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Isaías 30:16 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

16 “No”, dicen, “de Egipto obtendremos auxilio, ellos nos darán veloces caballos para entrar en batalla”. ¡Pero la única velocidad que percibirán será la de sus enemigos que los persiguen!

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

16 sino que dijisteis: No, antes huiremos en caballos; por tanto, vosotros huiréis. Sobre corceles veloces cabalgaremos; por tanto, serán veloces vuestros perseguidores.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

16 “No —dijeron ustedes—, nuestra ayuda vendrá de Egipto; ellos nos darán caballos veloces para entrar en batalla”. Sin embargo, la única velocidad que verán ¡será la de sus enemigos dándoles caza!

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Biblia Católica (Latinoamericana)

16 Pero ustedes no lo han aceptado y han dicho: '¡Mejor huiremos a caballo!' ¡Pues bien, huyan no más! Y han añadido: 'En rápidos carros. ¡Muy bien, sus perseguidores serán todavía más rápidos!'

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La Biblia Textual 3a Edicion

16 Sino que dijisteis: ¡No! Huiremos a caballo. Por eso, ¡ciertamente huiréis! Dijisteis: ¡En veloces corceles cabalgaremos! Por eso, ¡más veloces serán vuestros perseguidores!

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

16 y dijisteis: 'No será así, a caballo huiremos'. Está bien: huiréis. 'En corcel montaremos'. En corcel montarán los que os persiguen.

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Isaías 30:16
20 Referans Kwoze  

Por su mucha fuerza, ¿confiarás en él? ¿Dejarás que decida dónde trabajar?


A él la fuerza del caballo no le causa admiración.


Poca cosa es un caballo de guerra para obtener victoria; es vigoroso, pero no puede salvar.


Israel posee grandes tesoros de oro y plata y gran cantidad de caballos y carros.


¡Ay de quienes corren a Egipto en busca de ayuda y confían en su poderosa caballería y sus carros, en vez de poner la mirada en el Santo de Israel y consultarlo a él!


Porque estos egipcios no son más que hombres, ¡no son Dios! ¡Débil carne son sus caballos, y no espíritus poderosos! Cuando el Señor cierre el puño ante ellos, tropezarán y caerán en medio de aquellos a quienes procuran ayudar. Juntos sufrirán la derrota.


Cuando el rey Sedequías y sus soldados se dieron cuenta de que la ciudad estaba perdida, huyeron de noche por la puerta que hay entre las dos murallas detrás del jardín del palacio, atravesando los campos hacia el valle del Jordán.


Y ese viento es la imagen del enemigo, quien se dejará venir sobre nosotros como si fuera viento de tormenta. Sus carros de guerra parecerán un torbellino, sus caballos son más veloces que las águilas. ¡Ay de nosotros, pues no tenemos ninguna posibilidad de salir bien librados ante semejante ejército!


No escapará ni el más veloz, ni el más fuerte de los guerreros. En el norte, junto al río Éufrates, han tropezado y caído.


los de la ciudad abrieron un boquete en el muro y por la noche huyeron todos los soldados pasando junto a la puerta que hay entre los dos muros cerca de los jardines del rey (pues la ciudad estaba sitiada por los caldeos), y veloces se escurrieron por los campos hacia el Arabá.


Nuestros enemigos son más veloces que las águilas. Si huimos a las montañas, nos encuentran, si nos escondemos en el desierto, allí nos están esperando.


Vi al Señor parado al lado del altar del templo de Jerusalén, y dijo: «Destrocen los capiteles de las columnas y sacudan el templo hasta que las columnas se desmoronen y el techo se desplome sobre la gente. Si alguno queda vivo en esa ocasión, entonces haré que muera en la guerra. ¡Ninguno logrará escapar con vida!


¡Rápido! ¡Engancha los carros a los caballos y huye, pueblo de Laquis! Tú fuiste la primera de las ciudades de Judá que siguió el mal ejemplo de Israel. En ti se hallaron los mismos delitos que se cometieron en Israel.


Sus caballos son más veloces que los leopardos y más feroces que los lobos nocturnos. Sus soldados son expertos jinetes que vienen a todo galope desde muy lejos y se lanzan como águilas sobre sus enemigos.


»El Señor hará que seas derrotado por tus enemigos. Marcharás gloriosamente a la batalla, pero huirás delante de tu enemigo en completa confusión y serás causa de espanto entre todas las naciones de la tierra.


»El Señor traerá contra ti una nación distante que vuela con la rapidez del águila y cuyo idioma no entiendes,


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