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Malaquías 3:2 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

2 Pero, ¿quién podrá permanecer de pie cuando aparezca? ¿Quién podrá soportar el impacto que provocará su venida? Porque será tan poderosa como el intenso fuego que se utiliza para purificar metales preciosos, y actuará como una poderosa lejía de lavandero cuando empiece a purificarlos a ustedes.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

2 ¿Y quién podrá soportar el tiempo de su venida? ¿o quién podrá estar en pie cuando él se manifieste? Porque él es como fuego purificador, y como jabón de lavadores.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

2 «Pero ¿quién será capaz de soportar su venida? ¿Quién podrá mantenerse de pie y estar cara a cara con él cuando aparezca? Pues él será como un fuego abrasador que refina el metal o como un jabón fuerte que blanquea la ropa.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

2 ¿Quién podrá mantenerse en pie cuando aparezca? Pues él es como el fuego de una fundición y como la lejía que se usa para blanquear.

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La Biblia Textual 3a Edicion

2 ¿Y quién soportará el día de su venida? ¿Y quién permanecerá cuando Él se manifieste? Porque Él es fuego de fundidor, y lejía de lavadores.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

2 ¿Quién soportará el día de su venida? ¿Quién resistirá en pie cuando Él aparezca? Porque será como fuego de fundidor, como lejía de lavandero.

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Malaquías 3:2
47 Referans Kwoze  

Miró hacia Sodoma y Gomorra, y hacia toda la llanura, y vio que del suelo salía humo, como el humo que sale de un horno.


Hay minas donde se extrae la plata, y lugares especiales donde se refina el oro.


Si tú tomaras en cuenta nuestros pecados ¿quién, Señor, podría seguir vivo?


Su elegido responde: «Yo revelaré los eternos propósitos de Dios, pues el Señor me ha dicho: “Tú eres mi hijo. Hoy mismo te he concebido.


¿Quién puede estar ante ti cuando se enciende tu enojo?


Quita las impurezas de la plata y quedará lista para que el orfebre la use;


¡Vengan y aclaremos las cuentas! —dice el Señor—, por profunda que sea la mancha de sus pecados, yo puedo quitarla y dejarlos tan limpios como la nieve recién caída. ¡Aunque sus manchas sean rojas como el carmesí, yo puedo volverlas blancas como la lana!


Los pecadores de mi pueblo tiemblan de miedo. «¿Cuál de nosotros», claman, «podrá vivir así en presencia de este consumidor Fuego Eterno?».


No hay en el mundo jabón ni detergente que puedan purificarte. Has cometido tantos delitos que son difíciles de olvidar. Los veo permanentemente ante mí, dice el Señor Dios.


¿Cuán fuerte y valiente serás entonces, cuando yo te llame a rendir cuentas por tu conducta? ¡Pues yo, el Señor, he hablado, y haré todo lo que he dicho!


Algunos de los sabios que instruían al pueblo también serán perseguidos, para que por medio de la prueba sean purificados y perfeccionados, hasta que llegue el momento señalado.


El Señor los conduce con su voz de mando. El suyo es un poderoso ejército, con innumerables batallones que siguen sus órdenes. El día del juicio del Señor es algo terrible y pavoroso. ¿Quién podrá mantenerse en pie?


¿Quién puede permanecer en pie ante la cólera de Dios? Su enojo es como el ardor del fuego, que es capaz de arrasar con todo lo que se ponga a su paso; hasta las montañas tiemblan cuando Dios da rienda suelta a su enojo.


A este tercio restante lo someteré a una dura prueba, será como hacerlo pasar por el fuego para purificarlo, así como se hace con el oro y la plata para refinarlos. Entonces se dirigirán a mí con oraciones fervientes y yo les pondré atención. Diré: “¡Este es mi pueblo!”, y ellos dirán: “El Señor es nuestro Dios”.


»Miren, el día del juicio se acerca. Será un día ardiente, como un horno. Ese día los soberbios y los malvados serán quemados como la paja; serán consumidos por completo, de modo que no quedará nada de ellos. Lo digo yo, el Señor Todopoderoso.


Así lo hicieron. Pero al regresar encontraron la puerta cerrada, pues el novio había llegado ya y había entrado a la boda con las muchachas que estaban listas con sus lámparas.


Su ropa adquirió un color blanco y resplandeciente. ¡Ningún lavador de la tierra habría podido lograr tanta blancura!


Simeón los bendijo y le dijo a María, la madre de Jesús: «Este niño ha sido enviado para hacer que muchos caigan o se levanten en Israel. Él será una señal y muchos se le opondrán,


Ustedes estén siempre vigilantes. Oren para que puedan escapar de todo lo que va a suceder, y así puedan presentarse delante del Hijo del hombre».


Él tiene el rastrillo en la mano para limpiar su era, y separará el trigo de la paja. El trigo lo recogerá en su granero y la paja la quemará en un fuego que nunca se apaga.


Además, el hacha ya está puesta a la raíz de los árboles, y todo árbol que no produce buen fruto será cortado y arrojado al fuego.


¡Y dichoso el que no tropiece por causa de mí!


Pero en realidad, ustedes no lo conocen. Yo, en cambio, sí lo conozco. Si yo les dijera que no lo conozco, sería tan mentiroso como ustedes. Pero lo conozco y obedezco su palabra.


Tengan cuidado de no rechazar al que habla, pues si no escaparon aquellos que rechazaron al que les llamaba la atención en la tierra, mucho menos escaparemos nosotros si le damos la espalda al que nos llama la atención desde el cielo.


se le ha permitido vestirse del lino más fino, limpio y resplandeciente». El lino fino simboliza las buenas obras del pueblo santo.


Y a los hijos de esa mujer los heriré de muerte. Así sabrán todas las iglesias que yo escudriño la mente y el corazón y que a cada uno le doy su merecido.


¡El gran día de su ira ha llegado! ¿Quién podrá sobrevivir?».


―No, Señor —respondí—. Dímelo. ―Estos son los que pasaron por la gran tribulación —me dijo—. Su ropa está blanca porque la lavaron y blanquearon con la sangre del Cordero.


«¿Quién puede estar delante del Señor de este Dios Santo? —gritaban—. ¿A dónde podemos enviar el cofre desde aquí?».


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