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Génesis 37:33 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

33 El padre la reconoció de inmediato. ―Sí, es la túnica de mi hijo. Algún animal salvaje destrozó a mi hijo y se lo comió.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

33 Y él la reconoció, y dijo: La túnica de mi hijo es; alguna mala bestia lo devoró; José ha sido despedazado.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

33 Su padre la reconoció de inmediato. «Sí —dijo él—, es la túnica de mi hijo. Seguro que algún animal salvaje se lo comió. ¡Sin duda despedazó a José!».

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Biblia Católica (Latinoamericana)

33 Jacob la reconoció y exclamó: '¡Es la túnica de mi hijo. Algún animal feroz lo ha devorado! ¡José ha sido despedazado!'

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La Biblia Textual 3a Edicion

33 Él la reconoció, y exclamó: ¡Es la túnica de mi hijo! Alguna mala bestia lo habrá devorado. ¡Sin duda José fue despedazado!

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

33 Él la reconoció y dijo: '¡La túnica de mi hijo! Una bestia salvaje lo ha devorado; José ha sido despedazado'.

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Génesis 37:33
10 Referans Kwoze  

Luego le llevaron la túnica a Jacob para que la identificara. ―Encontramos esto en el campo —le dijeron—. ¿Será la túnica de José?


Pero Jacob replicó: ―Mi hijo no irá con ustedes, porque José su hermano murió y sólo él me ha quedado de los hijos de su madre. Si algo llegara a sucederle, yo me moriría.


Y nosotros le respondimos: “Sí, tenemos un padre, anciano, y un hijo de su vejez, el cual todavía es muy joven. El hermano de este murió y sólo él ha quedado de los hijos de su madre, y su padre lo ama mucho”.


y que uno de ellos salió y no volvió jamás, sin duda destrozado por algún animal salvaje. Nunca más lo volví a ver.


Israel entonces le dijo a José: ―Jamás pensé que te volvería a ver. Sin embargo Dios me ha permitido ver a tus hijos también.


Y el profeta emprendió la marcha, pero mientras viajaba solo, salió un león y lo mató. Su cuerpo quedó en el camino, y el burro y el león se quedaron parados junto a él. Los que pasaron y vieron el cuerpo tirado en el camino, y el león tranquilamente parado a su lado, fueron y lo contaron en Betel, donde vivía el profeta anciano.


Él se dio vuelta, y los maldijo en el nombre del Señor. Al instante, dos osas salieron del bosque y mataron a cuarenta y dos de ellos.


El ingenuo cree todo lo que le dicen, pero el prudente piensa cada paso que da.


Jesús le respondió: ―Ahora no entiendes por qué lo hago, pero más tarde lo entenderás.


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