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Ezequiel 12:3 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

3 pues son muy testarudos. Así que ahora haz una demostración para mostrarles cómo será el estar exiliados. Empaqueta todo lo que puedas llevar sobre tus espaldas y deja tu hogar para ir a otra parte. Vete de día para que ellos te vean, pues quizás aún ahora ellos se preguntarán lo que esto significa, aun cuando son tan testaduros.

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Biblia Reina Valera 1960

3 Por tanto tú, hijo de hombre, prepárate enseres de marcha, y parte de día delante de sus ojos; y te pasarás de tu lugar a otro lugar a vista de ellos, por si tal vez atienden, porque son casa rebelde.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

3 »De modo que ahora, hijo de hombre, haz como si te enviaran al destierro. Prepara tu equipaje con las pocas pertenencias que podría llevarse un desterrado y sal de tu casa para ir a otro lugar. Hazlo a la vista de todos para que te vean. Pues quizás presten atención a eso, por muy rebeldes que sean.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

3 Prepara, pues, hijo de hombre, tu equipaje de exiliado en pleno día y ante ellos; a lo mejor así reconocen que son una banda de rebeldes.

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La Biblia Textual 3a Edicion

3 Por tanto tú, hijo de hombre, empaca unos enseres de cautivo, y vete como si fueras al exilio, de día, a vista de ellos; y te moverás de tu lugar a otro lugar a vista de ellos, por si tal vez atienden, aunque son casa rebelde.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

3 En cuanto a ti, hijo de hombre, prepara tu equipaje de destierro de día, ante sus ojos, y marcha, ante sus ojos, como un desterrado del lugar donde estás a otro lugar; quizá reconozcan que son gente rebelde.

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Ezequiel 12:3
24 Referans Kwoze  

Si mi pueblo tan sólo me escuchara, si Israel quisiera andar por mis caminos.


Alisten el equipaje, dice, prepárense para partir, pronto comenzará el asedio.


Porque tal vez escuchen y se detengan de hacer tantas maldades y entonces pueda yo aguantarme de darles el castigo que se merecen por sus malas acciones.


Hazte un yugo y póntelo al cuello atado con correas como quien enyuga un buey para arar.


Quizá cuando el pueblo de Judá vea por escrito todas las terribles cosas que voy a hacerles, se arrepientan, y entonces podré perdonarlos.


Quizá todavía se vuelvan de sus malas conductas y le pidan al Señor perdón antes que sea demasiado tarde, aunque ya se les hayan echado estas predicciones de castigo de Dios.


Pero no quisieron escucharles, ni siquiera trataron de poner atención. ¡Son duros, empecinados y rebeldes, peor que sus antepasados!


Hice como se me había mandado. Traje mis bultos afuera a la luz del día —todo lo que podía llevar al exilio— y al atardecer cavé a través del muro con mis manos. Salí en la oscuridad con mis bultos sobre mis hombros, mientras la gente observaba.


Yo haré que tu lengua se pegue a tu paladar para que no puedas hablar para reprenderles, pues ellos son rebeldes y tercos.


Pero siempre que te dé un mensaje, entonces soltaré tu lengua y te dejaré hablar, y les dirás: “El Señor Dios dice”, y les comunicarás mi mensaje. ¡El que quiera escuchar, que lo haga, y el que quiera rehusar hacerlo, también! Y es que ellos son rebeldes.


Diles: “¡Se los aseguro, dice el Señor Dios, que no me complazco para nada en la muerte del impío, sino que deseo que el impío se arrepienta de sus maldades y viva! ¡Dejen de cometer maldades!, pues ¿por qué habrían de morir, oh israelitas?”.


Y si ellos están realmente avergonzados de lo que han hecho, luego explícales los detalles de su construcción —sus puertas y entradas— y todo lo concerniente a él. Escribe todas las indicaciones y reglas que ellos deben guardar.


»¡Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas y apedreas a los mensajeros que se te envían! ¡Cuántas veces quise reunir a tus hijos, como reúne la gallina a sus pollitos debajo de sus alas!, pero no quisiste.


»Así que el dueño del viñedo pensó: “¿Qué haré? Enviaré a mi hijo, al que tanto amo. Estoy seguro de que a él sí lo respetarán”.


¡Oh, si tuvieran sabiduría! ¡Oh, si tuvieran entendimiento! ¡Oh, si supieran el fin que les espera!


Ojalá siempre estuviera dispuesto a obedecer mis mandamientos. Si así fuera, les iría bien en todo a ellos, a sus hijos y a las generaciones futuras.


Debe corregir con mansedumbre a los que se le oponen, con la esperanza de que Dios les conceda que se arrepientan y conozcan la verdad.


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