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Isaías 33:2 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

2 ¡Pero a nosotros, oh Señor, muéstranos misericordia, porque en ti hemos confiado! Sé nuestra fuerza cada día y nuestro auxilio cuando sobrevenga la tribulación.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

2 Oh Jehová, ten misericordia de nosotros, a ti hemos esperado; tú, brazo de ellos en la mañana, sé también nuestra salvación en tiempo de la tribulación.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

2 Pero tú, Señor, ten misericordia de nosotros, porque hemos esperado en ti. Sé nuestro brazo fuerte cada día y nuestra salvación en los tiempos difíciles.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

2 ¡Yavé, ten compasión, pues en ti esperamos! Sé tú nuestro apoyo, por la mañana, y nuestra salvación en el tiempo de la angustia.

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La Biblia Textual 3a Edicion

2 ¡Oh YHVH, ten misericordia de nosotros! ¡En ti esperamos! ¡Sé nuestro brazo cada mañana, y nuestra salvación en el peligro!

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

2 Yahveh, ten piedad de nosotros, en ti esperamos; sé nuestro brazo cada mañana, nuestra salvación en tiempo de angustia.

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Isaías 33:2
35 Referans Kwoze  

Como el siervo mantiene la mirada en su amo, como la esclava observa la mínima señal de su ama, así dirigimos la mirada al Señor nuestro Dios, esperando su misericordia.


En la mañana, muéstrame tu bondad para conmigo, pues en ti confío. Muéstrame a dónde ir, porque a ti elevo mi oración.


Nadie que tenga fe en ti, Dios mío, se avergonzará de haber puesto su confianza en ti. Pero los que engañan a otros serán avergonzados.


El Señor es mi luz y mi salvación; ¿a quién temeré? El Señor me protege del peligro, ¿quién podrá amedrentarme?


Sí, Señor, que tu amor nos rodee perennemente, porque sólo en ti reposa nuestra esperanza.


El Señor salva a los santos. Él es su refugio y salvación en tiempos de tribulación.


Dios es nuestro amparo y nuestra fuerza, nuestra pronta ayuda en tiempos de tribulación.


Dios mismo habita en aquella ciudad, la cual por tanto se mantiene firme. Dios lo protegerá al rayar el alba.


Confía en mí en tus tribulaciones para que yo te libre y puedas darme la gloria.


Sí, Señor, ayúdanos contra nuestros enemigos, porque de nada vale la ayuda de un simple mortal como nosotros.


Silencioso estoy ante el Señor, esperando que él me libre. Porque sólo de él procede la salvación.


Pero yo callo ante el Señor, porque en él está mi esperanza.


¡Pueblo mío, confía en él siempre! ¡Ábrele tu corazón, pues él es nuestro refugio!


Hemos sufrido días y años; ¡devuélvenos ahora esos días y años en alegría!


Cuando me llame, yo responderé; estaré con él en la angustia, lo libraré y lo honraré.


Moisés lo hizo así y, al amanecer, el mar regresó a su posición normal. Los egipcios trataron de huir, pero el Señor los hizo ahogar en el mar.


¿Por qué? Porque se han apartado del Dios que puede salvarlos, la Roca que puede esconderlos. Por lo tanto, aunque hagan raros y valiosos cultivos,


Mas para los pobres, oh Señor, tú eres como refugio ante la tormenta, sombra contra el calor, amparo contra los hombres crueles que son como tenaz aguacero capaz de deshacer un muro de tierra.


En aquel día proclamará el pueblo: «Este es nuestro Dios, en quien confiamos, a quien hemos esperado. Ahora por fin está aquí». ¡Qué día de regocijo!


Señor, angustiados te buscaron. Cuando les llegó tu castigo, entonces exhalaron su temerosa oración.


¡Oh Señor, nos deleita cumplir tu voluntad! ¡El anhelo de nuestro corazón es hacer famoso tu nombre!


Le llevaron este mensaje: «Hoy es día de tribulación, frustración y blasfemia; es tiempo grave, como de parturienta tratando de dar a luz cuando la criatura no sale.


Sí, el Señor Dios viene con gran potencia, gobernará con tremendo poder. Miren, trae consigo su recompensa, a cada cual le dará según sus hechos.


Mi justicia vendrá pronto, mi salvación está en camino. Yo gobernaré a las naciones, ellas me esperarán y anhelarán mi venida.


Se asombró de que nadie interviniera y decidió salvarlos con su poder y su justicia.


Aunque el Señor esté ahora oculto, voy a esperar a que nos ayude. En él reposa mi única esperanza.


Oh Esperanza de Israel, Salvador nuestro en tiempos de aflicción, ¿por qué nos tratas como si fueras un extraño, como forastero de paso que sólo se detiene una noche, indiferente a lo que pasa?


El Señor es digno de toda confianza; sus muestras de bondad las recibimos cada día.


Ven con confianza, presenta tu ruego delante del Señor, y dile: «Señor, quítanos nuestra inclinación a cometer maldades; muestra tu bondad hacia nosotros y recíbenos de nuevo, y te ofreceremos cantos de gratitud.


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