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Isaías 30:10 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

10-11 A mis profetas les dicen: «¡A callar! ¡Basta de mensajes suyos!». O dicen: «No nos digan la verdad, dígannos algo agradable, dígannos mentiras alegres. Olvídense ya de esas cosas tristes que anuncian, ya hemos oído más que suficiente de su Santo de Israel».

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

10 que dicen a los videntes: No veáis; y a los profetas: No nos profeticéis lo recto, decidnos cosas halagüeñas, profetizad mentiras;

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Biblia Nueva Traducción Viviente

10 Les dicen a los videntes: «¡Dejen de ver visiones!». Les dicen a los profetas: «No nos digan lo que es correcto. Dígannos cosas agradables; cuéntennos mentiras.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

10 Han dicho a los videntes: 'No tengan más visiones', y a los profetas: 'No nos comuniquen la verdad, más bien, cuéntennos cosas interesantes de mundos maravillosos.

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La Biblia Textual 3a Edicion

10 Que dicen a los videntes: No veáis, y a los profetas:° No profeticéis para nosotros cosas rectas, Decidnos cosas halagüeñas, ¡profetizad ilusiones!

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

10 que dicen a los videntes: 'No veáis', y a los profetas: 'No nos profeticéis verdades, decidnos cosas halagüeñas profetizad ilusiones;

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Isaías 30:10
39 Referans Kwoze  

―¡Me has encontrado, enemigo mío! —exclamó Acab cuando vio a Elías. ―Sí —respondió Elías—, he venido, porque no haces otra cosa que ofender al Señor, pues solo sabes hacer lo malo.


Díganles que yo he ordenado que pongan a este individuo en la cárcel, y lo alimenten con pan y agua, sólo lo suficiente para que siga vivo hasta que yo regrese en paz.


Asá estaba tan enojado con el vidente por haberle dicho esto, que lo mandó a la cárcel. Al mismo tiempo trató con crueldad a varias personas de la ciudad.


―¿Desde cuándo he pedido tu consejo? —lo interrumpió el rey—. ¡Cállate, si no quieres que te haga matar! El profeta se fue, pero antes le dijo lo siguiente: ―Sé que el Señor ha decidido destruirte, porque has adorado a esos ídolos y no has aceptado mi consejo.


¿Te suplicará que lo dejes en paz, o con zalamerías procurará aplacarte?


Han firmado pacto con la muerte, dicen, y se han vendido al diablo a cambio de su protección contra los asirios. «No podrán tocarnos», dicen, «pues estamos protegidos por uno que los engañará y los burlará».


Porque el Señor ha derramado sobre ustedes espíritu de profundo sueño. Ha cerrado los ojos de sus profetas y videntes


Dicen que lo bueno es malo y lo malo es bueno, que lo negro es blanco y lo blanco negro, dulce lo amargo y amargo lo dulce.


Y el Señor respondió: Los hombres de la ciudad de Anatot serán castigados por planear tu muerte. Bajo amenaza de muerte te ordenarán que no profetices en el nombre de Dios. Por ello, sus muchachos morirán en batalla, sus niños y niñas morirán de hambre.


Continuamente dicen a estos rebeldes que me desprecian: «No tengan ningún cuidado, todo va bien», y a quienes viven como ellos quieren les dicen: «El Señor ha dicho que tendrán paz».


Los sacerdotes y los falsos profetas presentaron sus cargos contra Jeremías ante los dignatarios y el pueblo: ―Este hombre merece morir —decían—. Con sus propios oídos han oído su traición, pues ha declarado que esta ciudad será destruida.


¿Por qué no has hecho algo respecto a Jeremías, ese falso profeta de Anatot?


y dile esto al rey: El Señor dice: Tú quemaste el rollo porque decía que el rey de Babilonia destruiría esta tierra y cuanto en ella hay.


fueron al rey y le dijeron: ―Señor, hay que matar a este hombre. Ese modo de hablar minará la moral de los pocos soldados que nos quedan, y del resto del pueblo. Este hombre es un traidor.


los profetas anunciando mentiras y los sacerdotes muy contentos apoyándolos. Y al pueblo parece que le gusta esta situación. ¡¿Dónde irá a parar toda esta locura?!


»Pero ustedes hicieron errar incluso a estos jóvenes consagrados a mi servicio al incitarlos a beber vino, lo que tenían prohibido, y silenciaron a mis profetas ordenándoles que no comunicaran mis mensajes.


¡No nos molestes aquí con tus visiones! Aquí en Betel está el principal templo del reino, y es donde el rey viene a adorar. ¡Así que no prediques más en esta ciudad!


Si un falso profeta viniera y les dijera: «Les anunciaré cosas muy lindas a cambio de alguna botella de vino», seguro que ustedes lo recibirían con los brazos abiertos.


«No digan tonterías, no sigan diciendo que la desgracia vendrá sobre nosotros, porque no será así», le dice la gente a los profetas.


A ustedes el mundo no los odia, pero a mí sí me odia, porque yo les muestro que sus obras son malas.


Pero a mí, que les digo la verdad, no me creen.


Pero lo que sí podemos evitar es que lo sigan divulgando. Debemos prohibirles que sigan hablando a la gente en ese nombre».


―¿No les habíamos prohibido que volvieran a enseñar acerca de Jesús? Ustedes han llenado a Jerusalén de sus enseñanzas y tratan de descargar en nosotros la culpa de la muerte de ese hombre.


Esos maestros no están trabajando para Cristo nuestro Señor, sino para su propio beneficio. Le hablan a la gente con palabras bonitas y engañan fácilmente a los ingenuos.


¿Me considerarán ahora un enemigo porque les digo la verdad?


Llegará el momento en que la gente no querrá escuchar la sana enseñanza, sino que, guiada por sus propios deseos, se rodeará de maestros que le digan lo que desea oír.


Estas personas, en vez de escuchar la verdad, se volverán a los mitos.


Cuando hayan terminado de dar su testimonio, la bestia que surge del abismo les declarará la guerra, los vencerá y los matará.


―Bien —aprobó Saúl—, vayamos y probemos. Fueron entonces a la ciudad donde vivía el profeta. Mientras subían la colina hacia la ciudad, vieron a algunas jóvenes que salían a sacar agua y les preguntaron si sabían donde vivía el vidente: En aquellos días los profetas eran llamados videntes. «Vamos y preguntemos al vidente», decía la gente en vez de decir «vamos y preguntémosle al profeta».


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