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Génesis 29:17 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

17 Lea tenía hermosos ojos, pero Raquel era hermosa en todo sentido.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

17 Y los ojos de Lea eran delicados, pero Raquel era de lindo semblante y de hermoso parecer.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

17 No había brillo en los ojos de Lea, pero Raquel tenía una hermosa figura y una cara bonita.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

17 Lía no tenía brillo en sus ojos, mientras Raquel tenía buena presencia y era linda.

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La Biblia Textual 3a Edicion

17 Y los ojos de Lea eran alicaídos,° en tanto que Raquel era de hermosa apariencia y bello semblante.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

17 Lía tenía la mirada apagada, Raquel, en cambio, era apuesta y de bello aspecto.

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Génesis 29:17
19 Referans Kwoze  

Cuando ya estaban cerca de Egipto, Abram le dijo a su esposa Saray: «¡Eres una mujer muy hermosa, y


Y así fue. Cuando llegaron a Egipto, todos hablaban de la belleza de Saray.


La joven era muy hermosa y virgen, pues aún no había tenido relaciones sexuales con ningún hombre. Rebeca bajó al pozo, llenó su cántaro de agua y se dispuso a regresar.


Cuando los hombres del lugar le preguntaban quién era la mujer que lo acompañaba, Isaac decía que era su hermana. Es que Rebeca era tan bonita, que Isaac tenía miedo de que los hombres de aquel lugar lo mataran si se enteraban que ella era su esposa.


Ahora bien, Labán tenía dos hijas: Lea, la mayor, y Raquel, la menor.


Jacob estaba enamorado de Raquel. Por lo tanto, le dijo a Labán: ―Trabajaré para ti siete años si me das a Raquel para que sea mi esposa.


Jacob durmió con Raquel y la amó más que a Lea; y se quedó trabajando los siete años adicionales.


Entonces Dios tuvo compasión de Raquel, y le respondió sus oraciones, pues le permitió tener hijos.


Los hijos de Raquel: José y Benjamín.


Por esa razón, Potifar le entregó a José la responsabilidad de administrar todas sus posesiones. Potifar no tenía nada de qué preocuparse, sino de comer. Además de las cualidades mencionadas, José era un joven bien parecido.


Raquel, tu madre, murió cerca de Efrata, en la tierra de Canaán, cuando yo regresaba de Padán Aram. Entonces la sepulté allí junto al camino de Efrata, que es la misma ciudad de Belén.


Los encantos pueden engañar y la belleza no dura, pero la mujer que honra al Señor es digna de alabanza.


El Señor dice: Hay amargo llanto en Ramá. Raquel llora por sus hijos y nadie puede consolarla, pues han desaparecido.


«Gritos de agonía y llanto incontenible se escuchan en Ramá; es Raquel que llora desconsolada la muerte de sus hijos».


Cuando te hayas ido de aquí, verás a dos hombres junto a la tumba de Raquel en Selsa, en la tierra de Benjamín. Ellos te dirán que ya aparecieron las burras y que tu padre está preocupado por ti y no cesa de preguntar: “¿Cómo podré encontrar a mi hijo?”.


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