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Isaías 30:9 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

9 porque si no la escribes, dirán que nunca los previne. «¡Oh, no!», dirán, «¡jamás nos dijiste eso!», porque son rebeldes empecinados.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

9 Porque este pueblo es rebelde, hijos mentirosos, hijos que no quisieron oír la ley de Jehová;

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Biblia Nueva Traducción Viviente

9 de que este es un pueblo rebelde y terco que se niega a hacer caso a las instrucciones del Señor.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

9 Es un pueblo que nunca está conforme, son hijos hipócritas, que se niegan a escuchar los consejos de Yavé.

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La Biblia Textual 3a Edicion

9 Porque pueblo rebelde es éste, Hijos mentirosos, hijos que no quieren escuchar la Ley de YHVH;

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

9 Es un pueblo rebelde, hijos mentirosos, hijos que no quieren oír la ley de Yahveh;

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Isaías 30:9
36 Referans Kwoze  

El Señor habló a Manasés y a su pueblo, pero ellos no le hicieron caso.


No tenían que ser como sus padres: tercos, rebeldes, infieles, que no quieren entregarle a Dios su corazón.


Entonces los entregué a su ceguera y necedad, a que vivieran como mejor les pareciera.


El que no presta atención a la ley aun sus oraciones son detestables.


¡Es una buena comparación! Escuchen, jefes de Israel, hombres de Sodoma y Gomorra, como ahora les llamo. ¡Escuchen al Señor! ¡Escuchen lo que les dice!


Escuchen, cielo y tierra, lo que dice el Señor: Los hijos que crie y cuidé por tanto tiempo y tan tiernamente se han vuelto contra mí.


¡Qué nación tan pecadora! Andan encorvados bajo la carga de su culpa. También sus padres fueron malvados. Nacidos para el mal, le volvieron las espaldas al Señor y menospreciaron al Santo de Israel. Ellos mismos se han alejado de mi auxilio.


Asiria es el látigo de mi ira, su fuerza militar es el arma que empleo contra esta nación impía, sentenciada y condenada. Ella los esclavizará, los saqueará y pisoteará como tierra bajo sus pies.


Han firmado pacto con la muerte, dicen, y se han vendido al diablo a cambio de su protección contra los asirios. «No podrán tocarnos», dicen, «pues estamos protegidos por uno que los engañará y los burlará».


¡Ay de mis hijos rebeldes!, dice el Señor, ¡piden consejo de todos menos de mí, y resuelven hacer precisamente lo que yo no quiero! Hacen pactos sin mi consentimiento, y cometen pecados una y otra vez.


Yo sabía cuán tercos son. Tienen el cuello tan inflexible como el hierro, tienen la cabeza tan dura como el bronce.


Por tanto Dios se encargará de ellos y los dará al fuego. Desaparecerán como la paja en las llamas. Las raíces se les pudrirán y las flores se les marchitarán, porque han desechado las leyes de Dios y han menospreciado la Palabra del Santo de Israel.


Él dijo: Míos son, sin duda no volverán a serme desleales. Y él se convirtió en su Salvador,


Pero mi propio pueblo —no obstante que el día entero he tenido los brazos abiertos para recibirlos— se ha rebelado; sigue sus propias sendas y pensamientos perversos.


No beben vino porque su padre se lo prohibió. Pero yo les he hablado a los habitantes de Judá e Israel una y otra vez y no quieren escuchar ni obedecer.


Y ahora, dice el Señor, lo mismo haré aquí por todo este mal que ustedes han hecho. Una y otra vez les hablé de ello; con mucha insistencia les llamaba, pero no quisieron oír ni responder a mis advertencias. Por ello destruiré este templo como hice con Siló; este templo que lleva mi nombre, del que creen recibir garantía de seguridad, y este sitio que di a ustedes y a sus antepasados.


Diles: ¡Esta es la nación que se niega a obedecer al Señor Dios suyo y rehúsa recibir enseñanza; la que persevera practicando la maldad!


¡Todos son grandes mentirosos, para nada se preocupan de hablar con la verdad! Nada les importa la justicia y van de mal en peor. Nada les importo yo, dice el Señor.


Y ahora entrega esta parábola a estos rebeldes de Israel. Diles que el Señor Dios dice: “Coloquen una olla sobre el fuego para hervir.


Ustedes blasfeman, mienten, matan, roban y cometen adulterio. ¡Es tanta la violencia que los homicidios parecen no tener fin!


En su soberbia no quiere oír la voz de Dios. Nadie puede decirle nada; rechaza toda corrección. Ella ya no confía en el Señor, ni busca ser fiel a su Dios.


»¡Tercos! ¡Infieles! ¿Hasta cuándo van a estar resistiendo al Espíritu Santo? Claro, ¡de tal palo tal astilla!


Dijo: “Los abandonaré; veré entonces qué les ocurrirá, porque son una generación perversa e incrédula.


Pero los cobardes, los incrédulos, los corruptos, los asesinos, los que cometen inmoralidades sexuales, los que practican la brujería, los que adoran ídolos y los mentirosos, serán arrojados al lago que arde con fuego y azufre, que es la segunda muerte».


Pero afuera de la ciudad se quedarán los perros, los hechiceros, los que cometen inmoralidades sexuales, los asesinos, los idólatras y todos los que aman y practican la mentira.


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