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2 Reyes 8:8 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

8-9 «Lleva un presente al varón de Dios y pídele que le pregunte al Señor si sanaré o no» —le ordenó a Jazael. Jazael llevó cuarenta camellos cargados de los mejores productos de la tierra, como presente para Eliseo, y le dijo: ―Ben Adad, el rey de Siria y servidor tuyo, me ha enviado a preguntarte si sanará.

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Biblia Reina Valera 1960

8 Y el rey dijo a Hazael: Toma en tu mano un presente, y ve a recibir al varón de Dios, y consulta por él a Jehová, diciendo: ¿Sanaré de esta enfermedad?

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Biblia Nueva Traducción Viviente

8 el rey le dijo a Hazael: «Llévale un regalo al hombre de Dios. Luego dile que le pregunte al Señor: “¿Voy a recuperarme de esta enfermedad?”».

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Biblia Católica (Latinoamericana)

8 Entonces el rey dijo a Jazael: 'Prepara un regalo y ve a ver al hombre de Dios. Pídele que consulte a Yavé para saber si sanaré de esta enfermedad'.

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La Biblia Textual 3a Edicion

8 Y el rey dijo a Hazael: Toma en tu mano un presente, y ve al encuentro del varón de Dios, y consulta a YHVH por medio de él, y pregunta: ¿Sanaré de esta enfermedad?

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

8 Dijo entonces el rey a Jazael: 'Toma contigo un regalo, vete al encuentro del varón de Dios, y consulta por medio de él a Yahveh lo siguiente: '¿Lograré sobrevivir a esta enfermedad?''.

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2 Reyes 8:8
11 Referans Kwoze  

El Señor le dijo: ―Regresa a Damasco, por el camino del desierto, y cuando llegues unge a Jazael para que sea rey de Siria.


Quien escape de Jazael, Jehú lo matará, y los que escapen de Jehú, Eliseo los matará.


―¿Por qué enviaste mensajeros a consultar acerca de tu enfermedad a Baal Zebub, dios de Ecrón? —preguntó Elías—. ¿Acaso no hay un Dios en Israel a quien consultar? Por cuanto has hecho esto, no te levantarás de esta cama; ciertamente morirás.


Ocozías, el nuevo rey de Israel, que se había caído de la terraza de su palacio en Samaria y había quedado seriamente herido, envió mensajeros al santuario del dios de Baal Zebub, dios de Ecrón, a preguntar si se recuperaría de sus heridas.


―Un hombre vino a nosotros —contestaron— y nos dijo que regresáramos ante usted a decirle: “Por qué envías a consultar a Baal Zebub, dios de Ecrón? ¿Es que no hay Dios en Israel? Por haber hecho esto, el Señor le hace saber al rey que no se recuperará de sus heridas, sino que morirá”.


―Ve y visita al profeta —le dijo el rey—. Yo te daré una carta de presentación para que se la entregues al rey de Israel. Naamán emprendió la marcha. Llevaba consigo regalos: treinta mil monedas de plata, seis mil monedas de oro y diez mudas de ropa.


Alguien le preguntó: ―Señor, ¿son pocos los que se van a salvar? Él contestó:


―Señores, ¿qué tengo que hacer para salvarme? —les preguntó suplicante, después de sacarlos de allí.


―Pero no tenemos con qué pagarle —replicó Saúl—. Aun nuestro alimento se ha acabado y no tenemos nada que darle.


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