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Isaías 27:13 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

13 En aquel día sonará la gran trompeta y muchos que estaban para morir entre sus enemigos, asirios y egipcios, serán librados y llevados a Jerusalén para que adoren al Señor en su santo monte.

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Biblia Reina Valera 1960

13 Acontecerá también en aquel día, que se tocará con gran trompeta, y vendrán los que habían sido esparcidos en la tierra de Asiria, y los que habían sido desterrados a Egipto, y adorarán a Jehová en el monte santo, en Jerusalén.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

13 En aquel día se tocará la gran trompeta y muchos de los que se morían en el destierro en Asiria y en Egipto regresarán a Jerusalén para adorar al Señor en su monte santo.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

13 Aquel día, al sentir el fuerte sonido de la trompeta, acudirán los que andaban perdidos por el país de Asur y los que estaban desparramados por la tierra de Egipto, y adorarán a Yavé en el cerro santo de Jerusalén.

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La Biblia Textual 3a Edicion

13 Aquel día resonará fuertemente el shofar,° Y vendrán los dispersos de Asiria y los desterrados de Egipto, Y se postrarán ante YHVH en el Monte Santo, en Jerusalem.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

13 Sucederá aquel día: se tocará la trompeta gigante, y vendrán los perdidos en tierra de Asiria y los dispersos en tierra de Egipto, y adorarán a Yahveh en el monte santo, en Jerusalén.

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Isaías 27:13
51 Referans Kwoze  

Finalmente, en el año noveno del reinado de Oseas, Samaria cayó. Entonces el rey Salmanasar llevó cautivos a los israelitas a Asiria y los instaló en Jalaj, en Gozán, que está junto al río Jabor, y en las ciudades de los medos.


Sebanías, Josafat, Natanael, Amasay, Zacarías, Benaías y Eliezer, todos los cuales eran sacerdotes, formaban un grupo de trompetistas para marchar a la cabeza de la procesión. Y Obed Edom y Jehías también cuidaban el cofre.


Dios ha subido con potente clamor, con sonido de trompeta.


¡Hagamos sonar la trompeta! Vayamos a las fiestas sagradas en tiempo de luna llena, en tiempos de luna nueva.


Dichosos aquellos que escuchan el alegre llamado a la adoración; porque ellos caminarán en la luz de tu presencia, Señor.


En aquel tiempo el Señor hará volver por segunda vez a los pocos que permanecieron fieles de entre su pueblo, trayéndolos a Israel desde Asiria, el Alto y el Bajo Egipto, Etiopía, Elam, Babilonia, Jamat y todas las lejanas tierras costeras.


Alzará una bandera entre las naciones como señal para que estas se congreguen. De todos los confines de la tierra recogerá a los israelitas dispersos.


Construirá el Señor una calzada desde Asiria para el pequeño grupo de fieles que allá mora, tal como antiguamente lo hizo para todo Israel cuando este retornó de Egipto.


Cuando se alce mi estandarte de batalla sobre el monte, ¡sépase notificado el mundo entero! Cuando suene la trompeta, ¡escuchen!


En aquel día el Señor se dará a conocer a los egipcios. Sí, ellos conocerán al Señor y le darán sus sacrificios y ofrendas, le harán promesas a Dios y las cumplirán.


El Señor herirá a Egipto y luego lo restaurará, porque los egipcios se volverán al Señor y él escuchará la súplica de ellos y los sanará.


porque el día viene en que sus altivas miradas serán humilladas; sólo el Señor será exaltado.


En los días finales Jerusalén y el templo del Señor se convertirán en la mayor atracción del mundo, y gente de muchas tierras acudirá a adorar al Señor.


«Vamos», dirán todos, «subamos al monte del Señor, al templo del Dios de Israel; allí nos enseñará él sus leyes, y las obedeceremos». Porque en aquellos días el mundo será gobernado desde Jerusalén.


Aquí en el monte Sion en Jerusalén, el Señor Todopoderoso brindará un admirable festín para todos los habitantes del mundo: habrá deliciosos manjares, vinos claros añejados y la mejor carne.


del norte y del sur. Yo traeré a mis hijos e hijas de regreso a Israel desde los más apartados rincones de la tierra.


El Señor, el Redentor y Santo de Israel dice a aquel que es despreciado, rechazado de la humanidad y que yace bajo la planta de los gobernantes del mundo: Los reyes se mantendrán reverentes cuando tú pases, los príncipes te harán profunda reverencia porque el Señor te ha elegido y cumplirá lo que promete.


Porque el Señor que hace volver a los desterrados de Israel dice: «A otros traeré además de mi pueblo Israel».


Yo bien veo lo que hacen, sé lo que piensan, de modo que congregaré a todas las naciones y pueblos contra Jerusalén, en donde contemplarán mi gloria.


Toda la humanidad llegará a adorarme semana a semana y mes a mes.


Llegará un día cuando los vigías de los montes de Efraín te llamarán diciendo: «¡Levántate y vamos a Sion, donde está el Señor Dios nuestro!».


Así es que llegaron a Egipto, a la ciudad de Tafnes, pues no quisieron seguir la recomendación del Señor.


Únicamente los que vuelvan a Judá (será sólo un pequeño grupo de sobrevivientes) escaparán a mi cólera, pero todos los que se nieguen a regresar —quienes insistan en vivir en Egipto— descubrirán quién dice la verdad, si yo o ellos.


Con poderío y furia los sacaré de las tierras donde están dispersados,


Ustedes serán para mí como una ofrenda de perfume suave cuando los traiga de vuelta del exilio, y las naciones notarán el gran cambio de sus corazones al ver el cambio de sus conductas.


»Pero ahora el Señor Dios dice: Yo terminaré el cautiverio de mi pueblo y tendré misericordia de ellos y restauraré sus fortunas, ¡pues yo estoy preocupado acerca de mi reputación!


Levantará su campamento real entre el mar y el santo monte de la Hermosura. Pero hasta ahí llegará su tiempo y no habrá nadie que le ayude.


Como una bandada de pájaros recién liberados ellos vendrán de Egipto; como palomas volando libres desde Asiria. Y los traeré de vuelta a su hogar. Lo afirma el Señor.


Aunque ahora quisieran por fin rendirme homenaje solo a mí, yo no lo aceptaría. Más bien voy a exigirles cuentas por sus pecados y luego los castigaré. ¡Otra vez haré que sean esclavos de Egipto!


Ya no puedes permanecer más en esta tierra que el Señor te ha dado; Efraín será llevado cautivo a Egipto y a Asiria, y tendrá que comer alimentos impuros.


en el día de la expiación, esto es, el día diez del mes séptimo, harán resonar las trompetas por toda la tierra.


¡Señor, ven y cuida a tu pueblo, apacienta a tu rebaño! Haz que tu pueblo viva en paz y con prosperidad; permítele deleitarse en las fértiles praderas de Basán y Galaad, como antes lo hacía.


»Al final, los que sobrevivan la plaga subirán cada año a Jerusalén para ofrecer homenaje al Rey, al Señor Todopoderoso, y para celebrar la fiesta de los Tabernáculos.


Pueden estar seguros de que yo rescataré a mi pueblo desde el oriente hasta el occidente, de dondequiera que hayan sido llevados cautivos.


»Sepan que mi fama es muy grande y respetada en todas las naciones que hay desde el oriente hasta el occidente. Por todo el mundo ofrecen perfumes delicados y ofrendas puras en honor a mi gran fama. ¡De qué manera se ha extendido mi fama entre las otras naciones! Lo digo yo, el Señor Todopoderoso.


Y enviaré a los ángeles delante de mí para que, con toque de trompeta, junten a mis escogidos de todas partes del mundo.


«El Espíritu del Señor está sobre mí, porque me ha ungido para dar buenas noticias a los pobres. Me ha enviado para anunciar libertad a los presos y dar vista a los ciegos, para poner en libertad a los oprimidos,


¿Y será que en verdad no han oído el mensaje de Dios? Claro que sí. «El mensaje de los que lo anuncian se ha difundido a todas partes; sus palabras han llegado hasta los confines del mundo».


El Señor mismo bajará del cielo con voz de mando, con voz de arcángel y con trompeta de Dios, y los que murieron creyendo en él, serán los que resuciten primero.


Ustedes, por el contrario, se han acercado al monte Sion, a la Jerusalén celestial, la ciudad del Dios viviente. Se han acercado a la reunión de millares de ángeles,


cuando el séptimo ángel tocara la trompeta, el plan de Dios, que había permanecido en secreto, se llevaría a cabo tal y como lo anunció a sus siervos los profetas.


Entretanto, los siete ángeles que estaban delante de Dios recibieron siete trompetas.


Los siete ángeles de las siete trompetas se dispusieron a tocarlas.


«Desaten a los cuatro ángeles que están atados a la orilla del gran río Éufrates» —dijo la voz al sexto ángel.


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