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Lamentaciones 1:5 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

5 Sus enemigos dominan sobre Jerusalén, y están alegres por el dolor de la ciudad. ¡Y todo es porque el Señor ha castigado a Jerusalén por la cantidad de los delitos que ha cometido! ¡Hasta se han llevado a sus niños cautivos a tierras lejanas!

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Biblia Reina Valera 1960

5 Sus enemigos han sido hechos príncipes, sus aborrecedores fueron prosperados, Porque Jehová la afligió por la multitud de sus rebeliones; Sus hijos fueron en cautividad delante del enemigo.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

5 Sus opresores son ahora sus amos y sus enemigos prosperan, porque el Señor castigó a Jerusalén por sus muchos pecados. Sus hijos fueron capturados y llevados a tierras lejanas.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

5 Sus adversarios la vencieron y ahora se sienten felices, pues Yavé la castigó por sus muchos pecados; sus niños marcharon al destierro empujados por el enemigo.

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La Biblia Textual 3a Edicion

5 h Sus adversarios han llegado a serle cabeza° y sus enemigos están felices, Porque YHVH la ha afligido por la multitud de sus pecados. Sus niños marcharon cautivos delante del opresor.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

5 He. Sus opresores prevalecen, sus enemigos son felices; porque Yahveh la ha afligido por sus muchos pecados. Sus niños marcharon cautivos delante del opresor.

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Lamentaciones 1:5
38 Referans Kwoze  

Porque han hecho grandes males y me han hecho enojar siempre, desde que traje a sus antepasados de Egipto».


y nos has hecho despreciables para las naciones vecinas. Ellas se ríen.


Has fortalecido a sus enemigos contra él y los has llenado de alegría.


¡Ay, qué día de angustiosa tribulación! ¡Qué día de confusión y terror ha enviado el Señor Dios Todopoderoso! Derruidos están los muros de Jerusalén, y las laderas de los montes hacen eco al grito de muerte.


¡Cuán poco tiempo poseímos a Jerusalén! Y ahora nuestros enemigos la han destruido.


Ay, desapareció mi hogar, se han llevado a mis hijos e hijas y jamás volveré a verlos! ¡Mi casa ha sido completamente desmantelada! No ha quedado nadie que pueda ayudarme a reconstruir mi casa.


Luego el Señor dijo: He abandonado a mi pueblo, mi propiedad; en manos de sus enemigos he entregado lo que más amo.


¡Pero peores aún son los profetas de Jerusalén! Las cosas que hacen son horribles; cometen adulterio y se deleitan en sus malas acciones. Animan y aplauden a los malhechores en vez de advertirles de las consecuencias de sus malas acciones. Esos profetas son totalmente depravados, como lo eran los hombres de Sodoma y Gomorra.


Entonces Nabuzaradán, capitán de la guardia, y sus hombres enviaron a Babilonia al resto de la población de Jerusalén y a los que se habían pasado de su lado.


¿He de estarme con los brazos cruzados tolerando esta situación?, pregunta el Señor. ¿No he de castigar a un país que vive en esta situación?


No tengo a nadie que me consuele, los que me pueden animar están lejos de aquí. Mis hijos están abandonados porque el enemigo nos conquistó.


Confieso que el Señor tiene razón, pues me he rebelado en su contra. ¡Oigan, les ruego, pueblos de todas partes, vean mi dolor, pues mis muchachos y señoritas han sido llevados como esclavos a tierras lejanas!


¡Tantos son los delitos de Jerusalén que parece imposible volver a restaurarle su honra! Todo aquel que la honraba ahora la desprecia, pues la ha visto insignificante y humillada. Ahora sólo llora y no se atreve a dar la cara.


El Señor es quien llevó a cabo lo que había planeado. Cumplió las promesas de desastre que hizo hace mucho tiempo. Destruyó a Jerusalén sin piedad y ha permitido que sus enemigos se rían de ella y presuman delante de ella su poder.


Todos nuestros enemigos han hablado en contra nuestra.


Y por eso no los perdonaré, ni tendré piedad de ellos, y les pagaré en pleno por todo lo que han hecho».


Entonces el Señor me dijo: «Las maldades del pueblo de Israel y Judá son muy graves y toda la tierra está por su culpa llena de muerte e injusticia, pues ellos dicen: “¡El Señor no nos ve! ¡Se ha alejado de este país!”.


Yo sé que después de mi muerte, ustedes se corromperán y se apartarán del Señor y de sus mandamientos, y en los días venideros el mal los aplastará porque harán lo que el Señor dijo que era malo, y la ira del Señor se encenderá».


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