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2 Crónicas 28:22 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

22 En este tiempo de profundos problemas, el rey Acaz aumentó sus acciones infieles contra el Señor.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

22 Además el rey Acaz en el tiempo que aquel le apuraba, añadió mayor pecado contra Jehová;

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Biblia Nueva Traducción Viviente

22 Aun durante este tiempo de dificultades, el rey Acaz siguió rechazando al Señor.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

22 Aun en el tiempo del asedio, el rey Ajaz persistió en su infidelidad a Yavé.

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La Biblia Textual 3a Edicion

22 Con todo, en el tiempo de su angustia, este rey Acaz aumentó su infidelidad a YHVH,

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

22 Mientras estaba asediado, el rey Ajaz aumentó su infidelidad a Yahveh,

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2 Crónicas 28:22
10 Referans Kwoze  

Pero a pesar de la advertencia del profeta, Jeroboán no se apartó de sus malos caminos. En vez de eso, nombró más sacerdotes de entre la gente del pueblo, para que ofrecieran sacrificios a los ídolos en los santuarios de las colinas. Todo el que quisiera ser sacerdote podía pedirle a Jeroboán que lo nombrara como tal, y él lo hacía.


Allí, finalmente, él se dio cuenta de lo que había hecho, y se humilló por completo ante Dios, y le imploró ayuda.


Ester replicó: ―¡Nuestro enemigo y adversario es este malvado Amán! Entonces Amán se perturbó delante del rey y de la reina.


Confía en mí en tus tribulaciones para que yo te libre y puedas darme la gloria.


«Miren lo que les ocurre a quienes desprecian a Dios, confían en su riqueza y se vuelven cada vez más atrevidos en su maldad».


Oh pueblo mío, ¿no han recibido suficiente castigo? ¿Por qué obligarme a azotarlos una y otra vez? ¿Es su intención ser rebeldes toda la vida? De la cabeza a los pies están enfermos, débiles y desfallecidos, cubiertos de magulladuras, verdugones y heridas infectadas, sin ungir ni vendar.


Señor, tú no aceptas sino la verdad. Castigándolos has tratado de hacer que reflexionen y sean honrados, pero no quieren cambiar. Los has arruinado, pero no escarmientan y se niegan a dejar su conducta malvada. Con el rostro como dura piedra por su terquedad, están empecinados en no arrepentirse.


Los pondrá a todos a prueba, y ¿qué suerte tendrán?, pregunta el Señor. ¡Y es que el verdugo no respetará ni a los miembros de la familia real!


Yo los abandonaré y volveré a mi hogar, hasta que ellos admitan su culpa y miren hacia mí en busca de ayuda. ¡Sí, en medio de su aflicción me buscarán!».


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