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Deuteronomio 26:2 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

2 deberás ofrecer al Señor en su santuario las primicias de cada cosecha. Llévalas en un canasto

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

2 entonces tomarás de las primicias de todos los frutos que sacares de la tierra que Jehová tu Dios te da, y las pondrás en una canasta, e irás al lugar que Jehová tu Dios escogiere para hacer habitar allí su nombre.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

2 coloca una parte de las primicias de cada cosecha en una canasta y llévala al lugar de adoración designado, el lugar que el Señor tu Dios elija para que su nombre sea honrado.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

2 tomarás los primeros productos de la tierra que Yavé, tu Dios, te da, los pondrás en un canasto y los llevarás al lugar elegido por Yavé, tu Dios, para morada de su Nombre.

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La Biblia Textual 3a Edicion

2 tomarás las primicias de todos los frutos del suelo que coseches en la tierra que YHVH tu Dios te da, y las pondrás en una cesta, e irás al lugar que YHVH tu Dios haya escogido para hacer habitar allí su Nombre.°

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

2 tomarás de las primicias de todos los frutos del suelo que coseches en la tierra que Yahveh, tu Dios, te va a dar, los meterás en una cesta e irás al lugar que Yahveh, tu Dios, haya elegido para que more en él su nombre.

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Deuteronomio 26:2
33 Referans Kwoze  

Un día, un hombre de Baal Salisá le llevó a Eliseo una bolsa con veinte panes de cebada, hechos con los primeros granos de la cosecha. Eliseo le dijo a Guiezi que repartiera los panes entre los jóvenes profetas para que comieran.


El pueblo respondió inmediatamente y en forma generosa con las primicias de las cosechas de trigo, de vino nuevo, aceite de oliva, miel, y de todos los frutos del campo. Ofrecieron igualmente el diezmo de todos sus ingresos. El pueblo que se había ido de Judá a las tribus del norte, y el pueblo de Judá que vivía en las provincias también trajeron los diezmos del ganado y de las ovejas, y el diezmo de las cosas dedicadas al Señor, y los pusieron en grandes montones.


En aquel día se nombraron a las personas que se harían cargo de los tesoros, las ofrendas mecidas, los diezmos y las primicias. Tendrían la tarea de recolectarlas de los campos pertenecientes a las poblaciones, como lo estipulan las leyes de Moisés. Estas ofrendas estaban destinadas a los sacerdotes y levitas, porque el pueblo de Judá los apreciaba mucho por el servicio que ofrecían.


Ellos proveyeron la leña para el altar en el tiempo propicio, y se ocuparon de los sacrificios y de las primicias de todas las cosechas. «¡Acuérdate de mí, Dios mío, y ten misericordia de mí!».


Los altares que hagan para mí deben ser sencillos altares de tierra. Sobre ellos me ofrecerán sus sacrificios, sus holocaustos y sus ofrendas pacíficas de ovejas y bueyes. Yo iré al lugar donde les pida que invoquen mi nombre, y los bendeciré allí.


»Deberán dar el diezmo de sus cosechas y de sus vinos, y el pago de rescate de sus hijos primogénitos.


»También celebrarán la fiesta de las Primicias, en la que me ofrecerán las primicias de la cosecha. Y finalmente, la fiesta de la Cosecha, cuando termine el trabajo de recolección de la cosecha.


»Llevarán a la casa del Señor los primeros y mejores frutos de sus campos. »No cocerán el cabrito en la leche de su madre.


»Cada año deberás ofrecerme los mejores frutos de las primeras cosechas, y lo traerás a la casa del Señor tu Dios. »No cocinarás el cabrito en la leche de su madre».


En aquellos días Israel era un pueblo santo, el primogénito de mis hijos. A todos los que lo perjudicaban se les culpaba gravemente, y eran castigados con mucha rigidez.


¡Porque en Jerusalén, en mi monte escogido, dice el Señor, todo Israel estará consagrado y dedicado a mí solamente! Allí yo los aceptaré, y demandaré sus ofrendas y sus más espléndidos dones.


Las primicias de los primeros frutos y de todas las ofrendas para el Señor irán también a los sacerdotes. Las primeras muestras de cada cosecha de granos también serán donadas a los sacerdotes, para que el Señor bendiga sus hogares.


No podrán vender ni cambiar ni ceder nada de esta tierra especial, porque pertenece al Señor, es exclusiva.


Pueden ofrecer pan con levadura y miel como ofrenda de acción de gracias en la época de la cosecha, pero no como ofrenda quemada.


»Si tu ofrenda es de los primeros frutos de los cereales, toma una espiga tierna, tuéstala, desmenuza el grano y preséntasela al Señor.


Cuando se consagra la parte de la masa que se le va a dar a Dios como primeros frutos, se consagra toda la masa. Si la raíz de un árbol es santa, las ramas lo son también.


Salúdenme también a las personas que se congregan a adorar al Señor en la casa de Priscila y Aquila. También a Epeneto, mi gran amigo, él fue el primero en convertirse al cristianismo en Asia.


Y no sólo gime ella, sino que también nosotros, que tenemos los primeros frutos del Espíritu, gemimos en nuestro interior mientras esperamos ansiosamente el día de nuestra adopción, es decir, el día cuando nuestros cuerpos sean liberados.


¡Pero Cristo sí resucitó! Y al resucitar se convirtió en el primero de los que resucitarán un día.


Todo, sin embargo, en su debido orden: Cristo resucitó primero; luego, cuando venga Cristo, resucitará su pueblo.


Los domingos cada uno de ustedes aparte algo de lo que ganó durante la semana, y guárdelo. Así cuando yo llegue no tendrán que empezar la colecta.


habrá otra fiesta delante del Señor tu Dios, llamada fiesta de las Semanas. Con este motivo le presentarás una ofrenda voluntaria en proporción a la bendición que el Señor tu Dios haya derramado sobre tu cosecha.


Además, los sacerdotes recibirán las primicias de las cosechas de cereales, de vino, de aceite y de lana.


»Cuando hayas entrado en la tierra que el Señor tu Dios te ha dado, y la hayas conquistado y estés viviendo en ella,


y entrégalas al sacerdote que esté de turno y dile: “Este presente es mi ofrenda de gratitud por cuanto el Señor mi Dios me ha traído a la tierra que él prometió a nuestros antepasados”.


Él quiso darnos vida por medio de la palabra de verdad, para que fuéramos los primeros frutos de su creación.


Lo podían cantar porque se mantuvieron puros como vírgenes y porque seguían al Cordero adondequiera que iba. Aquellos fueron comprados de entre la humanidad como los primeros frutos para Dios y para el Cordero.


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