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Hechos 18:25 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

25 Alguien le había hablado del camino del Señor y, como era muy fervoroso, hablaba y enseñaba acerca de Jesús, aunque conocía sólo el bautismo de Juan.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

25 Este había sido instruido en el camino del Señor; y siendo de espíritu fervoroso, hablaba y enseñaba diligentemente lo concerniente al Señor, aunque solamente conocía el bautismo de Juan.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

25 Había recibido enseñanza en el camino del Señor y les enseñó a otros acerca de Jesús con espíritu entusiasta y con precisión. Sin embargo, él solo sabía acerca del bautismo de Juan.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

25 Le habían enseñado algo del camino del Señor, y hablaba con mucho entusiasmo. Enseñaba en forma acertada lo referente a Jesús, aunque sólo se había quedado con el bautismo de Juan.

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La Biblia Textual 3a Edicion

25 Éste había sido instruido en el camino del Señor, y como era ferviente de espíritu, hablaba y enseñaba diligentemente las cosas acerca de Jesús,° aunque sólo conocía el bautismo de Juan.°

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

25 Había sido iniciado en el Camino del Señor y hablaba y enseñaba, con gran exactitud y vehemente espíritu, sobre lo concerniente a Jesús, aunque sólo conocía el bautismo de Juan.

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Hechos 18:25
27 Referans Kwoze  

Estoy seguro de que enseñará a sus descendientes a obedecerme, de modo que cuando él muera ellos continúen practicando la justicia y la honestidad. Yo, por mi parte, le cumpliré a Abraham todo lo que le he prometido».


Dichosos los que van por caminos perfectos, los que andan conforme a la ley del Señor.


Que conozcan tus caminos por toda la tierra, y entre todas las naciones tu salvación.


¡Escuchen! Oigo a alguien gritar: ―¡Abran para el Señor un camino derecho y parejo a través del desierto!


El Señor les dio el mejor consejo: Pregunten dónde está el buen camino, las instrucciones justas en las que antes se orientaban, y vuelvan a vivir conforme a ellas. ¡Ya verán lo bien que se sentirán por ello! Pero responden: «¡No, estamos bien así!».


Todo aquel que es sabio y prudente entenderá estas cosas. Todo aquel que es inteligente, que escuche y siga mis consejos. Pues los senderos del Señor son verdaderos y justos, y las personas buenas caminan por ellos. Pero la gente mala se pierde en sus propios malos pasos.


«Voz de uno que clama en el desierto: “Preparen el camino del Señor, háganle caminos derechos”».


Apenas llegaron, le dijeron: ―Maestro, sabemos que eres un hombre intachable y no te dejas llevar por lo que dicen los demás, porque no te fijas en las apariencias. Tú de verdad enseñas el camino de Dios. ¿Está bien que paguemos impuestos al césar, o no?


para que confirmes la verdad de lo que se te ha enseñado.


Todo el pueblo, hasta los que cobraban impuestos, al oír esto reconocieron que lo que Dios pide es justo e hicieron que Juan los bautizara.


«Hijo del diablo, mentiroso y villano, enemigo de toda justicia, ¿hasta cuándo vas a torcer los caminos rectos del Señor?


La joven empezó a seguirnos. ―¡Estos hombres son siervos de Dios que han venido a enseñarles el camino de salvación! —gritaba a nuestras espaldas.


En su mensaje en la sinagoga habló con valentía. Entre los que lo escucharon estaban Priscila y Aquila. Estos lo tomaron aparte y le explicaron con mayor exactitud el camino de Dios.


En aquellos días se produjo en Éfeso un gran disturbio contra el Camino.


―¿Y cómo fue que les bautizaron? —les preguntó. ―De acuerdo con el bautismo de Juan —le respondieron.


Pero como muchos no querían creer y maldecían el Camino públicamente, Pablo decidió no predicarles más. Separó entonces a los creyentes y comenzó a discutir diariamente en la escuela de Tirano.


para pedirle cartas de autorización para ir a cada una de las sinagogas de Damasco. Quería encontrar y llevar presos a Jerusalén a todos los que siguieran el Nuevo Camino, sin importar si eran hombres o mujeres.


No sean perezosos; sirvan al Señor con el entusiasmo que da el Espíritu.


No te enredes en los asuntos de esta vida, porque ello no agradaría al que te tomó por soldado.


Por eso, confiésense unos a otros sus pecados, y oren unos por otros para que sean sanados. La oración del justo es poderosa y eficaz.


En cambio, me servirán para probar a mi pueblo, para ver si obedece al Señor de la manera que sus antepasados lo hicieron».


En cuanto a mí, lejos esté de mí el pecar contra el Señor dejando de orar por ustedes. Yo les seguiré enseñando lo que es bueno y correcto.


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