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1 Reyes 22:31 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

31 El rey de Siria había dado orden a sus treinta y dos comandantes de los carros de guerra que concentraran los ataques contra el rey Acab.

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Biblia Reina Valera 1960

31 Mas el rey de Siria había mandado a sus treinta y dos capitanes de los carros, diciendo: No peleéis ni con grande ni con chico, sino solo contra el rey de Israel.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

31 Mientras tanto, el rey de Aram había dado las siguientes órdenes a sus treinta y dos comandantes de carros de guerra: «Ataquen solo al rey de Israel. ¡No pierdan tiempo con nadie más!».

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Biblia Católica (Latinoamericana)

31 El rey de Aram había dado esta orden a sus treinta y dos jefes de carros: 'No ataquen a ningún chico ni grande, sino sólo al rey de Israel'.

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La Biblia Textual 3a Edicion

31 Pero el rey de Siria había ordenado a sus treinta y dos capitanes de los carros que tenía, diciendo: No luchéis contra pequeño ni contra grande, sino sólo contra el rey de Israel.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

31 Por su parte, el rey de Aram había dado esta orden a los treinta y dos jefes de sus carros: 'No ataquéis a ninguno, ni chico ni grande, sino sólo al rey de Israel'.

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1 Reyes 22:31
10 Referans Kwoze  

Después dejaron ciegos a los hombres que estaban allí —desde el más joven hasta el más viejo—, de modo que no pudieron encontrar la puerta.


Caeré sobre él mientras está cansado y desanimado. Él y todos los que están con él serán presa del pánico, y saldrán huyendo. Yo mataré solamente al rey y dejaré con vida a todos los demás, de modo que no les quedará más remedio que unirse a usted y servirle.


Ben Adad, de Siria, movilizó su ejército para ir a sitiar a Samaria, la capital de Israel. Para esto contó con el apoyo de treinta y dos reyes amigos, con sus carros de combate y sus caballos.


Hacia el mediodía, cuando Ben Adad y los treinta y dos reyes aliados estaban bebiendo y se habían embriagado, salieron los primeros hombres de Acab de la ciudad.


Sólo que esta vez hay que poner gobernadores en vez de reyes.


Cuando vieron a Josafat con sus vestiduras reales, pensaron: «Este es el hombre que buscamos». Entonces lo rodearon para atacarlo. Pero cuando Josafat gritó pidiendo ayuda, ellos dejaron de perseguirlo.


Por su parte, el rey de Siria había dado orden a sus jinetes y cocheros de cumplir estas instrucciones: «¡Despreocúpense de los demás y concéntrense en atrapar al rey de Israel!».


Tanto los grandes como los pequeños morirán en esta tierra, insepultos y sin haber quien los llore. Sus amigos no se harán heridas ni se raparán la cabeza en señal de dolor, como es la costumbre.


Para colmo, se habían llevado a todas las mujeres y niños.


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