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2 Crónicas 25:8 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

8 Si permite que ellos vayan a la guerra con sus hombres, será derrotado, sin importar cuán valientes sean ni por bien que peleen ellos; porque el Señor tiene poder para ayudar y para derrotar.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

8 Pero si vas así, si lo haces, y te esfuerzas para pelear, Dios te hará caer delante de los enemigos; porque en Dios está el poder, o para ayudar, o para derribar.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

8 Si usted permite que ellos vayan a la batalla junto con sus tropas, ustedes serán derrotados por el enemigo sin importar qué tan bien peleen. Dios los derribará, porque él tiene el poder para ayudarlos o para hacerlos tropezar.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

8 Si vienen contigo, Dios te hará caer ante el enemigo, aunque tengas muchas tropas, porque Dios tiene poder para ayudar y para derribar.

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La Biblia Textual 3a Edicion

8 Si fueras con ellos a la batalla, por mucho que te esfuerces, ’Elohim te derribará delante del enemigo, porque en ’Elohim está la facultad de ayudar o de derribar.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

8 Porque, si va contigo, por mucho que te esfuerces en el combate, Dios te hará caer ante el enemigo. Dios tiene poder para ayudar y para derribar'.

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2 Crónicas 25:8
25 Referans Kwoze  

¡te doy la sabiduría y el conocimiento que has pedido! ¡Y también te daré riquezas, bienes y honores como ningún rey antes de ti los ha tenido! ¡Jamás habrá otro rey tan grande en todo el mundo!


Asá clamó al Señor su Dios, y le dijo: «Señor, ¡nadie más puede ayudarnos, sino tú! Estamos aquí impotentes delante de esta multitud tan poderosa. ¡Señor Dios nuestro, ayúdanos! Porque confiamos en que tú puedes rescatarnos, y en tu nombre atacaremos a esta muchedumbre. ¡No dejes, Señor, que ningún ser humano se levante contra ti!».


Cuando llegó a la presencia del rey, este le dijo: ―Micaías, ¿debemos ir a la guerra en contra de Ramot de Galaad o no? Y Micaías le respondió: ―¡Claro que sí! ¡Vayan y obtendrán una gloriosa victoria!


«Señor, Dios de nuestros padres, único Dios en todos los cielos, gobernador de todos los reinos de la tierra, tú eres fuerte y poderoso. ¿Quién puede prevalecer delante de ti?


Dios lo ayudó, no solamente en esta guerra contra los filisteos, sino también en sus batallas contra los árabes de Gur Baal y contra los amonitas.


Pues aunque él hiere, venda y vuelve a sanar.


Y Dios no depone su ira. Ante él se doblega el orgullo del hombre.


Algunas naciones se vanaglorian de sus ejércitos y armamento; pero nosotros nos gloriamos en el Señor nuestro Dios.


A Dios pertenece la tierra. Suyo es cuanto ser habita en el mundo.


Desbarata los planes de todas las naciones, y frustra todos sus proyectos.


Ni el ejército mejor equipado puede salvar a un rey, porque no basta la mucha fuerza para salvar al guerrero.


Una cosa ha dicho Dios, y dos veces lo he escuchado: Que el poder, oh Dios, solo a ti te pertenece;


Has hecho que su espada no sirva para nada y te has negado a darle ayuda en la batalla.


La bendición del Señor trae riquezas, sin que con ellas traiga tristeza.


Joven, la juventud es un tesoro. ¡Disfruta cada minuto de ella! ¡Haz cuanto se te antoje! Pruébalo todo, pero sabe que tendrás que rendirle cuentas a Dios de cuanto hagas.


Volví a mirar por toda la tierra y descubrí que no siempre el más veloz gana la carrera, ni el más fuerte la batalla; que los sabios suelen ser pobres y los hombres diestros no son por fuerza famosos; todo es cuestión de suerte; de estar en el sitio adecuado en el momento oportuno.


El futuro esplendor de este templo será mayor que el del primero, porque tengo abundancia de plata y de oro para hacerlo. En realidad, todas las riquezas del mundo me pertenecen. Y será este el lugar desde donde estableceré mi paz y seguridad. Lo digo yo, el Señor Todopoderoso».


Cuando volvió a los discípulos les dijo: «Duerman, descansen…, pero no, ha llegado la hora. Me van a entregar en manos de los pecadores.


Recuerda siempre que el Señor tu Dios es el que te da el poder para obtener las riquezas, y él lo hace para cumplir la promesa hecha a tus antepasados.


Por eso, mi Dios les dará todo lo que necesiten, conforme a las gloriosas riquezas que tiene en Cristo Jesús.


«Yo venceré a los madianitas con estos trescientos hombres —dijo el Señor a Gedeón—; envía a los demás a sus casas».


―Vamos a donde están esos paganos —dijo Jonatán a su escudero—. Quizás el Señor haga algo por medio nuestro. Para él no hay diferencia en salvar con muchos o con pocos.


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