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1 Tesalonicenses 2:6 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

6 Nunca hemos buscado que nos rindan honores, ni ustedes ni nadie.

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Biblia Reina Valera 1960

6 ni buscamos gloria de los hombres; ni de vosotros, ni de otros, aunque podíamos seros carga como apóstoles de Cristo.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

6 En cuanto a elogios humanos, nunca los hemos buscado ni de ustedes ni de nadie.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

6 Tampoco buscamos que la gente nos rindiera honores, fueran ustedes u otros,

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La Biblia Textual 3a Edicion

6 ni buscamos gloria de hombres; ni de vosotros ni de otros,

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

6 Jamás buscamos la gloria humana: ni la vuestra ni la de los demás.

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1 Tesalonicenses 2:6
24 Referans Kwoze  

La fiesta duró seis meses, con un despliegue enorme de las riquezas y las glorias del imperio.


y se jactó delante de ellos acerca de su riqueza, de sus muchos hijos, y de cómo el rey lo había honrado y lo había convertido en el hombre más poderoso del reino, después del mismo rey.


Así como comer mucha miel es malo, también es malo que los hombres busquen su propia gloria.


e iba diciendo: «¡Miren qué gran ciudad es Babilonia! Yo, con mi propio poder, he construido esta hermosa ciudad como mi residencia real y como capital de mi imperio».


Preferían recibir honores de los hombres y no los honores que proceden de Dios.


»Yo no acepto la gloria de los hombres,


¿Cómo van a creer, si unos a otros se rinden gloria pero no buscan la gloria del Dios único?


El que habla por su cuenta busca su propia gloria. Por el contrario, el que busca la gloria del que lo envió es una persona justa y dice la verdad.


Y el primer hombre, Adán, no fue hecho para Eva, sino ella para beneficio de Adán.


Les he escrito esta carta con la esperanza de que cuando los visite no tenga que ser duro y usar mi autoridad. Quiero emplear la autoridad que me confirió el Señor para ayudarlos a madurar y no para destruirlos.


Nosotros no predicamos acerca de nosotros mismos; anunciamos que Jesucristo es el Señor. Lo único que decimos de nosotros es que somos siervos de ustedes por amor a Jesús.


Como han visto, no estoy tratando de ganármelos ni de quedar bien con ustedes. Al único que trato de agradar es a Dios. Si todavía buscara agradar a los hombres, no sería siervo de Cristo.


No dejemos que la vanidad nos lleve a tener celos y enemistades entre nosotros.


Lo curioso es que ni siquiera los que están circuncidados guardan la ley, pero quieren que ustedes se circunciden para luego jactarse de que ustedes hicieron lo que ellos querían.


Recuerden, hermanos, cómo trabajamos y nos fatigamos por anunciarles el evangelio de Dios. De día y de noche trabajamos para no serle una carga a nadie.


Los ancianos que cumplen bien con su deber en la iglesia, especialmente los que se dedican a predicar y enseñar, deben ser doblemente apreciados y recompensados.


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