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Hechos 9:32 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

32 Pedro viajaba de lugar en lugar visitándolos. Visitó también a los santos del pueblo de Lida.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

32 Aconteció que Pedro, visitando a todos, vino también a los santos que habitaban en Lida.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

32 Mientras tanto, Pedro viajaba de un lugar a otro, y descendió a visitar a los creyentes de la ciudad de Lida.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

32 Pedro, que recorría todos los lugares, fue también a visitar a los santos que vivían en Lida.

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La Biblia Textual 3a Edicion

32 Pasando Pedro por todos los lugares, aconteció que también fue° a los santos que viven en Lida.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

32 Pedro, que recorría todos aquellos lugares, llegó hasta los fieles que habitaban en Lida.

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Hechos 9:32
18 Referans Kwoze  

Los hijos de Elpal fueron Éber, Misán y Sémed (el cual edificó las ciudades de Ono y Lod, y sus pueblos cercanos).


Mis verdaderos héroes son la gente santa del país. ¡Ellos son la gente que verdaderamente me agrada!


Él cuida el sendero de los justos y protege a aquellos que le son fieles.


las tumbas se abrieron y muchos creyentes muertos resucitaron.


Sin embargo, cuando el Espíritu Santo descienda sobre ustedes recibirán poder para ser mis testigos no sólo en Jerusalén, sino también en toda Judea, en Samaria y hasta lo último de la tierra.


Y eso fue lo que hice en Jerusalén. Con el permiso de los jefes de los sacerdotes, metí en la cárcel a muchos de los santos de Jerusalén. Cuando a estos los mataban, yo estaba de acuerdo.


Cuando los apóstoles que estaban en Jerusalén se enteraron de que el pueblo de Samaria había aceptado el mensaje de Dios, enviaron allá a Pedro y a Juan.


Tras testificar y predicar en Samaria, Pedro y Juan regresaron a Jerusalén. A lo largo del camino fueron deteniéndose en los pueblos samaritanos, para predicar las buenas noticias.


―Pero, Señor —exclamó Ananías—, he oído contar cosas horribles acerca de ese hombre, y de todo el mal que ha causado a tus santos en Jerusalén.


Allí conoció a un tal Eneas, paralítico que hacía ocho años estaba en cama.


Él le dio la mano, la ayudó a ponerse de pie y llamó a los creyentes y a las viudas para que la vieran.


Yo, Pablo, apóstol de Jesucristo porque Dios así lo quiso, escribo al pueblo santo que está en Éfeso y que es fiel en Cristo Jesús.


Pablo y Timoteo, siervos de Jesucristo, a todos los que están en Filipos y que, por estar unidos a Cristo Jesús, forman parte del pueblo santo de Dios; también a sus líderes y diáconos:


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