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Isaías 10:17 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

17 Dios, la Luz y el Santo de Israel, será el fuego y la llama que las destruirá. En una sola noche quemará esos espinos y zarzas, los asirios que destruyeron la tierra de Israel.

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Biblia Reina Valera 1960

17 Y la luz de Israel será por fuego, y su Santo por llama, que abrase y consuma en un día sus cardos y sus espinos.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

17 El Señor, la Luz de Israel, será un fuego; el Santo será una llama. Devorará con fuego los espinos y las zarzas, y en una sola noche quemará al enemigo por completo.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

17 La luz de Israel se hará fuego y su Santo será como una llama,

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La Biblia Textual 3a Edicion

17 La chispa de Israel se convertirá en fuego, Y su Santo en llama que arderá Y consumirá en un solo día sus zarzas y sus espinos.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

17 La Luz de Israel será fuego, y su Santo una llama, que abrasará y devorará sus zarzas y, en un solo día, sus abrojos,

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Isaías 10:17
39 Referans Kwoze  

Humo le salió de la nariz. Espantosas llamas salieron de su boca; lanzaba carbones encendidos.


Cuando todos te veamos, ellos serán consumidos como por el fuego de un horno, en tu presencia. En su ira los devorará el Señor; fuego los consumirá.


El Señor es mi luz y mi salvación; ¿a quién temeré? El Señor me protege del peligro, ¿quién podrá amedrentarme?


Nuestro Dios, con rugir de trueno se acerca; todo lo destruye con fuego a su paso, y en torno suyo ruge la tormenta.


Porque el Señor es nuestra luz y nuestra protección. Él nos da gracia y gloria. Ningún bien se les negará a quienes hagan lo que es justo.


El fuego va delante de él y consume a todos sus enemigos.


No escuchan cuando tú amenazas, no alzan la vista para ver tu puño levantado. ¡Muéstrales cuánto amas a tu pueblo! ¡Quizá eso los avergüence! ¡Sí, que los consuma el fuego reservado para tus enemigos!


Mi ira contra Israel ya terminó. Si hallo que la acosan zarzas y espinas, las quemaré, a menos que estos enemigos tuyos se rindan y supliquen mi paz y mi protección.


¿Ha castigado Dios a Israel tanto como a los enemigos de este? No, pues ha devastado a sus enemigos en tanto que a Israel lo ha castigado sólo levemente, exiliándolo a tierras lejanas como arrastrado por tormenta del oriente.


Hace tiempo está lista la hoguera funeraria de Moloc, el dios asirio, listo el montón de leña. El aliento del Señor como fuego de volcán la encenderá.


¡Ay de quienes corren a Egipto en busca de ayuda y confían en su poderosa caballería y sus carros, en vez de poner la mirada en el Santo de Israel y consultarlo a él!


Hasta sus generales temblarán aterrorizados y huirán al ver las banderas de guerra de Israel, dice el Señor. Porque la llama de Dios arde vivamente en Jerusalén.


Sus ejércitos arderán y serán reducidos a cal, como si fueran espinos cortados y echados al fuego.


Los pecadores de mi pueblo tiemblan de miedo. «¿Cuál de nosotros», claman, «podrá vivir así en presencia de este consumidor Fuego Eterno?».


¿De quién te has burlado y mofado tú? ¿A quién has injuriado? ¿Contra quién enfilaste tu violencia y orgullo? ¡Fue contra el Santo de Israel!


Aquella noche el ángel del Señor salió y fue al campo de los asirios y mató a ciento ochenta y cinco mil soldados. Cuando al día siguiente se despertaron los sobrevivientes, vieron ante sí los millares de cadáveres.


Pero son tan inútiles como hierba seca que arde en el fuego. Ni a sí mismos pueden librarse. Ningún auxilio recibirás de ellos. Su fuego no puede calentarte.


Nadie en Jerusalén necesitará más de sol ni de luna para que los iluminen, porque el Señor, el Dios de ustedes, será su luz perpetua; ¡él será su resplandor!


Y saldrán y mirarán los cadáveres de los que se rebelaron contra mí, porque el gusano de ellos no morirá jamás, el fuego de ellos no se apagará, y serán un repulsivo espectáculo para toda la humanidad.


Él quemará toda esta maldad, estos espinos y zarzas. Y las llamas consumirán también los bosques y de sus incendios subirá una gran columna de humo.


Dediquen al Señor su mente y corazón, y no sólo su cuerpo como lo simbolizan al cortar parte de la piel del pene, o de otro modo mi cólera se encenderá y con ella los castigaré tanto que parecerá como un incendio que no se puede apagar.


Así que el Señor Dios dice: ¡Mi ira, sí, mi cólera derramaré sobre este sitio: personas, animales, árboles y plantas serán consumidos por el fuego de mi ira, que nadie podrá apagar!


El Señor arroja a sus enemigos en el fuego como si fueran espinos; entonces ellos arden como si fueran paja.


Ese día en que el Señor desate su castigo, de nada les servirá la plata y el oro que tienen. Toda la tierra será devorada por el fuego de su ira. ¡En poco tiempo morirán todos los habitantes de la tierra!».


»En ese tiempo haré que los jefes de Judá sean como un pequeño fuego que enciende un gran bosque, como antorcha encendida entre las gavillas de paja seca; acabarán con las naciones vecinas como lo hace el fuego con la paja, mientras Jerusalén quedará inconmovible, y volverá a ser habitada.


Enseguida descendió fuego del Señor y quemó a los doscientos cincuenta hombres que estaban ofreciéndole incienso.


Él está listo para separar la paja del trigo; quemará la paja en un fuego que nunca se apaga y guardará el trigo en su granero».


Él es fuego devorador, Dios celoso.


Porque nuestro Dios es fuego consumidor.


La ciudad no necesita que el sol ni la luna la alumbren, porque la gloria de Dios la ilumina y el Cordero es su lumbrera.


No existirá la noche y por lo tanto no se necesitarán lámparas ni sol, porque Dios, el Señor, los iluminará; y reinarán durante toda la eternidad.


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