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Marcos 5:34 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

34 Jesús le dijo: ―Hija, tu fe te ha sanado; vete en paz, que ya no estás enferma.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

34 Y él le dijo: Hija, tu fe te ha hecho salva; ve en paz, y queda sana de tu azote.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

34 Y él le dijo: «Hija, tu fe te ha sanado. Ve en paz. Se acabó tu sufrimiento».

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Biblia Católica (Latinoamericana)

34 Jesús le dijo: 'Hija, tu fe te ha salvado; vete en paz y queda sana de tu enfermedad.

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La Biblia Textual 3a Edicion

34 Entonces Él le dijo: Hija, tu fe te ha salvado, vete en paz y queda sana° de tu azote.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

34 Pero él le dijo: 'Hija mía, tu fe te ha salvado; vete en paz, y queda ya curada de tu enfermedad'.

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Marcos 5:34
19 Referans Kwoze  

―Ve en paz —le dijo Eliseo. Entonces Naamán emprendió el regreso.


¡Adelante, pues; come, bebe y alégrate; pues Dios ya se ha agradado de tus obras!


»Pero si al volver el sacerdote a examinar la casa, observa que las manchas no han reaparecido después de haber sido resanada de nuevo, declarará que la casa está limpia y que el hongo ha desaparecido.


Varios hombres le trajeron a un paralítico tendido en un camastro. Cuando Jesús vio la fe que tenían, dijo al enfermo: ―¡Ten ánimo, hijo! ¡Te perdono tus pecados!


Jesús se volvió y le dijo: ―Hija, tu fe te ha sanado. Vete tranquila. Y la mujer sanó en aquel mismo momento.


Jesús le dijo: ―Puedes irte, tu fe te ha sanado. Instantáneamente el ciego vio; y siguió a Jesús en el camino.


pues como había realizado muchas curaciones, todos los enfermos lo rodeaban tratando de tocarlo.


Y, en efecto, tan pronto como lo tocó, el derrame cesó y se sintió perfectamente bien.


La mujer, temblando de miedo y consciente de lo que le había pasado, se arrodilló delante de él y le confesó toda la verdad.


—Y le dijo al hombre—: Levántate y vete. Tu fe te ha sanado.


Jesús le dijo: ―¡Recibe la vista! Tu fe te ha sanado.


Jesús también le dijo a la mujer: ―Tu fe te ha salvado; vete tranquila.


Le dijo Jesús: ―Hija, tu fe te ha sanado. Vete tranquila.


Ese hombre estaba muy atento a la predicación de Pablo. Este, al notarlo, comprendió que aquel hombre tenía suficiente fe para obtener su sanidad.


Judas y Silas permanecieron varios días en Antioquía, al cabo de los cuales los despidieron para regresar a los que los habían enviado.


El carcelero corrió a notificarle a Pablo que estaba en libertad.


Si uno de ustedes le dice: «Que te vaya bien, abrígate y come todo lo que quieras», pero no le da lo que necesita su cuerpo, ¿de qué le sirve?


―En ese caso —dijo Elí—, alégrate, y que el Dios de Israel conceda tu petición, cualquiera que sea.


Finalmente, Jonatán le dijo a David: ―Consuélate porque nos hemos jurado fidelidad delante de Dios y el será quien nos juzgue siempre, a nosotros y a nuestros descendientes. Entonces se separaron. David se fue por su camino y Jonatán regresó a la ciudad.


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