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Levítico 19:18 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

18 »No busquen la venganza. No conserven rencor en el corazón, sino amen a su prójimo como a ustedes mismos, porque yo soy el Señor.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

18 No te vengarás, ni guardarás rencor a los hijos de tu pueblo, sino amarás a tu prójimo como a ti mismo. Yo Jehová.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

18 »No busques vengarte, ni guardes rencor contra tus hermanos israelitas, sino ama a tu prójimo como a ti mismo. Yo soy el Señor.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

18 No te vengarás ni guardarás rencor contra tus paisanos, sino que más bien amarás a tu prójimo como a ti mismo, pues Yo soy Yavé.

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La Biblia Textual 3a Edicion

18 No te vengarás, ni guardarás rencor contra los hijos de tu pueblo, sino que amarás a tu prójimo como a ti mismo.° Yo, YHVH.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

18 No seas vengativo ni rencoroso contra los hijos de tu pueblo. Amarás a tu prójimo como a ti mismo. Yo Yahveh.

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Levítico 19:18
30 Referans Kwoze  

Un día, Lamec les dijo a sus esposas: «¡Escúchenme, mujeres de Lamec! ¡Oigan bien lo que les digo! A un hombre que me hirió, lo maté, y lo mismo hice con un muchacho que me golpeó.


Absalón, por su parte, no le dirigía la palabra a Amnón, pues sentía odio hacia él por lo que le había hecho a su hermana Tamar.


Absalón dijo a sus servidores: ―Esperen hasta que Amnón se embriague, y entonces, a una señal mía, mátenlo. No teman, yo soy el que manda aquí y esto es una orden. Sean valientes y háganlo.


No nos acusa constantemente, ni permanece enojado para siempre.


»No darás un testimonio falso en contra de tu prójimo.


No digas: «¡Me vengaré por el mal que me has hecho!». Confía en el Señor y él actuará por ti.


Deben tratarlos como a uno de ustedes. Ámenlos como a ustedes mismos, porque recuerden que ustedes también fueron extranjeros en Egipto. Yo soy el Señor su Dios.


Cierto día, alguien le preguntó: ―Buen Maestro, ¿qué bien haré para obtener la vida eterna?


honra a tu padre y a tu madre, y ama a tu prójimo con la misma sinceridad con que te amas a ti mismo”.


»Les doy este mandamiento nuevo: que se amen unos a otros. Así como yo los amo, ustedes deben amarse unos a otros.


―¡No te hagas ningún daño! —le gritó Pablo—. ¡Todos estamos aquí!


Nunca le paguen a nadie mal con mal. Al contrario, busquen hacerles el bien a todos.


Queridos hermanos, nunca tomen venganza sino déjensela a Dios, porque así está escrito: «A mí me corresponde vengarme. Yo le daré su pago a cada quien, dice el Señor».


Dios ha puesto al servicio de él a las autoridades para tu beneficio. Pero si estás haciendo algo malo, claro que tienes que temerlas, porque para eso tienen armas para castigarte. Para eso las ha puesto Dios, para actuar con justicia y castigar a los malhechores.


porque los mandamientos dicen: «No cometas adulterio», «no mates», «no robes», «no codicies»; esos, y todos los demás mandamientos, se resumen en este otro: «Ama a tu prójimo como a ti mismo».


Toda la ley se resume en este mandamiento: «Amarás a tu prójimo como a ti mismo».


idolatría y brujería; odios, pleitos, celos, iras, rivalidades, disensiones, sectarismos y


Arrojen de ustedes la amargura, el enojo, la ira, los gritos, las calumnias y todo tipo de maldad.


Por fuera los atacará la espada del enemigo; por dentro la plaga mortal aterrorizará a jóvenes y a muchachas por igual, al niño de pecho y al hombre de avanzada edad.


Mía es la venganza y la retribución, porque a su tiempo su pie resbalará. El día de la condenación de sus enemigos está cerca; es segura e inminente”.


Pero ha llegado el momento de arrojar de ustedes la ira, el enojo, la malicia, los insultos y las malas palabras.


Sabemos que el Señor dijo: «Yo soy el que se vengará; yo pagaré». Y también dijo: «El Señor juzgará a su pueblo».


Ustedes hacen muy bien si de veras obedecen la ley más importante de la Escritura: «Ama a tu prójimo como te amas a ti mismo».


Por lo tanto, dejen de hacer toda clase de mal, todo engaño, hipocresía, envidias y chismes.


Dios mismo ha dicho que no sólo debemos amarlo a él, sino también a nuestros hermanos.


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