Ezequiel 13:9 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 20089 Mi enojo se dirigirá en contra de ustedes y serán eliminados de entre los jefes de Israel; borraré sus nombres de entre mi pueblo y no verán más su propio país. Y así sabrán que yo soy el Señor. Gade chapit laPlis vèsyonBiblia Reina Valera 19609 Estará mi mano contra los profetas que ven vanidad y adivinan mentira; no estarán en la congregación de mi pueblo, ni serán inscritos en el libro de la casa de Israel, ni a la tierra de Israel volverán; y sabréis que yo soy Jehová el Señor. Gade chapit laBiblia Nueva Traducción Viviente9 Alzaré mi puño contra todos los profetas que tengan visiones falsas y hagan predicciones mentirosas, y serán expulsados de la comunidad de Israel. Tacharé sus nombres de los registros de Israel, y jamás volverán a pisar su propia tierra. Entonces ustedes sabrán que yo soy el Señor Soberano. Gade chapit laBiblia Católica (Latinoamericana)9 Castigaré a los profetas de visiones falsas, de promesas mentirosas; ya no serán admitidos en el consejo de mi pueblo, ni serán más inscritos en la libreta de familia de Israel, ni entrarán en la tierra de Israel: así sabrán que yo soy Yavé. Gade chapit laLa Biblia Textual 3a Edicion9 Mi mano está contra los profetas que tienen visiones vanas y adivinan mentira. No estarán en la congregación de mi pueblo, ni serán inscritos en el libro de la casa de Israel, ni entrarán a la tierra de Israel, y sabréis que Yo soy Adonay YHVH. Gade chapit laBiblia Serafín de Ausejo 19759 Extenderé mi mano contra los profetas que ven vanidades y adivinan mentiras; no estarán en la asamblea de mi pueblo, no serán inscritos en el libro de la casa de Israel, no entrarán en el territorio de Israel; y sabréis que yo soy el Señor Yahveh. Gade chapit la |
cuyas genealogías se perdieron. Eran los descendientes de Jabaías, Cos y Barzilay (que se casó con una de las hijas de Barzilay, el galaadita, y tomó el nombre de su familia). Como no pudieron comprobar que procedían de familias israelitas no se les permitió seguir en el sacerdocio. Además, el gobernador les prohibió comer de los alimentos solemnemente consagrados, hasta que un sacerdote consultara a Dios por medio del urim y el tumim, y se decidiera qué hacer con ellos.