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Marcos 8:23 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

23 Jesús tomó al ciego de la mano y lo sacó del pueblo. Una vez fuera, le mojó los ojos con saliva y le puso las manos encima. ―¿Ves algo ahora? —le preguntó.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

23 Entonces, tomando la mano del ciego, le sacó fuera de la aldea; y escupiendo en sus ojos, le puso las manos encima, y le preguntó si veía algo.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

23 Jesús tomó al ciego de la mano y lo llevó fuera de la aldea. Luego escupió en los ojos del hombre, puso sus manos sobre él y le preguntó: —¿Puedes ver algo ahora?

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Biblia Católica (Latinoamericana)

23 Jesús tomó al ciego de la mano y lo llevó fuera del pueblo. Después le mojó los ojos con saliva, le impuso las manos y le preguntó: '¿Ves algo?'

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La Biblia Textual 3a Edicion

23 Y tomando de la mano al ciego, lo sacó fuera° de la aldea, y después de escupirle° en los ojos y poner las manos sobre él, le preguntaba: ¿Ves algo?°

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

23 Tomando de la mano al ciego, lo sacó fuera de la aldea, le puso saliva en los ojos, le impuso las manos y le preguntó: '¿Ves algo?'.

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Marcos 8:23
12 Referans Kwoze  

Oh siervo mío, el Señor, quien te hizo, quien te ayudará, dice: ¡No temas, oh Jerusalén, mis elegidos, no teman!


Ni uno de tus hijos quedó con vida para ayudarte ni indicarte qué debes hacer.


No será como el convenio que hice con sus antepasados cuando de la mano los saqué de tierra de Egipto, convenio que ellos quebrantaron, obligándome a rechazarlos, dice el Señor.


―Señor —le suplicaba—, mi hija se está muriendo. Ven y pon tus manos sobre ella, porque yo sé que puedes hacer que viva.


Jesús se lo llevó aparte para estar a solas con él; le puso los dedos en los oídos y le tocó la lengua con saliva.


El hombre miró a su alrededor. ―¡Sí! —dijo—. Veo gente y parecen como árboles que caminan.


Jesús le ordenó que regresara con su familia. ―No entres en el pueblo —le dijo.


El comandante, tomando al muchacho de la mano, lo llevó a un lugar aparte y le preguntó: ―¿Qué tienes que decirme?


Saulo se levantó del suelo, pero cuando abrió los ojos ¡estaba ciego!


No será como el pacto que hice con sus antepasados el día en que de la mano los saqué de Egipto, pues porque ellos no cumplieron con mi pacto, yo los abandoné, —dice el Señor—.


Te aconsejo que compres de mí oro puro, refinado en fuego. Sólo así serás verdaderamente rico. Y también compra de mí ropa blanca, limpia, pura, para que no sufras la vergüenza de andar desnudo. Y ponte colirio en los ojos para que te los cure y recobres la vista.


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