Entonces los dirigentes de clanes, los jefes de tribus, los oficiales del ejército y los funcionarios administrativos del rey hicieron entrega de ciento sesenta y cinco mil kilos y diez mil monedas de oro, trescientos treinta mil kilos de plata, seiscientos mil kilos de bronce y tres millones trescientos mil kilos de hierro.
Algunos de los jefes de clanes, al llegar al templo del Señor que estaba en Jerusalén, ofrendaron generosamente para ayudar a la reconstrucción del mismo.