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Marcos 12:14 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

14 Apenas llegaron, le dijeron: ―Maestro, sabemos que eres un hombre intachable y no te dejas llevar por lo que dicen los demás, porque no te fijas en las apariencias. Tú de verdad enseñas el camino de Dios. ¿Está bien que paguemos impuestos al césar, o no?

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Biblia Reina Valera 1960

14 Viniendo ellos, le dijeron: Maestro, sabemos que eres hombre veraz, y que no te cuidas de nadie; porque no miras la apariencia de los hombres, sino que con verdad enseñas el camino de Dios. ¿Es lícito dar tributo a César, o no? ¿Daremos, o no daremos?

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Biblia Nueva Traducción Viviente

14 —Maestro —dijeron—, sabemos lo honesto que eres. Eres imparcial y no tienes favoritismos. Enseñas con verdad el camino de Dios. Ahora dinos, ¿es correcto que paguemos impuestos al César o no?

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Biblia Católica (Latinoamericana)

14 Y dijeron a Jesús: 'Maestro, sabemos que eres sincero y que no te inquietas por los que te escuchan, sino que enseñas con franqueza el camino de Dios. Dinos, ¿es contrario a la Ley pagar el impuesto al César? ¿Tenemos que pagarlo o no?'

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La Biblia Textual 3a Edicion

14 que llegando, le dicen: Maestro, sabemos que eres veraz y que no te cuidas de nadie,° pues no miras la apariencia de los hombres,° sino que enseñas de verdad el camino de Dios: ¿Es lícito o no dar tributo a César? ¿Daremos o no daremos?°

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

14 Llegan, pues, y le dicen: 'Maestro, sabemos que eres sincero y que nada te importa de nadie; porque no te fijas en las apariencias de las personas, sino que enseñas realmente el camino de Dios. ¿Es lícito pagar tributo al César: sí o no? ¿Debemos pagarlo o no debemos pagarlo?'.

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Marcos 12:14
36 Referans Kwoze  

No obstante, como respuesta, Micaías expresó: ―Prometo delante del Señor que sólo diré lo que él me diga.


Teman al Señor. Ajústense a sus indicaciones. Porque entre los jueces que son de Dios no debe haber injusticia ni parcialidad. Tampoco deben aceptar soborno».


Los frutos abundantes de esta tierra pasan a manos de los reyes que, por causa de nuestros pecados, tú has dejado que nos conquisten. Ellos tienen poder sobre nuestros cuerpos y sobre nuestro ganado, y hacen lo que quieren con nosotros, y estamos en una gran aflicción.


Líbrame, Señor, de los mentirosos y de los calumniadores.


Sus palabras eran suaves como aceite, pero en su corazón había guerra. Sus palabras eran blandas como crema, pero ocultaban puñales.


Si van, pagarán con la vida. Porque sin sinceridad me enviaron a consultar al Señor y dijeron: “Dinos lo que el Señor mande y lo haremos”.


En cambio, yo estoy lleno de poder, de justicia y de fuerza. Estoy lleno del Espíritu del Señor para denunciar sin temor todas las maldades y la desobediencia de Israel.


Decidieron enviar a algunos de sus hombres, juntamente con algunos herodianos, a formularle algunas preguntas. ―Señor —le dijeron—, sabemos que amas la verdad y que la enseñas sin miedo a las consecuencias.


Dinos, ¿debe uno pagar impuestos al gobierno romano?


Enviaron luego a algunos de los fariseos y de los herodianos para hacer caer a Jesús en una trampa con sus mismas palabras.


Pero Jesús, conociendo su hipocresía, les replicó: ―¿Por qué me tienden trampas? Tráiganme una de las monedas con que se paga ese impuesto, para que la vea.


Al llegar Judas, se acercó rápidamente a Jesús, lo besó y le dijo: ―¡Maestro!


Dinos: ¿Está bien que paguemos impuestos al gobierno romano o no?


Comenzaron a acusarlo, diciendo: ―Encontramos a este hombre alborotando a nuestra nación. Está en contra de que se paguen impuestos al emperador y asegura que él es el Cristo, el rey.


El que habla por su cuenta busca su propia gloria. Por el contrario, el que busca la gloria del que lo envió es una persona justa y dice la verdad.


Por eso mismo ustedes pagan impuestos. Las autoridades están sirviéndoles en el trabajo que Dios les ha encomendado.


Nosotros fuimos enviados por Dios para anunciar el evangelio con sinceridad delante de Dios, porque estamos unidos a Cristo. No somos como esos que predican la palabra de Dios por lucro.


porque si los entristezco, ¿quién me alegrará después? Solamente ustedes, a los que habré entristecido.


Dios, en su misericordia, es el que nos permite servirle, y por eso no nos damos nunca por vencidos.


Impulsados por este temor reverencial al Señor, tratamos arduamente de persuadir a otros. Dios sabe que nuestros corazones son sinceros en cuanto a esto, y espero que ustedes lo sepan también.


Así que dejémonos de medir a los demás por lo que el mundo piense de ellos. Y aunque a Cristo lo hayamos conocido de esa manera, ya no lo haremos más.


Como han visto, no estoy tratando de ganármelos ni de quedar bien con ustedes. Al único que trato de agradar es a Dios. Si todavía buscara agradar a los hombres, no sería siervo de Cristo.


Los grandes dirigentes de la iglesia no añadieron ni una tilde a mi mensaje. (No es que me importe que hayan sido grandes, porque Dios no juzga por las aparencias).


No torcerás las leyes para beneficiar al rico, ni aceptarás soborno. El soborno cierra los ojos de los sabios y corrompe las decisiones de los jueces.


Al contrario, hablamos porque Dios nos aprobó y confió en nosotros para anunciar el evangelio. Nosotros no tratamos de agradar a la gente sino a Dios, que es el que conoce nuestro corazón.


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