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Marcos 10:32 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

32 Iban subiendo hacia Jerusalén y Jesús marchaba a la cabeza. Detrás iban los discípulos asombrados, y los otros que los seguían iban llenos de miedo. Una vez más Jesús llamó aparte a los doce y les habló de lo que le sucedería cuando llegaran a Jerusalén.

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Biblia Reina Valera 1960

32 Iban por el camino subiendo a Jerusalén; y Jesús iba delante, y ellos se asombraron, y le seguían con miedo. Entonces volviendo a tomar a los doce aparte, les comenzó a decir las cosas que le habían de acontecer:

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Biblia Nueva Traducción Viviente

32 Subían rumbo a Jerusalén, y Jesús caminaba delante de ellos. Los discípulos estaban llenos de asombro y la gente que los seguía, abrumada de temor. Jesús tomó a los doce discípulos aparte y, una vez más, comenzó a describir todo lo que estaba por sucederle.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

32 Continuaron el camino subiendo a Jerusalén, y Jesús marchaba delante de ellos. Los discípulos estaban desconcertados, y los demás que lo seguían tenían miedo. Otra vez Jesús reunió a los Doce para decirles lo que le iba a pasar:

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La Biblia Textual 3a Edicion

32 Y estaban en el camino subiendo a Jerusalem, y Jesús iba° delante de ellos, y ellos estaban asombrados y lo seguían° con temor. Y tomando otra vez consigo a los doce,° comenzó a decirles las cosas que estaban° a punto de acontecerle:

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

32 Iban de camino subiendo a Jerusalén. Jesús caminaba delante de ellos; ellos estaban asombrados, y los que les seguían tenían miedo. Y tomando de nuevo consigo a los Doce, se puso a indicarles lo que luego le había de suceder:

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Marcos 10:32
12 Referans Kwoze  

»Óyeme, Josué, sumo sacerdote, y que me oigan también tus compañeros, los que están a tu lado, pues todos ustedes son una señal de las buenas cosas que vendrán: ¡Yo traeré a mi siervo, yo traeré a mi Renuevo!


En esa ocasión, Jesús dijo: «Te alabo Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque escondiste estas cosas de los sabios e inteligentes, y se las diste a conocer a los niños.


Él les explicó que ellos, los discípulos, era a los únicos a los que se les permitía entender las cosas del reino de los cielos, pero no a los demás. Y añadió:


Todos se quedaron tan espantados que se preguntaban unos a otros: «¿Qué es esto? Es una enseñanza nueva, ¡y con qué autoridad! ¡Hasta los espíritus inmundos lo obedecen!».


Sin parábolas no les hablaba. En cambio, cuando estaba a solas con sus discípulos les explicaba todo.


Volviéndose a sus discípulos, les dijo a solas: «Dichosos los ojos que ven lo que ustedes ven.


Al terminar de decir esto, siguió su camino hacia Jerusalén.


Cuando se acercaba el tiempo de que Jesús subiera al cielo, él se hizo el firme propósito de ir a Jerusalén.


Entonces Tomás, al que llamaban el Gemelo, dijo a los otros discípulos: ―Vamos también nosotros, para morir con él.


Ellos le respondieron: ―Maestro, hace poco los judíos trataron de apedrearte, ¿y quieres volver allá?


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