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Isaías 2:12 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

12 En aquel día el Señor Todopoderoso marchará contra los orgullosos y altivos y los humillará hasta que estén postrados en el polvo.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

12 Porque día de Jehová de los ejércitos vendrá sobre todo soberbio y altivo, sobre todo enaltecido, y será abatido;

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Biblia Nueva Traducción Viviente

12 Pues el Señor de los Ejércitos Celestiales tiene asignado un día de juicio. Él castigará al orgulloso y al poderoso y derribará todo lo que esté enaltecido.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

12 Pues Yavé Sabaot tendrá su día contra todo orgullo e insolencia y contra todo el que se cree: ¡será rebajado!

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La Biblia Textual 3a Edicion

12 Porque el día de YHVH° Sebaot vendrá contra todo soberbio y altivo, Contra todo enaltecido,° y será abatido;

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

12 Porque es el día de Yahveh Sebaot: contra todo soberbio y altanero, contra todo enaltecido, para abatirlo,

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Isaías 2:12
42 Referans Kwoze  

Salvas a los que están en angustia, pero humillas a los que se enaltecen, porque tú observas sus pasos.


»Si los tiempos no se esconden del Todopoderoso, ¿por qué no los perciben quienes dicen conocerlo?


Señor, mi corazón no es orgulloso, ni mis ojos altivos; no busco grandezas, ni cosas que sean mayores a mis fuerzas.


Has encendido mi lámpara. Has convertido mis tinieblas en luz.


Pero el Señor se ríe de quienes traman contra los justos, pues sabe que para aquellos viene el día del juicio.


Levántate, Juez de la tierra. Dales su merecido a los soberbios.


El Señor aborrece a los orgullosos; puedes estar seguro que recibirán su castigo.


Luego que el Señor se haya valido del rey de Asiria para realizar sus fines, se enfrentará con los asirios y los castigará también, porque son hombres orgullosos y altivos.


De pronto, ¡miren, miren! El Señor, el Señor Todopoderoso viene derribando los regios árboles. Está acabando con todo aquel vasto ejército, con grandes y pequeños por igual, oficiales y reclutas.


Y yo castigaré al mundo por su maldad, a los inicuos por su pecado. Yo aplastaré la arrogancia de los orgullosos y la altivez de los ricos.


Griten aterrorizados, porque ha llegado el día del Señor, el tiempo en que el Todopoderoso los aplastará.


Pues vean, viene el día del Señor, el terrible día cuando dará rienda libre a su cólera y gran ira. Entonces será destruido el país y con él todos los pecadores.


Pero en vez de ello, serás hundido en lo más profundo del abismo infernal.


¡El Señor Todopoderoso lo ha hecho para abatir tu orgullo y para mostrar su desprecio por toda arrogante grandeza humana!


En aquel día el Señor castigará en el cielo a los ángeles caídos, y en la tierra a los orgullosos gobernantes del mundo.


La tierra sufre por los pecados de su pueblo. La tierra languidece, los cultivos se marchitan, los cielos niegan la lluvia. El país está corrompido por el crimen; el pueblo ha torcido las leyes de Dios y ha quebrantado sus mandamientos eternos.


Dios sentencia a los grandes del mundo y los reduce a nada.


Aplanará los montes y collados y quemará su verdor. Secará los ríos y estanques.


En aquel día los altivos serán derribados hasta el polvo, los orgullosos serán humillados.


El Señor me ha enviado a decir a los que lloran que ha llegado para ellos la hora de la compasión de Dios, y el día de su ira contra los enemigos de ellos.


Mi pueblo se ha convertido en una presa deseada, de tal manera que sobre él se cierne una multitud de buitres y bestias salvajes que quieren devorarlo.


¡Ay! en toda la historia, ¿cuándo hubo jamás un tiempo de terror como ese que se le viene encima a Israel? Es tiempo de mucho sufrimiento para mi pueblo —para Jacob— como nunca lo experimentaron antes. ¡Pero Dios los librará!


Porque hoy es el día del Señor Dios de los ejércitos, el día de venganza contra sus enemigos. La espada herirá hasta saciarse, sí, derramará sangre por todos lados, porque el Señor Dios de los ejércitos recibirá hoy un sacrificio en la tierra del norte, junto al río Éufrates.


No les quede la menor duda: ¡Yo estoy contra ti, pueblo orgulloso, ya te llegó tu hora, pueblo famoso por tu insolencia!


¡Oh profetas perversos!, ¿qué han hecho para fortalecer las murallas de Israel contra sus enemigos, fortaleciendo a Israel, comunicándoles con fidelidad las instrucciones del Señor?


»Ahora yo, Nabucodonosor, elogio y reconozco y respeto al Rey del cielo porque todas sus obras son rectas y buenas. Él es capaz de humillar a los orgullosos».


¡Cuánto van a sufrir aquéllos que anhelan que llegue el día de juicio del Señor! ¡Pues ese día no será de fiesta y prosperidad como ustedes se lo imaginan, sino de tristeza y ruina!


Pero el Señor dice: «Les daré mal por mal, y nada me detendrá; tengo planeado mandar una gran desgracia contra ustedes, de la cual no podrán escapar. Después de lo que les voy a hacer, ya no andarán pavoneándose con tanta arrogancia.


Destruiré tus murallas y demoleré las torres de defensa de tus ciudades.


»La trompeta sonará ordenando el ataque, se oirá el griterío de la guerra; caerán hasta las ciudades mejor fortificadas y las torres fuertes de la defensa.


Ese día ya no tendrán que sentir vergüenza por sus maldades antiguas, porque ya no los trataré como rebeldes. Pero eso sí, quitaré de en medio de ustedes a todo hombre soberbio y arrogante; no habrá orgullo ni altanería en Jerusalén y alrededores.


»Miren, el día del juicio se acerca. Será un día ardiente, como un horno. Ese día los soberbios y los malvados serán quemados como la paja; serán consumidos por completo, de modo que no quedará nada de ellos. Lo digo yo, el Señor Todopoderoso.


»Miren, antes de que llegue mi día de juicio, que será un día muy impactante, yo les enviaré otro profeta como Elías.


pues los que se creen grandes serán humillados; y los que se humillan serán enaltecidos.


Todo el que se engrandece a sí mismo será humillado; y al que se humilla Dios lo ensalzará.


y a ese hombre entréguenlo a Satanás, para que su naturaleza pecaminosa sea destruida, con la esperanza de que su espíritu se salve en el día del Señor.


Ustedes saben muy bien que el día en que el Señor regrese llegará como un ladrón en la noche.


Pero él nos ayuda más con su favor. Por eso la Escritura dice: «Dios está en contra de los orgullosos, pero a favor de los humildes».


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