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Hechos 22:14 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

14 Luego me dijo: “El Dios de nuestros antepasados te ha escogido para que conozcas sus planes, y veas al Justo y oigas las palabras de su boca.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

14 Y él dijo: El Dios de nuestros padres te ha escogido para que conozcas su voluntad, y veas al Justo, y oigas la voz de su boca.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

14 »Después me dijo: “El Dios de nuestros antepasados te ha escogido para que conozcas su voluntad y para que veas al Justo y lo oigas hablar.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

14 Entonces agregó: 'El Dios de nuestros padres te ha elegido para que conozcas su voluntad, veas al Justo y oigas su propia voz.

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La Biblia Textual 3a Edicion

14 Entonces él dijo: El Dios de nuestros padres te ha escogido° para que conozcas su voluntad, veas al Justo y oigas la voz de su boca.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

14 Él me añadió: 'El Dios de nuestros padres te ha designado de antemano para conocer su voluntad, ver al Justo y oír la palabra de su boca,

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Hechos 22:14
33 Referans Kwoze  

Así que Amón abandonó su fe en el Señor, Dios de sus antepasados, pues no vivió de acuerdo con su voluntad.


David salió al encuentro de ellos, y les dijo: ―Si ustedes han venido a ayudarme, somos amigos; pero si han venido a traicionarme y a entregarme a mis enemigos, siendo yo inocente, entonces que el Dios de nuestros padres sea el que los juzgue.


»¡Señor, Dios de nuestros antepasados Abraham, Isaac e Israel, haz que tu pueblo siempre tenga el anhelo de obedecerte, y que el amor de ellos hacia ti nunca se modifique!


Lo mismo hizo en todas las ciudades de Judá, con lo que provocó la ira del Señor, Dios de sus padres.


«Bendito sea el Señor, Dios de nuestros antepasados, que colocó en el corazón del rey el deseo de embellecer el templo del Señor en Jerusalén.


El Señor es mi fortaleza, mi cántico y mi salvación. Lo alabaré, porque él es mi Dios. Lo exaltaré, porque él es el Dios de mis padres.


Yo había determinado tu futuro desde que te estabas formando en el vientre de tu madre; antes que nacieras te escogí y te consagré como vocero mío ante el mundo.


¡Te doy gracias y declaro tu gran bondad, oh Dios de mis antepasados, pues me has dado sabiduría y poder! Me has concedido lo que te pedimos, nos has mostrado el sueño del rey.


Ustedes no me escogieron a mí, sino que yo los escogí a ustedes, y los he mandado para que vayan y den fruto, un fruto que dure para siempre. Así el Padre les dará todo lo que le pidan en mi nombre.


El Dios de la nación israelita escogió a nuestros antepasados y, después de enaltecerlos en Egipto, rescatándolos milagrosamente de la esclavitud, los estuvo alimentando durante cuarenta años en el desierto.


Tú serás su testigo ante todo el mundo de lo que has visto y oído.


Vi al Señor que me decía: “¡Date prisa! Sal en este momento de Jerusalén, porque no creerán lo que digas acerca de mí”.


»Pero esto sí confieso: que adoro al Dios de nuestros antepasados y que sigo este Camino que los que me acusan llaman secta. Yo estoy de acuerdo con todo lo que enseña la ley y creo lo que está escrito en los profetas.


Levántate y escúchame. Me he aparecido a ti porque quiero que seas mi siervo. También serás mi testigo de lo que has visto y de lo que yo te voy a revelar.


El Dios de nuestros antepasados resucitó a Jesús, al que ustedes mataron colgándolo en una cruz.


¿A cuál de los profetas no persiguieron sus antepasados, que hasta mataron a los que predijeron la venida del Justo, que ustedes acaban de traicionar y asesinar?


―Ve y haz lo que te digo —le respondió el Señor—. Yo lo he escogido para que pregone mi nombre tanto entre las naciones, delante de reyes, como al pueblo de Israel.


Ananías obedeció. Al llegar a donde estaba Saulo, le puso las manos encima y le dijo: ―Hermano Saulo, el Señor Jesús, que se te apareció en el camino, me ha enviado para que recobres la vista y seas lleno del Espíritu Santo.


Les escribe Pablo, sirviente de Jesucristo, llamado y enviado para predicar las buenas noticias de Dios.


Esto es lo que el Señor me enseñó, y que ya les transmití antes: La noche en que Judas lo traicionó, el Señor Jesús tomó pan


Lo primero que hice fue transmitirles lo que me enseñaron: que Cristo murió por nuestros pecados, de acuerdo con las Escrituras;


Y por último, como a uno que había nacido fuera de tiempo, se me apareció a mí.


Yo soy libre, soy apóstol, he visto al Señor con mis propios ojos y ustedes son el fruto de mi trabajo en el Señor.


Dios tomó a Cristo, que no tenía pecado, y puso sobre él nuestros pecados, para declararnos justos por medio de Cristo.


No lo recibí ni aprendí de ninguna persona, sino que fue Jesucristo mismo quien me lo enseñó.


Sin embargo, Dios me había escogido desde antes que yo naciera, y me llamó por su gracia. Y cuando él quiso


Pablo, apóstol de Cristo Jesús porque Dios así lo quiso, de acuerdo con la promesa de vida que tenemos en Cristo Jesús,


Escribo yo, Pablo, esclavo de Dios y mensajero a quien Jesucristo llamó y envió a llevar la fe a los escogidos de Dios y a instruirlos en la verdad que enseña nuestra religión.


«Cristo no cometió ningún pecado ni engañó jamás a nadie».


Hijitos míos, les digo esto para que no pequen; pero si alguno peca, tenemos un abogado ante el Padre: a Jesucristo el justo.


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