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Marcos 10:52 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

52 Jesús le dijo: ―Puedes irte, tu fe te ha sanado. Instantáneamente el ciego vio; y siguió a Jesús en el camino.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

52 Y Jesús le dijo: Vete, tu fe te ha salvado. Y en seguida recobró la vista, y seguía a Jesús en el camino.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

52 Y Jesús le dijo: —Puedes irte, pues tu fe te ha sanado. Al instante el hombre pudo ver y siguió a Jesús por el camino.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

52 Entonces Jesús le dijo: 'Puedes irte, tu fe te ha salvado. Y al instante pudo ver y siguió a Jesús por el camino.

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La Biblia Textual 3a Edicion

52 Y Jesús le dijo: Anda, tu fe te ha sanado. Y al instante recobró la vista, y lo seguía° en el camino.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

52 Jesús le dijo: 'Vete; tu fe te ha salvado'. Y al momento recobró la vista y lo iba siguiendo por el camino.

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Marcos 10:52
22 Referans Kwoze  

El Señor da vista a los ciegos, el Señor ama a los justos.


Porque bastó que hablara, y surgió el mundo. ¡A su mandato, apareció!


Y cuando él venga abrirá los ojos de los ciegos y los oídos de los sordos,


Cuéntenle que los ciegos ven, los paralíticos andan, los leprosos se curan, los sordos oyen, los muertos resucitan, y que anuncio las buenas nuevas a los pobres.


Entonces le presentaron a un endemoniado, ciego y mudo. Jesús lo sanó y el hombre pudo ver y hablar.


―¡Tu fe es extraordinaria! —le dijo Jesús—. Conviértanse en realidad tus deseos. Y su hija sanó en aquel mismo instante.


Entonces se le acercaron los ciegos y los cojos y los sanó allí mismo en el templo.


Jesús, extendiendo la mano, lo tocó y le dijo: ―Quiero. ¡Ya estás curado! E instantáneamente la lepra desapareció.


Jesús se volvió y le dijo: ―Hija, tu fe te ha sanado. Vete tranquila. Y la mujer sanó en aquel mismo momento.


Él se le acercó, la tomó de la mano y la ayudó a sentarse. ¡Inmediatamente se le quitó la fiebre y se levantó a servirlos!


Jesús le dijo: ―Hija, tu fe te ha sanado; vete en paz, que ya no estás enferma.


Jesús le colocó de nuevo las manos sobre los ojos, y el hombre miró fijamente y pudo ver todo con claridad.


Jesús también le dijo a la mujer: ―Tu fe te ha salvado; vete tranquila.


Les dijo: ―El que recibe a este niño en mi nombre, me recibe a mí; y el que me recibe a mí, recibe al que me envió. El que es más insignificante entre todos ustedes, ese es el más importante.


Nunca se ha sabido que alguien le haya dado la vista a alguien que hubiera nacido ciego.


Entonces Jesús dijo: ―Yo he venido a este mundo para juzgarlo. Para que los ciegos vean, y para que se queden ciegos los que ven.


para que les abras los ojos y dejen las tinieblas para venir a la luz, para que dejen el poder de Satanás por el de Dios. Y así, por la fe en mí, reciban el perdón de los pecados y la herencia junto con el santo pueblo de Dios”.


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