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Hechos 12:17 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

17 Pero él, después de hacerles señas para que se callaran, les relató cómo el Señor lo había libertado de la cárcel. ―Mándenle a decir a Jacobo y a los hermanos lo que ha ocurrido —les dijo—, y se fue a otro lugar.

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Biblia Reina Valera 1960

17 Pero él, haciéndoles con la mano señal de que callasen, les contó cómo el Señor le había sacado de la cárcel. Y dijo: Haced saber esto a Jacobo y a los hermanos. Y salió, y se fue a otro lugar.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

17 Él les hizo señas para que se callaran y les contó cómo el Señor lo había sacado de la cárcel. «Díganles a Santiago y a los demás hermanos lo que pasó», dijo. Y después se fue a otro lugar.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

17 Les hizo señas con la mano pidiendo silencio, y les contó cómo el Señor lo había sacado de la cárcel. En seguida les dijo: 'Comuniquen esto a Santiago y a los hermanos. Luego salió y se fue a otro lugar.

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La Biblia Textual 3a Edicion

17 Y haciéndoles con la mano señal de que callaran, relató cómo el Señor lo había sacado de la cárcel. Y dijo: Informad de esto a Jacobo y a los hermanos. Y saliendo, se fue a otro lugar.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

17 Él hizo señas con la mano para que se callaran, les refirió cómo el Señor le había sacado de la cárcel y añadió: 'Contádselo a Santiago y a los hermanos'. Salió y se fue a otro lugar.

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Hechos 12:17
28 Referans Kwoze  

El Señor hace justicia a los oprimidos, da de comer a los hambrientos y pone en libertad a los cautivos.


Vengan y escuchen todos los que temen a Dios, y yo les contaré lo que él hizo en favor mío.


Cuando los persigan en una ciudad, huyan a otra. Les aseguro que no terminarán de recorrer todas las ciudades de Israel antes que yo haya regresado:


pues es el carpintero, hijo de María, hermano de Jacobo, José, Judas y Simón. Y sus hermanas viven aquí mismo. Y estaban escandalizados.


Cuando por fin salió, no podía hablar, así que se dieron cuenta de que allí había tenido una visión.


Regresó Jesús al otro lado del Jordán, al lugar donde Juan había estado bautizando, y allí se quedó.


Por eso Jesús ya no andaba públicamente entre los judíos. Se fue a un pueblo llamado Efraín que estaba cerca del desierto, y allí se quedó con sus discípulos.


Simón Pedro le hizo señas a ese discípulo para que le preguntara de quién hablaba.


Después de esto, Jesús andaba por Galilea. No quería ir a Judea porque allí los judíos lo esperaban para matarlo.


Entonces los judíos tomaron piedras para arrojárselas, pero Jesús se escondió y salió del templo.


En aquellos días, en una ocasión en que había ciento veinte personas presentes, Pedro se puso de pie y les dijo:


Mientras tanto, Pedro seguía tocando a la puerta. Cuando finalmente la abrieron, se quedaron pasmados de sorpresa.


Al despuntar el alba, se armó un gran alboroto en la cárcel. ¿Qué se había hecho Pedro?


Pablo se puso entonces de pie, los saludó con la mano, y les dijo: «Varones de Israel, y cualquiera que tema al Señor, escúchenme.


Cuando Pablo y Bernabé terminaron, Jacobo pidió la palabra: ―Hermanos —les dijo—, escúchenme.


Pablo y Silas entonces regresaron a casa de Lidia y allí volvieron a reunirse con los creyentes para consolarlos una vez más antes de partir.


Entre la multitud se encontraba Alejandro y lo arrastraron al frente. Alejandro pidió que guardaran silencio e intentó hablarles.


Al segundo día, Pablo nos llevó consigo a visitar a Jacobo y a los ancianos que estaban reunidos con él.


El comandante accedió. Pablo, erguido en las gradas, pidió silencio con las manos. Pronto un profundo silencio envolvió a la multitud, y Pablo se dirigió a ellos en arameo.


Los hermanos de Roma ya se habían enterado de nuestra llegada y salieron a recibirnos hasta el Foro de Apio y Tres Tabernas. Al verlos, Pablo le dio gracias a Dios y se animó.


Luego se le apareció a Jacobo, y después a todos los apóstoles.


Aparte de él, al único apóstol que vi fue a Jacobo, el hermano de nuestro Señor.


Cuando llegó, comió con los cristianos gentiles. Pero cuando llegaron ciertos judíos amigos de Jacobo, no quiso volver a comer con los gentiles por temor a lo que pudieran decir aquellos que afirman que es necesario circuncidarse.


Santiago, siervo de Dios y del Señor Jesucristo, saluda a las doce tribus que se hallan dispersas por todo el mundo.


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