Entonces se acordó que el día trece del mes de Abib todos los secretarios del rey se reunieran, para escribir las órdenes de Amán. Estas órdenes fueron escritas en el idioma de cada pueblo, en nombre del rey Asuero y selladas con el anillo real. Luego se enviaron a los gobernadores y autoridades de cada región y provincia del reino.
Inmediatamente fueron convocados los secretarios del rey. Era el día veintitrés del mes tercero, es decir, del mes de Siván. Los secretarios escribieron el edicto que Mardoqueo les dictó, para ser enviado a los judíos, a los oficiales, a los gobernadores y príncipes de las ciento veintisiete provincias, desde la India hasta Etiopía. El edicto fue traducido a los idiomas y dialectos de todos los pueblos del reino. Mardoqueo lo escribió en nombre del rey Asuero, lo selló con el anillo del rey y envió las cartas por medio de mensajeros del rey, que montaban los caballos más veloces que el rey tenía.
El día trece del mes doce, es decir, el mes de Adar, el mismo día en que debían cumplirse los dos decretos del rey (día en que los enemigos de los judíos tenían esperanza de vencerlos, y sucedió todo lo contrario),
Pero los judíos de Susa siguieron dando muerte a sus enemigos el segundo día también, así que descansaron el día quince, y lo celebraron con una gran fiesta.