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Ezequiel 21:3 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

3 Pues el Señor dice: “¡Yo estoy contra ti, Israel, te atacaré con mucha fuerza y destruiré a tu gente con violentos tajos de espada, buenos y malos por igual serán eliminados!

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

3 Dirás a la tierra de Israel: Así ha dicho Jehová: He aquí que yo estoy contra ti, y sacaré mi espada de su vaina, y cortaré de ti al justo y al impío.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

3 Dile: “Esto dice el Señor: ‘Oh Israel, yo soy tu enemigo y voy a desenvainar mi espada para destruir a tu gente, a justos y a perversos por igual.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

3 Le dirás al bosque del sur: Escucha la palabra de Yavé... Esto dice Yavé: Encenderé en ti un fuego que consumirá todos los árboles: verdes o secos. Ese fuego violento no se apagará y en él arderán todas las personas desde el sur al norte.

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La Biblia Textual 3a Edicion

3 y di a la tierra de Israel: Así dice YHVH: He aquí Yo estoy contra ti; sacaré mi espada de su vaina, y cortaré de ti a inocentes y a culpables.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

3 Di al bosque del Negueb: escucha la palabra de Yahveh. Así dice el Señor Yahveh: 'Mira: voy a prenderte fuego, que devorará en ti todo árbol verde y todo árbol seco; no se apagará la abrasadora llama, de tal modo que arderá toda la superficie desde el sur hasta el norte'.

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Ezequiel 21:3
37 Referans Kwoze  

Inocente o culpable, para él da lo mismo, pues él destruye a uno y a otro.


Señor, levántate y haz que caigan de rodillas. Rescátame de los malvados con tu espada.


Fortalece al que amas, al hijo elegido por ti,


Persíguelos con tus tormentas, aterrorízalos con tus tempestades.


Los enemigos dijeron: «Los seguiremos, les daremos alcance y los destruiremos. ¡Los destrozaremos con nuestras espadas y repartiremos el botín!».


Buenos y malos, religiosos y descreídos, blasfemos y justos, tienen el mismo final. Parece muy injusto que sea igual el destino de todos. Por eso es que los humanos no se preocupan más del bien, sino que eligen su camino de locura, pues no tienen esperanza; al fin y al cabo lo único que les espera es la muerte.


Asiria es el látigo de mi ira, su fuerza militar es el arma que empleo contra esta nación impía, sentenciada y condenada. Ella los esclavizará, los saqueará y pisoteará como tierra bajo sus pies.


Y cuando mi espada haya acabado su obra destructora en los cielos ¡tengan cuidado! porque entonces se descargará sobre Edom, el pueblo que he condenado.


Mueren los buenos, perecen los justos antes de tiempo sin que nadie parezca preocuparse o preguntarse la razón. Nadie pareciera darse cuenta de que Dios los aleja de los malos días que vendrán.


Pero si no me escuchan, y se niegan a dedicar para mí el sábado, y en sábado meten cargamentos de mercancía por estas puertas de Jerusalén como si fuera un día común, entonces incendiaré las puertas. El fuego se extenderá a los palacios y los destruirá, sin que nadie pueda apagar un incendio tan destructivo.


Yo pelearé contra esta ciudad de Jerusalén, que se ufana diciendo: «Estamos a salvo, aquí nadie puede tocarnos».


Yo mismo te destruiré por haber cometido tantas maldades, dice el Señor. Destruiré todo, incluso encenderé un fuego en los bosques que quemará cuanto halle a su paso, hasta lo que se encuentra en la periferia.


No les quede la menor duda: ¡Yo estoy contra ti, pueblo orgulloso, ya te llegó tu hora, pueblo famoso por tu insolencia!


El rey Ciro es el hacha de guerra y la espada de Dios. Tú serás mi instrumento, dice el Señor, para despedazar a las naciones y destruir muchos reinos.


¡Porque yo estoy contra ti, monte poderoso, Babilonia, destructora del mundo! ¡Contra ti dirigiré mi poder, te derribaré de tus alturas y te convertiré en monte consumido por el fuego! ¡Desde tus alturas te haré caer!


»Por lo tanto, el Señor Dios dice: Yo acabaré con ustedes por estas “visiones” y mentiras que han inventado.


»O cuando yo traiga guerra contra la tierra y mande a los ejércitos del enemigo a venir y destruir todo,


»Y el Señor agrega: Cuatro grandes castigos aguardan a Jerusalén para destruir toda vida: guerra, hambre, fieras y plaga.


«Hombre mortal, haz un mapa y sobre él traza dos rutas que simbolizarán los caminos que seguirá el rey de Babilonia; una se dirigirá a Jerusalén y la otra a Rabá de los amonitas. Y coloca una señal en la bifurcación del camino de Babilonia.


»”¡Ay de Jerusalén, Ciudad de Homicidas, apilaré la leña debajo de ella!


»Por lo tanto el Señor Dios dice: ¡Yo estoy aquí contra ti, Tiro! Traeré naciones en guerra contra ti como si fueran olas del mar.


Yo estoy contra ti y tu río, y destruiré completamente la tierra de Egipto desde Migdol hasta Asuán, y tan al sur como la frontera con Etiopía.


Un tercio de ustedes morirá de hambre y peste, otro tercio será muerto por el enemigo y un tercio esparciré en desbandada, enviando a sus enemigos con espada en mano tras ellos.


Por eso el Señor Dios dice: Yo mismo estoy contra ustedes y los castigaré públicamente mientras todas las naciones vecinas observan.


Haré que todo el castigo anunciado en mi ley caiga sobre ustedes. Huirán a las ciudades y enviaré plagas contra ustedes allí. Serán conquistados por sus enemigos.


Los esparciré entre las naciones, y los destruiré. Sus tierras serán desoladas y sus ciudades quedarán destruidas.


¡Acudan al Señor y él protegerá sus vidas! Si no lo hacen, él vendrá sobre Israel como fuego y lo consumirá, y ninguno de los ídolos de Betel en los que ustedes tanto confían podrá apagar ese fuego.


Luego Dios el Señor me mostró un gran incendio que él había preparado para castigar a los israelitas. Era tan violento que había ya secado las aguas y estaba secando toda la tierra.


Pero ahora el Señor Todopoderoso te dice: «Nínive, yo estoy en tu contra. Quemaré tus carros de guerra y haré que tus valientes soldados mueran en la batalla. No permitiré que sigas robando, ni que tus mensajeros vuelvan a llevar amenazas a las naciones».


«No te extrañes ahora que esté en tu contra», dice el Señor Todopoderoso. «Te levantaré las faldas hasta el rostro para que todo mundo pueda ver tu desnudez y así quedes avergonzada en público. Ahora toda la tierra verá tu desnudez y tu vergüenza.


«También ustedes, los de Etiopía, serán muertos por el ataque poderoso del Señor».


»El Señor Todopoderoso exclama: ¡Mi espada será lanzada contra mi pastor, contra aquel que había hecho mi compañero de confianza! ¡Herido el pastor, entonces las ovejas se dispersarán! ¡Yo mismo me encargaré de matar a los corderitos!


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