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Hechos 16:25 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

25 Era ya media noche. Pablo y Silas todavía estaban orando y cantando himnos al Señor. Los demás prisioneros escuchaban.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

25 Pero a medianoche, orando Pablo y Silas, cantaban himnos a Dios; y los presos los oían.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

25 Alrededor de la medianoche, Pablo y Silas estaban orando y cantando himnos a Dios, y los demás prisioneros escuchaban.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

25 Hacia media noche Pablo y Silas estaban cantando himnos a Dios, y los demás presos los escuchaban.

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La Biblia Textual 3a Edicion

25 Pero hacia la medianoche, Pablo y Silas estaban orando y cantando himnos a Dios, y los presos escuchaban.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

25 Alrededor de la media noche Pablo y Silas, puestos en oración, cantaban himnos a Dios; los restantes presos les estaban escuchando.

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Hechos 16:25
38 Referans Kwoze  

Señor, por la noche evoco tu nombre; ¡quiero cumplir tu ley!


A media noche me levantaré para darte gracias por tus leyes justas.


Cada día clamo a ti, mi Dios, pero tú no me respondes; clamo de noche pero no hallo reposo.


Alabaré al Señor, pase lo que pase. Constantemente hablaré de sus glorias y de su gracia.


Sin embargo, día tras día derrama el Señor sobre mí su constante amor; y por la noche entono sus cánticos y elevo oración al Dios que me da vida.


Confía en mí en tus tribulaciones para que yo te libre y puedas darme la gloria.


Mi vida es un ejemplo para muchos, porque tú has sido mi fuerza y mi protección.


Cuando estoy en medio de grandes problemas, voy ante el Señor. Paso la noche entera orando, alzando mis manos al cielo, suplicando. Para mí no podrá haber gozo hasta que él se manifieste.


Entonces mis noches estaban llenas de cánticos jubilosos. Busco en mi alma y pienso en cómo han cambiado las cosas.


Cuando me llame, yo responderé; estaré con él en la angustia, lo libraré y lo honraré.


Pero el pueblo de Dios entonará un cántico de solemne gozo, como los que se entonan de noche en las fiestas sagradas. A su pueblo se le alegrará el corazón como cuando un flautista guía al grupo de peregrinos que se dirigen a Jerusalén, al monte del Señor, la Roca de Israel.


»Óyeme, Josué, sumo sacerdote, y que me oigan también tus compañeros, los que están a tu lado, pues todos ustedes son una señal de las buenas cosas que vendrán: ¡Yo traeré a mi siervo, yo traeré a mi Renuevo!


Estaba tan angustiado, que se puso a orar con más intensidad, y su sudor caía a tierra como grandes gotas de sangre.


Entonces los apóstoles, los ancianos y la congregación en pleno decidieron nombrar a personas que fueran con Pablo y Bernabé a Antioquía a dar a conocer la decisión. Escogieron a Judas (conocido también como Barsabás) y a Silas. Ambos tenían buen testimonio entre los hermanos.


A causa de esto, se desvanecieron las esperanzas de riqueza de los dueños de la esclava, por lo que tomaron a Pablo y lo llevaron ante los magistrados de la plaza pública.


Y en aquella misma hora, el carcelero les lavó las heridas y se bautizó junto con los demás miembros de su familia.


Al salir del concilio, los discípulos iban gozosos de haber sido tenidos por dignos de sufrir ultrajes por la causa del Nombre.


Regocíjense en la esperanza, tengan paciencia si sufren y nunca dejen de orar.


Y también nos gozamos de las aflicciones, porque nos enseñan a tener paciencia;


Tenemos el corazón adolorido, pero a la vez no nos falta el gozo. Parecemos pobres, pero enriquecemos a muchos; no tenemos nada, y, sin embargo, somos dueños de todo.


Así hablarán entre ustedes con salmos e himnos y cantos espirituales, y elevarán al Señor alabanzas y cantos de todo corazón.


Y aunque mi vida sea sacrificada como una ofrenda y servicio que proceden de su fe, me alegro y comparto con todos ustedes mi alegría.


Es cierto que estoy sufriendo por ustedes, pero me alegro. Así ayudo a completar lo que falta de los sufrimientos de Cristo por ese cuerpo suyo que es la iglesia.


Cuando Cristo estaba en la tierra, con voz fuerte y muchas lágrimas ofreció ruegos y súplicas a Dios, quien podía librarlo de la muerte. Y Dios escuchó sus oraciones en virtud de su ferviente deseo de obedecer a Dios.


Hermanos míos, que les dé gran alegría cuando pasen por diferentes pruebas,


Si alguno de ustedes está angustiado, que ore. Si alguno está alegre, que cante alabanzas.


Dichosos ustedes si los insultan por causa de Cristo, porque el glorioso Espíritu de Dios está siempre con ustedes.


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