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Isaías 27:10 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

10 Tus ciudades amuralladas quedarán silenciosas y vacías, abandonadas las casas, invadidas las calles por malas hierbas, y las vacas pacerán por la ciudad rumiando ramas y arbustos.

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Biblia Reina Valera 1960

10 Porque la ciudad fortificada será desolada, la ciudad habitada será abandonada y dejada como un desierto; allí pastará el becerro, allí tendrá su majada, y acabará sus ramas.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

10 Las ciudades fortificadas quedarán en silencio y vacías; las casas estarán abandonadas, y las calles, cubiertas de mala hierba. Allí pastarán los terneros, masticando ramas y tallos.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

10 La ciudad fortificada está ahora solitaria, permanece abandonada y triste como un desierto. Allí van a pastar los animales, allí crecen y se extienden los matorrales.

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La Biblia Textual 3a Edicion

10 La ciudad fortificada está solitaria, Sus moradas abandonadas, Dejada como un desierto. Allí pastan los novillos, Allí caen y se secan sus sarmientos.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

10 La ciudad fortificada es desolación, morada dejada, abandonada como un desierto. Allí pastará el novillo, allí sesteará y destruirá sus frondas.

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Isaías 27:10
24 Referans Kwoze  

Las ciudades de Aroer están desiertas. En ellas pastan las ovejas, tranquilas y sin miedo, sin nadie que las espante.


Sus mayores ciudades quedarán tan desoladas como las lejanas colinas montañosas y las alturas de los montes, y serán como las abandonadas ciudades de los amorreos, desiertas desde que los israelitas se acercaron a ellos hace tanto tiempo.


La ciudad es un caos. Casas y tiendas están fuertemente atrancadas, como defensa contra el saqueo.


Tú conviertes en ruinas las grandes ciudades. Las más firmes fortalezas son transformadas en escombros. Hermosos palacios en lejanas tierras desaparecen y jamás son reconstruidos.


Pero los asirios serán destruidos y arrasadas sus ciudades.


Hasta los páramos y el desierto se regocijarán en aquellos días. Incluso, el desierto florecerá.


Entonces ustedes se dirán: «¿Quién nos ha dado a todos estos? Porque la mayoría de nuestros hijos fueron muertos y el resto fue llevado cautivo, dejándonos solos aquí. ¿Quién dio a luz a todos estos? ¿De dónde vinieron?».


Tus santas ciudades están destruidas, Jerusalén está desierta.


Cuando finalmente dejen de saquear, toda la nación será sólo un pastizal. Y afortunado será el granjero a quien al menos le quede una vaca y dos ovejas. Pero los abundantes pastos producirán mucha leche y todos los que queden se alimentarán de leche cuajada y miel silvestre.


Nadie irá a las fértiles laderas donde antes había huertos, pues estarán cubiertas de espinos. Vacas, ovejas y cabras pastarán allí.


Los que ahora viven a sus anchas serán truncados por la ferocidad de la cólera del Señor.


―Esa es una decisión correcta, pues ya en el pasado, cuando Miqueas, el de Moréset, profetizó en tiempo del reinado de Ezequías de Judá, y comunicó al pueblo que Dios decía: “Este monte será arado como si fuera un campo de labranza y esta ciudad de Jerusalén será convertida en montones de piedra, y en su cumbre habrá sólo un matorral, en donde hoy está el gran templo”.


destruiré este templo, como destruí el templo de Siló, y haré que sobre Jerusalén se digan toda clase de tristes historias, como ciudad maldecida.


en donde el rey los mandó matar. Así se realizó el exilio de Judá.


Los caminos que conducen a Jerusalén están muy tristes, pues no hay quien venga con alegría a celebrar las fiestas del templo. Las puertas de acceso a la ciudad están desportilladas, sus sacerdotes gimotean, las jóvenes afligidas y Jerusalén sufren amargamente.


El monte de Sion esta desierto; en él sólo habitan los chacales.


Por lo tanto, oh habitantes de las montañas de Israel, oigan la palabra del Señor Dios. Él dice a los habitantes de las colinas y montañas, las cañadas y los valles, y a los de los campos arruinados y ciudades desiertas desde hace tiempo, destruidos y mofados por las naciones paganas de los alrededores:


Por eso, por culpa de ustedes, profetas falsos, Jerusalén será arada como si fuera un potrero y se convertirá en un montón de ruinas, y la montaña donde se asienta el templo se llenará de maleza como cualquier ruina abandonada.


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