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Hechos 9:20 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

20 se fue por las sinagogas afirmando que Jesús era el Hijo de Dios.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

20 En seguida predicaba a Cristo en las sinagogas, diciendo que este era el Hijo de Dios.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

20 Y enseguida comenzó a predicar acerca de Jesús en las sinagogas, diciendo: «¡Él es verdaderamente el Hijo de Dios!».

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Biblia Católica (Latinoamericana)

20 y en seguida se fue por las sinagogas proclamando a Jesús como el Hijo de Dios.

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La Biblia Textual 3a Edicion

20 Y enseguida predicaba a Jesús° en las sinagogas: ¡Éste es el Hijo de Dios!

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

20 y en seguida predicaba en las sinagogas a Jesús, diciendo que éste era el Hijo de Dios.

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Hechos 9:20
32 Referans Kwoze  

Bésenle los pies, antes que se encienda su ira y perezcan en el camino, pues su ira se inflama de repente. ¡Dichosos los que en él buscan el refugio!


Su elegido responde: «Yo revelaré los eternos propósitos de Dios, pues el Señor me ha dicho: “Tú eres mi hijo. Hoy mismo te he concebido.


Si confió en Dios, ¡que lo salve Dios! ¿No decía que era el Hijo de Dios?


El centurión y los soldados que vigilaban a Jesús, horrorizados por el terremoto y los demás acontecimientos, exclamaron: ―¡Verdaderamente este era el Hijo de Dios!


y el diablo se le acercó. ―Si eres el Hijo de Dios —le dijo—, haz que estas piedras se conviertan en pan.


Natanael exclamó: ―Maestro, ¡tú eres el Hijo de Dios! ¡Tú eres el Rey de Israel!


Los judíos le dijeron: ―Nosotros tenemos una ley, y según esa ley tiene que morir, pues se ha hecho pasar por el Hijo de Dios.


Tomás dijo: ―¡Señor mío y Dios mío!


Pero estas se han escrito para que ustedes crean que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y para que al creer en su nombre tengan vida.


pero Bernabé y Pablo continuaron su viaje hasta Antioquía de Pisidia. Al llegar el día de reposo, asistieron a la sinagoga y se sentaron.


Entonces Pablo y Bernabé valientemente les dijeron: «Era necesario que las buenas noticias de Dios las conocieran primero ustedes los judíos. Pero como las rechazan y se muestran indignos de la vida eterna, no nos queda otro remedio que ofrecérselas a los gentiles.


Juan viajaba con ellos como ayudante. Después de predicar la palabra de Dios en la sinagoga de los judíos que había en Salamina,


Pablo y Bernabé fueron a la sinagoga judía en Iconio y predicaron de tal modo que un gran número de gentiles y judíos creyeron.


El día de reposo fuimos a la orilla del río que está fuera de la puerta, donde se reunían para orar. Nos sentamos y hablamos con las mujeres que habían llegado.


Aquella misma noche los hermanos mandaron para Berea a Pablo y a Silas. En Berea, como de costumbre, se fueron a predicar a la sinagoga.


Por eso, discutía en la sinagoga con los judíos y los devotos gentiles, y también lo hacía diariamente en la plaza pública ante quienes estuvieran allí.


Como ya era costumbre en Pablo, entró allí a predicar, y tres días de reposo estuvo discutiendo con ellos acerca de las Escrituras,


Al llegar al puerto de Éfeso, los dejó allí y se fue a predicar entre los judíos.


Y todos los sábados Pablo discutía en la sinagoga tratando de convencer a judíos y a griegos.


Durante los tres meses siguientes Pablo estuvo visitando la sinagoga; y proclamaba abiertamente el reino de Dios.


A un lado del camino encontraron agua. ―¡Mira! ¡Aquí hay agua! —exclamó el funcionario—. ¿Por qué no me bautizas?


―Siempre y cuando creas de corazón, no hay nada que lo impida —le dijo Felipe. ―Creo que Jesucristo es el Hijo de Dios —respondió el eunuco.


Saulo, mientras tanto, se volvía cada vez más ferviente en la predicación, y los judíos de Damasco no podían refutarle los argumentos con que probaba que Jesús era el Mesías.


pero al resucitar de entre los muertos por el poder del Espíritu Santo, probó ser el Hijo de Dios.


revelarme a su Hijo, para que fuera a predicarlo entre los gentiles, no fui inmediatamente a consultar con nadie,


Estoy crucificado con Cristo, y ya no vivo yo, es Cristo quien vive en mí. Y esta vida que ahora tengo la vivo por mi fe en el Hijo de Dios, quien me amó y se entregó por mí.


»Escríbele al ángel de la iglesia en Tiatira: Este es un mensaje del Hijo de Dios, cuyos ojos fulguran como llamas de fuego y cuyos pies son como bronce al rojo vivo.


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