.


Cuando los israelitas vieron que el cofre venía, gritaron con tanta alegría y con tanta fuerza que casi hicieron temblar la tierra.


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