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Marcos 11:32 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

32 Y si decimos que era de los hombres, el pueblo se rebelará contra nosotros, porque creía que Juan era un profeta.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

32 ¿Y si decimos, de los hombres…? Pero temían al pueblo, pues todos tenían a Juan como un verdadero profeta.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

32 ¿Pero nos atrevemos a decir que era meramente humana?». Pues tenían temor de lo que haría la gente, porque todos creían que Juan era un profeta.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

32 Pero tampoco podían decir delante del pueblo que era cosa de hombres, porque todos consideraban a Juan como un profeta.

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La Biblia Textual 3a Edicion

32 Pero, ¿vamos a decir: De los hombres? (Pues temían al pueblo, ya que todos consideraban que Juan era realmente un profeta.)

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

32 Pero ¿vamos a responder 'de los hombres'?' tenían miedo al pueblo, pues todos tenían a Juan por un verdadero profeta-.

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Marcos 11:32
15 Referans Kwoze  

Entonces, ¿qué salieron a ver? ¿a un profeta? Les aseguro que sí, y él es más que profeta:


Herodes lo habría matado en seguida, pero temía que el pueblo se le rebelara, ya que la gente consideraba que Juan era profeta.


sintieron deseos de apresarlo, pero no se atrevieron porque el pueblo tenía a Jesús por profeta.


Ellos deliberaron en voz baja y se decían: ―Si le respondemos que era de Dios, nos preguntará por qué no le creímos.


Por fin respondieron: ―No lo sabemos. Y Jesús les contestó: ―Pues yo tampoco les diré quién me dio autoridad para hacer estas cosas.


Los sacerdotes, maestros de la ley y ancianos que escuchaban se dieron cuenta de que la parábola iba dirigida contra ellos y entonces quisieron arrestarlo. Pero como temían a la multitud, lo dejaron y se fueron.


Y ya que Herodes respetaba a Juan porque lo consideraba un hombre justo y santo, lo había arrestado para ponerlo a salvo. Aunque cada vez que hablaba con Juan salía turbado, le gustaba escucharlo.


Los maestros de la ley y los jefes de los sacerdotes se dieron cuenta de que la parábola se refería a ellos. Por eso querían arrestarlo en ese mismo momento, pero le tenían miedo a la gente.


Los jefes de los sacerdotes y los maestros de la ley buscaban la manera de acabar con Jesús, pero le tenían miedo a la gente.


Mucha gente iba a verlo y decían: «Juan nunca hizo ninguna señal milagrosa, pero todo lo que dijo de este hombre era verdad».


El jefe de la guardia corrió con los alguaciles a arrestarlos, sin hacer uso de la fuerza, por temor a que el pueblo los apedreara.


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