El rey se dirigió a Itay, el jefe de los seiscientos guititas, y le dijo: ―¿Qué estás haciendo aquí? Vuelve y quédate con el nuevo rey, porque tú eres extranjero en Israel, y estás desterrado de tu patria. Casi acabas de llegar y no encuentro justo que te obligue a ir con nosotros quién sabe por qué lugares. Vuelve y lleva tus tropas contigo, y que el Señor sea misericordioso contigo.
La tercera parte de los soldados quedó bajo el mando de Joab; otra tercera parte, bajo el mando de Abisay (hermano de Joab, hijo de Sarvia), y la otra tercera parte, bajo el mando de Itay el guitita. El rey quería dirigir al pueblo,
David estableció su sede en la fortaleza de Sion, a la cual llamó Ciudad de David. Además, le construyó alrededor una muralla, desde Milo hasta el palacio.
Además, nombraron a otros de sus parientes, que trabajaban como ayudantes en el templo del Señor. Fueron: Zacarías hijo Jaziel, Semiramot, Jehiel, Uni, Eliab, Benaías, Maseías, Matatías, Elifeleu, Micnías, Obed Edom y Jeyel. Estos últimos eran porteros.
Sebanías, Josafat, Natanael, Amasay, Zacarías, Benaías y Eliezer, todos los cuales eran sacerdotes, formaban un grupo de trompetistas para marchar a la cabeza de la procesión. Y Obed Edom y Jehías también cuidaban el cofre.
Los nombrados fueron: Asaf, el jefe, Zacarías, Jejiyel, Semiramot, Jehiel, Matatías, Eliab, Benaías, Obed Edom y Jeyel, los cuales tocaban las arpas y las cítaras, mientras que Asaf tocaba los címbalos.