Ezequiel 1:10 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008
10 Cada uno tenía la cara de un ser humano al frente, las caras de los costados eran una de león y una de buey, en tanto que la posterior era de águila.
10 Y el aspecto de sus caras era cara de hombre, y cara de león al lado derecho de los cuatro, y cara de buey a la izquierda en los cuatro; asimismo había en los cuatro cara de águila.
10 Vistos de frente, los cuatro seres tenían aspecto humano, pero la cara derecha de su cuerpo era cara de león, y su cara izquierda, cara de toro. Los cuatro tenían también una cara de águila.
10 El aspecto de sus rostros era como rostro de hombre, pero los cuatro tenían también° cara de león, a la derecha; los cuatro tenían cara de buey, a la izquierda; y los cuatro tenían también cara de águila. Así eran sus caras.
10 En cuanto a la forma de sus caras, una cara de hombre y una cara de león a la derecha de los cuatro; una cara de toro a la izquierda de los cuatro; y los cuatro tenían cara de águila.
Grandes y bravos guerreros de la tribu de Gad se unieron también a David en el desierto. Eran expertos en el uso del escudo y de la lanza. Eran hombres tan feroces como los leones, y tan veloces como los venados. Esta es la lista de ellos: Ezer, el jefe; Abdías, el segundo en mando; Eliab, tercero en mando; Mismaná, el cuarto; Jeremías, el quinto; Atay, el sexto; Eliel, el séptimo; Johanán, el octavo; Elzabad, el noveno; Jeremías, el décimo, y Macbanay, el undécimo. Estos hombres eran oficiales del ejército; el más débil valía por una tropa normal de cien soldados, y el más fuerte valía por mil.
Pero los que esperan en el Señor renovarán sus fuerzas: emprenderán vuelo como si tuvieran alas de águilas, correrán y no se cansarán, caminarán y no desfallecerán.
Cada uno de los cuatro querubines tenía caras diferentes: la primera era la de un buey; la segunda, la de un hombre; la tercera, la de un león; y la cuarta, la de un águila.
La primera era como un león, ¡pero tenía alas de águila! Y mientras yo observaba, sus alas le fueron arrancadas, lo levantaron del suelo y lo pararon sobre sus patas traseras, como un hombre; y le fue dada la mente de un hombre.
La ubicación de las tribus: Tribu Jefe Situación Censo Judá Naasón (hijo de Aminadab) Al este del santuario 74.600 Isacar Natanael (hijo de Zuar) Junto a Judá 54.400 Zabulón Eliab (hijo de Helón) Junto a Isacar 57.400 El total de los que estaban en el campamento junto a Judá era de ciento ochenta y seis mil cuatrocientos. Estas tribus abrían la marcha siempre que los israelitas tenían que trasladar el campamento. Tribu Jefe Situación Censo Rubén Elisur (hijo de Sedeúr) Al sur del santuario 46.500 Simeón Selumiel (hijo de Zurisaday) Junto a Rubén 59.300 Gad Eliasaf (hijo de Reuel [o Deuel]) Junto a Simeón 45.650 Así que el total de los que estaban en el campamento junto a Rubén era de ciento cincuenta y un mil cuatrocientos cincuenta. Estas tres tribus eran las segundas en marchar cuando los israelitas viajaban. Luego seguía el santuario con los levitas. Durante los viajes, cada tribu se mantenía en torno a su bandera, conservando el lugar, el orden y la distancia que había entre cada una cuando acampaban. Tribu Jefe Situación Censo Efraín Elisama (hijo de Amiud) Al oeste del santuario 40.500 Manasés Gamaliel (hijo de Pedasur) Junto a Efraín 32.200 Benjamín Abidán (hijo de Gedeoni) Junto a Manasés 35.400 El total de los que estaban en el campamento junto a Efraín era de ciento ocho mil cien, y eran los terceros en marchar. Tribu Jefe Situación Censo Dan Ajiezer (hijo de Amisaday) Al norte del santuario 62.700 Aser Paguiel (hijo de Ocrán) Junto a Dan 41.500 Neftalí Ajira (hijo de Enán) Junto a Aser 53.400 El total de los que estaban en el campamento junto a Dan era de ciento cincuenta y siete mil seiscientos. Estos cerraban la marcha cuando Israel se trasladaba.
Amados hermanos, no sean niños en cuanto a la comprensión de estas cosas. Sean niños en lo que a malicia se refiere, pero maduros en asuntos como estos.
El primero de aquellos seres vivientes tenía forma de león; el segundo, de toro; el tercero tenía un rostro humano, y el cuarto parecía un águila en pleno vuelo.
Pero uno de los ancianos me dijo: «No llores. Allí está el León de la tribu de Judá, la Raíz de David, que con su victoria ha demostrado ser digno de romper los siete sellos del pergamino y desenrollarlo».
Antes de la puesta del sol del séptimo día, vinieron a darle la respuesta. ―¿Qué es más dulce que la miel —le preguntaron—, y qué es más fuerte que un león? ―Si no hubieran arado con mi ternera, no habrían solucionado mi enigma —replicó Sansón.